El Muvim dobla su apuesta por la ilustración y los libros con dos muestras de literatura infantil
Las exposiciones recuperan la obra para niños de las vanguardias, y proponen un juego
El Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat redobló ayer su apuesta por la literatura y los ilustradores con la apertura de dos exposiciones sobre el inicio de la lectura: las obras para público infantil. La primera propone un recorrido por la aportación de las vanguardias, que revolucionaron el género desde Francia en el periodo de entreguerras. La segunda, 17 libros para niños ilustrados sigue la estructura del "gabinete de un aficionado", una selección personal que reproduce en piezas de gran tamaño las ilustraciones de 17 primeras ediciones de clásicos infantiles.
El director del Museu Valencià de la Il·lustració i la Modernitat (Muvim), Román de la Calle, dijo ayer que leer es, por este orden, "reconocer los signos, identificarse con los personajes e imaginar". El profesor recordó también que los griegos utilizaban el mismo término para hablar de la escritura y del dibujo. Dos disciplinas que de la Calle ha empleado como quilla del museo desde que asumió su dirección, en febrero del año 2004.
Las dos exposiciones inauguradas ayer dijo el diputado de Cultura, Vicente Ferrer, tratan "sobre lo que los mayores piensan que les interesa a los niños. Algo lo bastante curioso como para que merezca la pena ser observado".
El género, afirma Carlos Pérez, comisario de Llibres per a la infància 1920-1940, fue subvertido por las vanguardias, que sustituyeron a las brujas por temas tan propios de la época como "la igualdad del hombre y los medios de producción". La revolución, añade Pérez, llegó de Rusia y estuvo pegada al constructivismo. Sus mejores ilustradores, sin embargo, como Alexandra Exter y Natalie Parain, acabaron exiliados en París, donde coincidieron con otros artistas del ramo seguidores del cubismo y del surrealismo.
Las obras de Llibres per a la infància provienen de la biblioteca L'Heure Joyeuse de París. Una institución fundada en 1919 que, según Pérez, reúne la mayor colección de obras infantiles -en torno a 45.000- de Europa, y, "probablemente", el mayor acopio de libros españoles del género. Su conservadora de fondos antiguos, Françoise Lévèque, es la segunda comisaria de la muestra.
Pueden verse en el Muvim volúmenes escritos por Ramón Gómez de la Serna -El marquesito en el circo- e ilustrados por el uruguayo Barradas; el clásico antibélico francés Jean sans pain, de Paul-Vaillant Couturier; la serie realizada por Antonio Robles durante la Guerra Civil -Don Nubarrón- en Valencia, cuando la ciudad acogía al Gobierno de la República, y "auténticas obras de arte" de Edy Legrand, "el mejor ilustrador del siglo XX", dijo Pérez, a quien sólo el hecho de abandonar la pintura por las ilustraciones para libros habría privado de ocupar el lugar que le corresponde en el mundo del arte.
17 libros para niños ilustrados, cuyo comisario es Vicente Ferrer -no confundir con el diputado de Cultura- presenta una impactante secuencia de ilustraciones de primeras ediciones. Piezas de gran tamaño, producto del tratamiento digital, que incluyen obras del egipcio Mohieddin Ellabba; del catalán Arnal Ballester, además de una versión negra de Caperucita Roja, dibujada por Isabelle Vandenabeele.
La exposición incluye un juego para niños: deberán buscar entre las enormes obras una serie de figuras.
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