Ivanovic echa una mano al Madrid
El conjunto de Maljkovic fuerza el quinto y definitivo partido para decidir el domingo el título de campeón de la Liga ACB
El Madrid no se rinde. No podía ser de otra forma cuando se trata de un equipo que, a pesar de sus enormes lagunas técnicas, con un déficit de talento evidente en alguna posición fundamental como el base, ha sido capaz de llegar al último partido de la temporada gracias sobre todo a su constancia en el esfuerzo. También ayudó Dusko Ivanovic, que en la protesta de un falta personal señalada a Vidal cuando restaban algo más de dos minutos y el desenlace se había vuelto incierto (69-65) fue castigado con dos técnicas y expulsión. No era un momento cualquiera, ni mucho menos. El Madrid andaba con la camisa que no le llegaba al cuerpo. En uno de sus típicos cierres de partido, veía cómo se habían volatilizado los 16 puntos de ventaja con los que afrontó la zona de definición, y cada minuto que pasaba los nervios y los errores aumentaban. Daba igual que Scola estuviese en el banquillo con cinco faltas desde el primer minuto del último cuarto. Tampoco importaba la nula aportación de Macijauskas, que después de su extraordinaria actuación en el primer partido de la final se ha ido diluyendo como un azucarillo. En eso el Madrid no hace distinciones y es capaz de complicarse él solito un partido por mucho viento que tenga a su favor. Las consecuencias de la insistencia de Ivanovic en la protesta fueron definitivas. Bullock tuvo que realizar la serie más larga de tiros libres consecutivos de su vida, y de los seis enchufó cinco. Total, que de ver el toro a medio metro y con un temblor de piernas que se estaba ya contagiando al respetable, el Madrid pudo respirar tranquilo, pues la ventaja alcanzada (74-65), con el tiempo restante, era imposible de tirar por la borda. Imperdonable el error del técnico del Tau, pues eligió el peor momento para descargar la presión sobre un árbitro que, todo hay que decirlo, aguantó lo suyo hasta decidirse a mandarle al vestuario.
REAL MADRID 88 - TAU CERÁMICA 82
Real Madrid: Sonko (7), Reyes (15), Hervelle (3), Bullock (23), Hamilton (14) -cinco inicial-; Fotsis (5), Herreros (5), Bueno (0), Gelabale (4), Larrañaga (1) y Burke (11).
Tau: Scola (16), Macijauskas (11), Calderón (15), Vidal (13), David (4) -cinco inicial-; Prigioni (5), Hansen (9), Splitter (2), Gabini (5) y Betts (2).
Árbitros: Ramos, Maza y Guirao. Expulsaron a Ivanovic (m. 38) con dos técnicas por protestar y excluyeron a Scola (m. 34), Splitter (m. 38), Sonko (m. 39), Hansen (m. 40) y Calderón (m. 40) por personales.
14.500 espectadores en el Palacio Vistalegre.
4º CUARTO 28-36
3º CUARTO 23-11
2º CUARTO 22-16
1º CUARTO 15-19
El técnico del Tau eligió el peor momento para descargar la presión sobre los árbitros
Finalmente el partido se lo llevó el más necesitado y también el que lo deseó más durante casi toda la tarde. Después de un inicio que escenificó la continuación del tercer encuentro, con Scola martilleando y el Madrid descolocado, los locales decidieron ir a por el partido apelando a su bien más preciado. La entrega, la lucha, la pelea sin tregua. Mezclados, por supuesto, con cierta anarquía, pues el Madrid en río revuelto pesca mejor. El Tau controlaba eficazmente a Bullock, aunque el norteamericano, cada vez que le dejaban, la clavaba. Fueron sólo tres antes del descanso, pero se notaba que el mayor talento madridista andaba fino. Tapado su mejor anotador, el Madrid sufría, pero encontraba una vez más alivio en los rebotes ofensivos, que los atrapaba una y otra vez. En ese terreno nadie mejor que Felipe Reyes. El internacional representa como ninguno a este Madrid. Duro, intenso, peleón, pero con un importante déficit de criterio para hacer lo correcto en cada momento. Aún así, el desánimo no entra en su diccionario y al final recoge en forma de puntos y rebotes todo lo sudado.
El encuentro pareció resolverse en el tercer cuarto, cuando explotó el Madrid. Fue irse Scola con la cuarta falta al banquillo en el minuto uno de la reanudación y el Tau entró en shock. Por primera vez en esta final fue arrollado completamente por el Madrid. Incapaz de superar la defensa blanca, perdiendo balones impensables que eran coronados por contraataques madridistas tan deficientemente llevados como finalmente efectivos, parecía que ya se podían abrir las taquillas del Buesa Arena para el quinto choque (58-42, minuto 8 del tercer cuarto). Pero apareció Calderón, enchufó dos triples y los fantasmas se dejaron ver por Madrid. Cuesta abajo y sin frenos andaban los de Maljkovic cuando Ivanovic decidió reventar. Mal asunto siempre dejarse llevar por los nervios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.