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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La utopía de aparcar

Nadie sabe llevar tan al límite de lo esperpéntico y lo anormal los sucesos más simples de la vida doméstica como Martin Parr (Epson, Surrey, 1952). Ahora, el británico lo subraya con su nueva colección Parking Spaces (integrada en el programa de PhotoEspaña) que forma parte de un proyecto más amplio donde intervienen varios artistas, genéricamente llamado Viaje alrededor de mi casa. En total son siete exposiciones de ocho artistas, todas en el Círculo de Bellas Artes: las de Francesco Jodice y Kal Karman, Satoshi Minakawa, David Spero, Miguel Trillo, Guy Tillim, Bertien van Menen.

Entre ellos destaca Parr y lo hace porque interpreta visualmente el coche como la extensión de una vivienda. El argumento de la muestra es la vida de un ciudadano desesperado que intenta aparcar en distintos espacios de una ciudad cualquiera. El autor ha retratado las más variadas situaciones sobre esta temática argumental, algunas de ellas en aparcamientos ubicados en más de 28 países. Durante largos periodos ha seguido a quienes buscaban un hueco para aparcar en una calle cualquiera de Rusia, entre los canales de Amsterdam o bien junto a las ruinas urbanas de un edificio bombardeado en Beirut. Da igual el lugar.

MARTIN PARR. VIAJE ALREDEDOR DE MI CASA

Sala Goya

Círculo de Bellas Artes

Alcalá, 42. Madrid

Hasta el 3 de julio

Parr muestra sus múltiples

relaciones con el medio; primero, las de un profundo conocedor del documentalismo fotográfico, a lo que hay que añadir el hecho de que sus registros tienen bastante de la peculiar forma de ver la realidad de la escuela de la agencia Magnum (de cuyo comité forma parte desde 1994), en clave revitalizada. A esto hay que sumar su amplia actividad como editor y comisario de exposiciones.

Las instantáneas de la serie Parking Spaces nos recuerdan algo la óptica irónica/realista de las películas de los Monty Phyton. Los coches son todos iguales por fuera, unos mejores y otros peores, pero en absoluto se corresponden con las manos ni las conductas (mayoritariamente agresivas) de quienes los conducen. Ésta es una muestra en la que el glamour del automóvil se asocia en numerosas tomas con las claves de lo incívico. No hay que ir muy lejos para observar cómo algún que otro coche -uno solo- está atravesado ocupando dos plazas en un aparcamiento público, cuando no obstruyendo un paso de peatones o estacionado en el espacio por donde no puede circular ni un carrito de minusválido. Parr da fe de ello y sobre todo de la relación de conducta existente entre el ser humano, la máquina y su entorno urbano.

Por lo demás, formalmente sigue fiel a su colorismo rabioso tan propio de las herencias que arrastra de la tendencia denominada como nuevo documentalismo británico, propio de los años setenta y noventa del siglo XX, donde irrumpió con temáticas tales como un repertorio de amas de casa ataviadas con batas de boatiné de tonos fosforitos, que hacían juego con las mesas de camilla o la parafernalia de objetos kitsch colocados sobre el televisor. Cuando no sus magníficas colecciones sobre una suerte de sociedad que vive por encima de sus posibilidades gracias al "dinero de plástico" (las tarjetas de crédito) o el exagerado boato del vestuario de las bodas y el de numerosos fastos sociales.

Aún guardamos el grato recuerdo de su reciente y completa antológica colgada en el Museo Reina Sofía (Madrid, 2004). Martin Parr en Parking Spaces evidencia el hecho de que vivimos en un mundo en donde, a veces, intentar aparcar es una utopía. Ésta es, también, una excelente exposición más resumida pero muy recomendable.

'Parking Spaces. Dublín, Irlanda' (2002), de Martin Parr.
'Parking Spaces. Dublín, Irlanda' (2002), de Martin Parr.

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