Deconstruido
Ajeno a la vistosa luna menguante que a él le quedaba a su derecha, el californiano Beck demostró en el cierre de Metro Rock ser un artista aún en crecimiento, a pesar de los años que ya lleva en el candelero. Lleva mucho tiempo recibiendo todo tipo de elogios, pero viendo cómo evoluciona día a día, parece que todavía no ha alcanzado su plenitud musical. Verle en directo es intuir un montón de cosas. Es como si dejara abiertos miles de caminos para explorar y él sólo estuviera proponiendo pequeñas incursiones. Se viene especulando que Beck es algo así como el beatle del siglo XXI; por eso, si se afirma que es un genio, no se peca de voluntarista ni de alucinado.
Para alucinado, el show que montó la noche del sábado junto al lago del Parque Juan Carlos I. Está tan seguro de lo que hace que no ejerce de estrella y deja que sean algunos de sus acompañantes los que se luzcan con vistas a la galería. A su lado baila un enloquecido artista con una pandereta, que a veces baila break dance, otras aporrea la batería, acompaña con el banjo a Beck o se echa al hombro un enorme loro (receptor portátil de radio) de los muchos que ha dispuesto el jefe alrededor del escenario. Y ésa es otra: lo visual que resulta todo el espectáculo. En las pantallas a su espalda se proyectan trepidantes imágenes urbanas, cielos estrellados...; sobre la tarima, se ven más baterías que de costumbre y Beck, aunque es discreto, brilla con luz propia en ese batiburrillo bien tocando la guitarra, el banjo, la pequeña batería que hay a su lado, dándole a las programaciones electrónicas o haciendo scratch (rápidos movimientos hacia delante y atrás) sobre el tocadiscos. No hay estilos que definan a Beck. Tiene su propio lenguaje, producto de la deconstrucción de géneros.
Beck
Segunda jornada y cierre Festival Metro Rock 2005. Programa: Beck, Siniestro Total, Morcheeba, Sunday Drivers, La Buena Vida, Savia, Josele Santiago, Def Con Dos y otros. Parque Juan Carlos I. Madrid, 25 de junio.
El público había aplaudido a lo largo de la tarde a Morcheeba, con su nueva vocalista, La Buena Vida o Sunday Drivers, y casi igual al que a esa misma hora, en otro escenario medio kilómetro lejos, vitoreaba a Siniestro Total en un festival que en su segunda edición al aire libre ha logrado consolidarse como uno de los de más futuro de cuantos se hagan de rock en Madrid.
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