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Bruselas estudia la reducción de ayudas a los grandes terratenientes

2.180 explotaciones perciben más de 300.000 euros al año cada una

Gabriela Cañas

La mayor parte de los agricultores europeos recibe cada año en ayudas entre 5.000 y 50.000 euros procedentes de la Política Agrícola Común (PAC). Junto a ellos hay, sin embargo, una élite de terratenientes, 2.180 en total en la UE de 15 países, que perciben más de 300.000 euros al año. Un estudio publicado en Francia señala que se podría reducir un 25% la factura agrícola sin graves perjuicios.

Un análisis del Centro de Estudios de Políticas Europeas destaca esta anomalía, asegura que parte del no francés a la Constitución se debe a la PAC y señala que se podría reducir la factura agrícola en un 25% perjudicando a una mínima parte de los agricultores que son "millonarios". El Centro de Estudios de Políticas Europeas (CEPS, en sus siglas inglesas) sugiere en un estudio publicado ayer que la PAC debería reformarse para evitar tal desigualdad y, de paso, ahorrar mucho dinero al presupuesto de Bruselas, que invierte el 46% del total en Agricultura.

En el caso francés, alega el CEPS (grupo formado por altos ejecutivos de las finanzas europeas), privar de las ayudas al elitista grupo que percibe más de 100.000 euros al año representa el 5% del total no sería muy perjudicial para ellos, pues "son los que tienen las más grandes y eficientes explotaciones".

En el caso español, la desigualdad es aún mayor, como han demostrado sendos estudios del Ministerio de Agricultura y de Intermón Oxfam. Los datos de la Comisión Europea (referentes a 2001) demuestran que en España hay más latifundistas que en Francia (190 sobre 30) que reciben más de 300.000 euros cada año de las arcas de Bruselas. Como aseguraba en abril Agricultura, en España son sólo el 1% de los agricultores los que se llevan el 25% de las ayudas.

Debate abierto

Todos estos estudios aportan ideas al debate abierto por Tony Blair, próximo presidente de turno de la UE, que ha sugerido la necesidad de reformar por completo el presupuesto comunitario reduciendo el gasto agrícola a favor de las políticas que promuevan la competitividad, como la investigación y el desarrollo (I+D). La proporción de latifundios con millonarias subvenciones agrícolas se dan, sin embargo, en mayor medida en Reino Unido y Alemania. Por eso ambos países rechazaron la primera idea del ex comisario de Agricultura Fischler de limitar las ayudas a un máximo de 300.000 euros por explotación.

El acuerdo de 2002 de congelar el presupuesto de la PAC, unido a la reforma de 2003, obliga a reducir paulatinamente las ayudas agrícolas, pero en la propuesta que los líderes europeos negociaron en la última cumbre europea de este mismo mes se mantenía casi en los mismos términos la proporción del gasto agrícola en el total comunitario. Dinamarca, Suecia, Holanda y, sobre todo, Reino Unido rechazaron el acuerdo por considerar que aportan demasiado a las arcas comunitarias sin percibir a cambio tantas ayudas (estructurales y agrícolas) como los demás.

Frente a los ataques contra la PAC, la Comisión Europea teme que esta nueva corriente de opinión acabe con la única política común que hay realmente en Europa a cambio de nada y alega que la reforma de 2003 legitimó las ayudas, nacidas en principio para garantizar el autoabastecimiento de una Europa arrasada por las guerras. Con esa reforma, las ayudas se otorgan a cambio de mantener el tejido rural, preservar el medio ambiente y producir productos de calidad.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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