La calidad / precio de la monarquía británica
Las cuentas las hace públicas el interesado pero se supone que son ciertas. La casa real del Reino Unido cuesta a cada británico 91,5 céntimos de euro al año, según el informe contable anual que ayer difundió el palacio de Buckingham. Estos 91,5 céntimos incluyen los gastos cotidianos de la familia más rica del país más los de actos oficiales, siendo la partida más cara la de viajes en avión. La monarquía costó al contribuyente el último año financiero, que acabó en abril, un total de 55,2 millones de euros, un poquito menos que en el ejercicio 2003-2004. "Creemos que es una buena relación calidad precio", comentó Alan Reid, responsable de las finanzas de palacio. "Nuestro objetivo no es proporcionar la monarquía más barata posible, sino que queremos buena calidad a buen precio". Lo que más cuesta es fletar los vuelos chárter en los que normalmente viaja la realeza, indicaron los contables. Uno de los que más gasta es el príncipe Carlos de Inglaterra, heredero al trono, cuya gira por Sri Lanka tras el maremoto, Australia y Fiji costó la ventolera de 450.000 euros. Cuando fue al funeral del ex presidente estadounidense Ronald Reagan, en Washington, Carlos se gastó más de 127.000 euros. Según explicaron los contables, el príncipe tuvo una agenda muy apretada y, además, los funerales siempre salen caros "porque no hay previo aviso". Un vuelo chárter del príncipe Andrés, duque de York, al lejano Oriente para promocionar intereses británicos costó 187.500 euros. El duque de Edimburgo, Felipe, esposo de la reina Isabel II, parece ser más cuidadoso con el dinero: su viaje a Toronto para asistir a una gala de entrega de premios costó unos 19.200 euros. Reid aseguró que la reina de Inglaterra es la que menos gasta de Europa, según descubrió durante una convención de tesoreros reales celebrada en Copenhague. Los contables de palacio lograron este año reducir los gastos de la familia real al recortar un 50% en pólizas de seguros y tras conseguir la devolución de un millón y medio de euros por parte del Ayuntamiento de Westminster, barrio en el que está el palacio de Buckingham (residencia oficial de Isabel II). Tras un largo litigio, la reina consiguió que no se le aplicara una nueva tasa sobre su propiedad.-
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