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Reportaje:

Verano, temporada de colonias

279.000 niños disfrutan de convivencias y 'casals' durante las vacaciones estivales

Verano. Acaba el curso y la escena se repite. Como ayer. Autocares con los maleteros abiertos, montones de mochilas, sacos de dormir y maletas de ruedas -los tiempos cambian-, monitores pasando lista, niños con gorra de visera y cara de emoción y padres aconsejando aquello de "come" y "pórtate bien", para luego despedirse con un "pásatelo muy bien". Por delante aguardan entre 10 y 15 días de colonias de verano, una actividad que arrancó ayer y por la que optan decenas de miles de familias catalanas.

Sólo la Fundació Pere Tarrés y la Fundació Catalana de l'Esplai llevarán de colonias hasta el mes de septiembre a 18.000 niños de entre 6 y 16 años. Una cifra a la que se puede agregar la oferta de la Generalitat de Cataluña y ayuntamientos como el de Barcelona, que suman actividades para un total de 226.000 jóvenes, incluyendo los casals, cuyo primer turno también comenzó ayer en escuelas y equipamientos deportivos. En total, la oferta es de 279.000 plazas.

Colonias y 'casals' son un respiro para los padres en los largos descansos escolares

Las colonias son ante todo una "escuela de convivencia, un espacio donde los niños conviven en la naturaleza, aprenden a compartir, a implicarse en tareas domésticas y de grupo y a vivir bien pero de forma austera, sin las comodidades de casa, la tele, la Playstation o chucherías a mano, por ejemplo". Quien habla es el director de Servicios Educativos de la Fundació Pere Tarrés, Joan Segarra.

Los teléfonos móviles tampoco tienen lugar en las colonias. Es más. "Están prohibidos", subraya Segarra. Y aun así, explica, se ha dado el caso de padres que esconden el móvil en la bolsa de sus hijos para que les llamen a escondidas por la noche. "Hoy en día nadie está acostumbrado a no saber nada de alguien durante 11 días", argumenta el director de Servicios Educativos de la Fundació. Para evitar situaciones desagradables, como la de padres llamando a las casas de colonias, y aprovechando las nuevas tecnologías que tanto añoran los mayores, la institución les mantiene informados durantelas convivencias a través de su página en Internet.

Igual que ocurre con los móviles, algunos padres hacen oídos sordos a otras indicaciones. Como la cantidad de ropa y más ropa que luego no se utilizará metida en rígidas maletas que los enanos arrastran a duras penas. "¡Mira que les decimos que cinco camisetas bastan, que ya lavaremos a mano, y que hay que venir con mochila!", exclamaba ayer una monitora junto a una hilera de equipaje que parecía salido de un mostrador de facturación de aeropuerto.

En una sociedad que hace malabarismos para conciliar la vida laboral y familiar -y más que nunca durante las largas vacaciones escolares-, las colonias y casals son también un respiro para los padres. Tanto si les libra del rompecabezas de dejarles con canguros o abuelos, como si, sin reparo, utilizan la ausencia para tomarse también ellos unos días de fiesta.

Es lo que harán Julia y Xavier, y Francesc y Maria del Mar, dos parejas cuyas cuatro hijas se marcharon ayer a Tiana, como unas castañuelas, en el primer turno de colonias de la Fundació Pere Tarrés. "Confiamos en la entidad y estamos tranquilos hasta tal punto que también nosotros nos vamos unos días para disfrutarlos solos", explicaban ayer a pie de autocar.

Los destinos elegidos, Lanzarote y Formentera, revelan el cansancio que acumulan y que el plan consiste, exactamente, en reposar alejados de barullo de la ciudad y los niños. En un plano más reflexivo, Francesc recordaba a pie de autocar la utilidad de las colonias para los niños. "El año pasado nuestra hija volvió más fuerte", aseguraba, "después de 11 días de tenerse que buscar la vida sin los padres, que todo lo solucionamos".

Para garantizar que todas las familias que lo deseen puedan llevar a los niños de colonias o apuntarles a un casal, la Fundació Catalana de l'Esplai dedica 41.000 euros a becas, informa Glòria Ayuso. Y es que según cálculos del responsable de comunicación de la entidad, Josep Maria Valls, un mes de actividades puede costar entre 500 y 900 euros por niño. Diferentes departamentos de la Generalitat de Cataluña también se implican en costear estas actividades, y destinan un millón de euros a becas.

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