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Malú canta al amor entre la balada y la copla moderna

Las 11 canciones del nuevo álbum inciden en ese sentimiento como el motor de su vida

Con sólo 23 años, Malú atesora media docena de discos de los que ha logrado vender más de un millón de ejemplares. Su debú en 1998 con Aprendiz, que incluía canciones de Alejandro Sanz y Pedro Guerra, la situó de golpe en el panorama de cantantes famosas, sin reparar mucho en que era hija del cantaor Pepe de Lucía, y, por ende, sobrina del gran Paco de Lucía. Su nombre artístico da titulo a su reciente disco.

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"No hay más pretensión en haberle llamado con mi nombre que el de reconocer que es un disco muy especial, donde me muestro tal y como soy y en el que he controlado todo el proceso de elaboración", sale al paso Malú cuando se le insinúa si ya se ve suficientemente célebre como para no llamar a su nuevo álbum de otra manera. Sin querer, surge la peligrosa y equívoca palabra "madurez": "Si hablamos de una madurez de 23 años. Por lógica, he madurado desde que empecé con 15 años hasta ahora. Tengo la sensación de total responsabilidad; de esa seguridad que da el asentamiento de una carrera. No sé lo que haré de aquí en adelante, pero este disco señala una etapa diferente a las anteriores. Antes sólo era una pieza dentro de una bola que rodaba, ahora soy yo la que maneja esa bola".

Las 11 canciones del nuevo álbum abundan en el amor como motor de su vida, que Malú asegura haber elegido sin fijarse para nada en sus autores. "De manera inconsciente, y eso me he dado cuenta después, cada canción expresa una manera distinta de referirse al amor". Apasionada y desgarrada, Malú las interpreta entre la balada pop aflamencada y la copla moderna con algún deje rumbero. A excepción de David Santiesteban, no hay nombres de relumbrón en la nómina de compositores del nuevo disco: "No quería saber de quién eran cuando las escuché porque sin querer podía condicionarme". Malú sólo conocía el autor de Perdida, con la que se cierra el álbum: su propio hermano José de Lucía. "Sabía que había hecho canciones para otros artistas, pero nunca había escuchado nada de él, así que cuando me la mostró, me quedé alucinada. Puede ser muy triste, pero es muy bonita", confiesa.

Además de en su nuevo disco, Malú también ha dejado su vena racial en el reciente homenaje a Serrat. Su apasionada recreación de Pueblo blanco se llevó el gato al agua hace unos días frente al propio autor y con José Luis Rodríguez Zapatero de testigo. Pero a ella le inquieta más su propia carrera: "Siento como grandes canciones las que recoge el álbum. Reflejan mi etapa actual. No sé si alguna vez me atreveré a incluir mis temas. Ya he compuesto algunas, pero aún no me parecen adecuadas para ser grabadas".

Malú, durante el concierto del jueves en Madrid.
Malú, durante el concierto del jueves en Madrid.EFE

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