'Botellón'
No saben cuánto envidio a las personas que tienen bajo su ventana una botellona juvenil. Porque yo sufro bajo mi dormitorio, en la glorieta Carlos Cano de Sevilla, un bar de karaoke que me despierta a cualquier hora de la madrugada con las voces de unos borrachos, desafinadas y chillonas, intentando cantar El baúl de los recuerdos. Cuando el borracho termina, los vecinos sufrimos la división de opiniones entre los que aplauden entusiasmados y los que -más borrachos todavía- intentan corregir lo que el primer "artista" hizo mal. Pero nuestra verdadera pesadilla es el Ayuntamiento de Sevilla, totalmente inoperativo ante las protestas que le hemos enviado. En ese mismo bajo comercial se instala todas las Feria de Abril, desde hace cinco años, una churrería que emite sus humos de fritanga directamente a la ventana de los vecinos. Pues bien, la inspección del Ayuntamiento llega cuando ya ha terminado la Feria. Al año siguiente nos dicen que "el procedimiento ha caducado", con lo cual la churrería vuelve. Los alcaldes de las grandes ciudades pueden reunirse todo lo que quieran para hablar del botellón, pero a estas alturas a mí no me van a convencer de que tienen voluntad política de solucionarlo.- Amanda González. Sevilla
Seré demagogo: "La culpa de los botellones la tienen los jóvenes y los padres/madres". Seré aún más demagogo: "Hay que hacer una ley anti-botellón que prohíba beber en la calle". Seré político: "La botellona es un problema de difícil solución". Hay algo que no me cuadra; seré, por una vez, incrédulo: veo que los establecimientos que venden bebidas alcohólicas cuando son multados (una vez cada milenio) recurren la sentencia y, ¡sorpresa!, ganan el recurso.
Veo que si la ley es esquivable, el control inexistente, publicidad que anima al consumo, el ejemplo que dan los adultos, nefasto, y los políticos plantean leyes ineficaces... nuestros jóvenes serán como nosotros: proto-alcohólicos por la vía rápida..
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