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Reportaje:

Menos deuda y más crédito en Repsol

Renuncia a ascender entre las grandes y se centra en actividades donde tiene ventajas competitivas

La deuda ha dejado de ser el problema número uno de Repsol y ha cedido su puesto a la escasez de reservas. La petrolera ha abandonado pasados delirios de grandeza y aspira con su nuevo plan estratégico a explotar al máximo sus ventajas competitivas en refino, en gas y en España y Latinoamérica, al tiempo que dedica fuertes inversiones a su flanco más débil: la exploración y producción de crudo.

La fuerte reducción de la deuda, que ha pasado de 20.000 a 5.000 millones en cuatro años, explica en parte que su coste medio ascienda al 5,40%

Las previsiones de Repsol YPF cuadran a fuer de conservadoras, según los analistas. Con el precio actual del barril de crudo y los márgenes que se están dando en la industria del refino las previsiones que figuran en su plan estratégico 2005-2009 (véase el cuadro adjunto) van a quedar rebasadas. El presidente del grupo, Antonio Brufau, lo reconoce y adelanta, incluso, que el exceso que se produzca sobre los resultados previstos podría destinarse a aumentar la retribución del accionista.

La deuda, que el plan prevé reducir a 3.000 millones desde los 5.000 millones actuales en un lustro, ha pasado a un segundo plano en las preocupaciones de los inversores y el botón de muestra es la reciente mejora en la calificación de su riesgo por Moody's. La agencia internacional ha elevado su rating a Baa1 desde Baa2 debido, según dice, al sólido perfil financiero que ha adquirido, a su estrategia de diversificación de activos sustentada en la fuerte generación de caja producida por los negocios de refino y marketing en España, y a la mejora gradual de sus operaciones en Argentina. Moody's, que valora positivamente el plan estratégico de la petrolera. Adelanta una posible mejora de sus notas a Repsol en el medio plazo.

El coste medio de la deuda bruta de Repsol, a 31 de diciembre y según fuentes de la compañía, se situó en el 5,40%, "un porcentaje que no es espectacular", pero hay que tener en cuenta que buena parte del peso en la fuerte reducción del importe de la deuda en los últimos años ha recaído en la contraída a interés variable y a plazos cortos, que siempre es más barata que la fija y a plazos largos, pero que también es la más susceptible de modificaciones en las condiciones inicialmente aceptadas". Por ello, en la actualidad, el 90% de su deuda está a tipos fijos.

La deuda está contraída en dólares en un 75% de su importe, dicen en Repsol, "porque aplicamos un mecanismo de cobertura de activos y procuramos que el porcentaje de financiación en dólares sea similar al de nuestros activos que generan caja en esa moneda".

Las condiciones de emisión que goza la petrolera en estos momentos, dicen sus responsables, son para un plazo de cinco años alrededor de un 3% en euros y de un 4,60% en dólares.

Bandas de fluctuación

El plan estratégico fija como objetivo una banda de fluctuación de la deuda neta sobre el capital empleado del 20% al 30%, y de la deuda neta más preferentes sobre capital empleado, del 35% al 45%. Dados los ingresos de caja que esta teniendo el grupo podrían rebasarse pronto esas bandas, "pero creemos que son las idóneas y que hay que mantener siempre un cierto nivel de deuda para optimizar el coste del capital", dicen en Repsol.

Las dudas de los expertos y del mercado sobre Repsol YPF son hoy otras distintas a la magnitud y el riesgo de su deuda, y tienen más que ver con la escasa ambición, a su entender, de los planteamientos hechos públicos por sus responsables; su todavía excesiva dependencia de América Latina; y la constante disminución de sus reservas de crudo. En los últimos años, el grupo hispanoargentino ha optado por reducir endeudamiento (llegó a contabilizar 20.000 millones en 2000) y por retribuir al accionista en detrimento de la inversión en busca de yacimientos, por lo que ha bajado dramáticamente su tasa de reposición de reservas. En 2004, Repsol sólo repuso el 33% del petróleo y el gas extraído, lo que significa que con los actuales ritmos de producción se quedaría sin recursos energéticos en 12 años.

Aunque el nuevo plan se orienta a cambiar esta situación, señalan en Urquijo Bolsa, "parece que los niveles de producción y de la tasa de reposición de reservas aún van a ser los más pobres del sector en los próximos ejercicios". El plan mantiene una gran concentración de negocio en América Latina, agregan otros analistas, y fija un ritmo de crecimiento de la producción anual del 2,5% frente al 5% del plan 2003-2007.

Responsables de la petrolera insisten, sin embargo, en que el plan estratégico no es conservador, aunque reconocen que va a ser rebasado en todas o en la mayor parte de sus previsiones económicas.

La razón, argumentan, es que las previsiones se han elaborado a partir de la hipótesis de un precio medio de 25 dólares el barril de crudo, que es el baremo que utilizan todas las petroleras en su presentación de previsiones a los analistas y que facilita a éstos y al mercado la comparación entre compañías y el seguimiento del cumplimiento de los objetivos. Los propios analistas van corrigiendo y actualizando en sus informes sobre las compañías las previsiones en función de la evolución real del precio del barril y del dólar.

En Repsol, en concreto y según fuentes de la compañía, una variación de un dólar en el precio del barril tiene una repercusión de unos cien millones de euros en sus cuentas. Una estimación hecha desde el umbral de unos 25 dólares por barril. Con el barril a casi 60 dólares, la repercusión sera algo menor por el efecto de unos mayores impuestos. En cuanto al dólar, Repsol tiene una sensibilidad de unos 300 millones en su resultado a una fluctuación del 10% en su cotización.

"Lo relevante en los planes estratégicos en las compañías de nuestro sector", señalan en Repsol, no es tanto la exactitud de las previsiones numéricas como "la dirección que marcan esas previsiones sobre el camino que va seguir en sus negocios, en sus inversiones y en sus fuentes de ingresos".

Valores diferenciales

En el caso de Repsol, el plan deja claro que no está entre sus prioridades el ascender puestos en el listado de grandes petroleras, "sino en hacerlo bien y crecer y crear valor para el accionista en las actividades donde tenemos ventajas competitivas, downstream

[refino, tratamiento, fraccionamiento, distribución y comercialización de los productos] y gas, y en los mercado donde también tenemos ventajas por la explotación integral de todo el ciclo del crudo como Argentina-Brasil-Bolivia y España. Al tiempo intentamos desarrollar el área de exploración y producción que es donde estamos más débiles. De hecho, a este área va el 54% de las inversiones previstas en el plan".

El plan recoge desinversiones en activos no estratégicos por 1.500 millones y una reducción de costes de 1.200 millones.

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