Dos votos a cambio de guiños 'abertzales'

La principal incógnita que dejaron las elecciones vascas del 17 de abril -qué iba a hacer EHAK con sus inesperados nueve parlamentarios, logrados gracias al respaldo de la ilegalizada Batasuna- se despejó poco antes de las cinco de la tarde de ayer. Su portavoz, Nekane Erauskin, anunciaba que el candidato peneuvista, Juan José Ibarretxe, iba a tener dos de esos nueve votos, suficientes para garantizar hoy su reelección.

Desde casi el día siguiente a los comicios y en numerosas comparecencias, las dirigentes de EHAK habían ligado una y otra vez su decisión en la investidura a la plasmación de compromisos concretos sobre "la resolución del conflicto, la defensa de los derechos civiles y políticos [es decir, la derogación de la Ley de Partidos] y un diálogo sin exclusiones". Ayer les debieron de bastar los guiños soberanistas que les hizo Ibarretxe, y eso pasando por encima de lo que la propia Erauskin llamó la "Euskadi idílica" pintada por el aspirante del PNV, la gestión de cuyo Gobierno rechazó en casi todos los puntos. Incluso consideró antidemocráticas las elecciones que han dado lugar al Parlamento en que se sienta ella misma. Reprochó a Ibarretxe, como hizo múltiples veces Batasuna, el haberlas convocado sin que pudiese participar la formación ilegalizada.

La portavoz de EHAK justificó su decisión por un "ejercicio más de responsabilidad" en una "actitud positiva y constructiva". "Nuestro voto es un intento más por abrir, lejos de los bloqueos estériles, una nueva oportunidad para que no sea desaprovechada", añadió.

Destaca el que sean precisamente dos votos, lo que garantiza la reelección hoy de Ibarretxe a salvo del papel de Aralar.

La postura de EHAK y su justificación recuerda mucho a la que Sozialista Abertzaleak, el grupo de Batasuna, adoptó el 30 de diciembre de 2004 y que permitió la aprobación parlamentaria del plan Ibarretxe: tres votos a su favor y tres en contra para permitir "un gran compromiso nacional", pero no para "trapichear" con el Gobierno, dijo Arnaldo Otegi.

El PP también reservó el sentido de su voto hasta que habló su presidenta, María San Gil. Su decisión -sumar sus 15 votos a los 18 de López- estaba casi cantada, pero la dirigente popular la vistió con un duro discurso contra el aspirante socialista, apenas menos crítico que el que dedicó a Ibarretxe. El PP justificó un apoyo que ofrecía "con escasa ilusión" como única vía para "trabajar por el cambio" y al creer más probable que el PSE "recupere el sentido común que los nacionalistas renuncien a su proyecto".

Antes, la popular se empleó a fondo contra la política sobre Euskadi del Gobierno socialista, al que ve entrando "en el terreno que le conviene a los terroristas" y olvidando los principios democráticos en la defensa de la libertad. Aprovechó para enfatizar que "con ETA no se puede negociar. No cabe más que derrotarla o rendirse". Para San Gil, los socialistas han traicionado el Pacto Antiterrorista al no ilegalizar a EHAK y obran acomplejados frente al nacionalismo.

Aralar anunció por la tarde, cuando ya estaba claro que Ibarretxe no precisaría su voto, que no iba a respaldar al aspirante peneuvista porque "no ha querido" hablar del programa que le planteaba su formación.