Desconcierto
Como profesores del instituto de enseñanza secundaria Carpe Diem de Chinchón (Madrid), queremos expresar nuestro desconcierto ante el modo como se han resuelto las reclamaciones que han presentado algunos alumnos de 2º de Bachillerato de nuestro centro en relación con su calificación obtenida en la materia de matemáticas.
Si bien es cierto que aún no conocemos la justificación que esperamos, que pronto ofrecerá el servicio de inspección, creemos que, en principio, resulta extraño que todas ellas hayan sido resueltas favorablemente, a pesar de tratarse de casos muy diferentes, y, sobre todo, si se tiene en cuenta que, al parecer, un alumno ni siquiera presentó su correspondiente reclamación a través del instituto, otro lo hizo fuera de plazo y algunos de ellos habían dejado al menos un examen prácticamente sin realizar.
Por otra parte, nos parece difícilmente comprensible que, en cambio, haya sido desestimada la reclamación de un alumno que, quizás a causa de su admirable honestidad y sentido de la justicia, la presentó, aconsejado por el profesor, sólo cuando supo con sorpresa que compañeros con calificaciones inferiores a la suya habían sido aprobados.
No obstante, confiamos en que la inspección también explique a su tiempo los motivos de esta decisión, aunque suponemos que probablemente sean que dicho alumno no se ha ajustado rigurosamente al procedimiento legalmente establecido. De todas formas, si así fuese, ¿no hubiera sido lo coherente desestimar igualmente las otras reclamaciones que no cumplían las condiciones requeridas? Debido a todas estas circunstancias, quisiéramos que las medidas adoptadas fueran a su vez examinadas por otros servicios de inspección que no perteneciesen a nuestra zona.
Por supuesto, reconocemos sin ninguna objeción el derecho que tienen los alumnos a reclamar en caso de que tengan motivos suficientes para creer que su calificación no responde a los criterios de evaluación establecidos. Más aún, consideramos que es absolutamente necesario que exista esta posibilidad para garantizar totalmente el derecho del alumno a ser evaluado adecuadamente. Sin embargo, también pensamos que se trata de un último recurso de carácter casi extraordinario, porque, aunque sea posible, resulta poco probable que todos o la mayoría de los profesores de un mismo departamento didáctico se equivoquen a la hora de evaluar un conjunto de pruebas y ejercicios.
Queremos creer que el servicio de inspección es plenamente consciente de que, en estos asuntos, una decisión errónea puede tener consecuencias muy negativas para el funcionamiento de nuestro centro.
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