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Saad Hariri promete una reforma profunda de Líbano tras vencer en las elecciones

El caudillo maronita Michel Aoun descarta colaborar con el futuro Gobierno

El Parlamento libanés, por primera vez en tres décadas, no estará bajo la égida de Siria. El contundente triunfo del suní Saad Hariri en el norte de Líbano, región en la que ha copado los 28 escaños en disputa, proporciona a su coalición 72 de los 128 asientos de la Cámara. La todavía oposición contra Damasco podrá formar Gobierno. Pero las reformas constitucionales para que la vida política no continúe marcada a sangre y fuego deben aún sortear serios obstáculos. Precisan de dos tercios de los escaños, y Hariri no dispondrá de semejante fuerza.

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El ministro del Interior, Hasan Sabá, confirmó entrada la tarde que la lista de Hariri había logrado todos los escaños en el norte de Líbano. Antes del anuncio oficial comparecía ante la prensa en Beirut como indiscutible vencedor. Sus encarnizados rivales, el caudillo maronita Michel Aoun y su aliado prosirio Suleimán Frangie, ya habían admitido su derrota sin tapujos.

Con un discurso exento de cualquier compromiso concreto, el hijo del ex primer ministro asesinado en febrero subrayó que se propone asumir el legado de su padre. A saber: continuar la reconstrucción del país e iniciar las reformas económicas y políticas pendientes desde hace más de una década.

Hariri, que anunció la presentación de un plan de gobierno en el plazo de una semana, se mostró conciliador. "No excluyo a nadie. Líbano necesita del esfuerzo de todos sus hijos. Estamos en una situación nueva. No podemos decir que no existen el general Aoun y [el movimiento prosirio chií] Hezbolá. Tenemos que discutir sobre un programa y cómo llevarlo a cabo. No se puede reconstruir el país sobre la base de la exclusión", afirmó.

Pese a su triunfo en los comicios que se han celebrado en los pasados cuatro domingos, no está decidido que vaya a asumir el cargo de primer ministro. Los desafíos que afronta Líbano son de envergadura y colaboradores próximos a Hariri, que se hizo con las riendas del imperio económico de su padre cuando éste se centró en la batalla política, aseguran que Saad, de 35 años, aún no está capacitado para dirigir el Ejecutivo. Hariri dijo ayer que dialogaría con sus aliados para el nombramiento del próximo primer ministro.

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"Estaremos en la oposición"

Poco antes, Aoun, que hace sólo unos días se postulaba como presidenciable tras su claro triunfo en la región de Monte Líbano, ya se había autoexcluido de cualquier colaboración con un dirigente, Hariri, al que tilda de corrupto y de haber comprado votos con su inmensa fortuna. "Estaremos en la oposición. No participaremos en el Gobierno", declaró el ex general, de 70 años.

Los 21 parlamentarios de las listas de Aoun, sumados a los 35 de los movimientos chiíes afectos a Siria, Hezbolá y Amal, tienen capacidad para bloquear cualquier cambio de los pactos constitucionales, suscritos hace 16 años.

En octubre de 1989, la Asamblea Nacional Libanesa se reunió en la ciudad saudí de Taef para firmar el "Acuerdo Nacional de Reconciliación". Aunque el general Aoun se negó a suscribir el pacto -lo que provocó la continuidad de los combates durante unos meses hasta su rendición y exilio-, el primer efecto de ese cónclave fue el fin de la cruenta guerra civil, que había estallado en 1975. El resto de los compromisos han sido papel mojado hasta la fecha.

El Pacto de Taef legitimó la presencia de los militares de Damasco durante un plazo de dos años, tras el cual deberían replegarse a cuarteles próximos a la frontera siria. Sólo 15 años después, en abril pasado, las tropas se replegaron definitivamente después de la enorme presión que supuso la resolución 1.559 de Naciones Unidas, patrocinada en septiembre de 2004 por Estados Unidos y Francia.

Estos acuerdos también establecen la atribución igualitaria de escaños (64 para cristianos y 64 para musulmanes) y determina que la presidencia de la República corresponde a un cristiano; la jefatura del Gobierno, a un suní, y la presidencia del Parlamento, a un chií. La reforma de esta norma fundamental y de la endiablada ley electoral, que propicia componendas entre los líderes políticos inexplicables para los electores y para los expertos, es una labor de titanes. Y no parece, a tenor de lo declarado por Aoun, que el futuro Gobierno vaya a contar con la ayuda de la oposición.

Partidos nacionales

"Por el momento, el presidente del país seguirá siendo cristiano; el del Parlamento, un chií, y el del Gobierno, un suní. Esto no cambiará mientras haya partidos de cada secta religiosa. Hay que construir partidos nacionales, obligarles a que se presenten en todo el territorio para acabar con el confesionalismo", reconoce Gatas Jury, estrecho colaborador de Hariri.

"Será muy complicado, porque los líderes parlamentarios son los mismos jefes tribales de siempre, que no están dispuestos a perder poder con las reformas prometidas", concluye otro asistente del joven triunfador, que afronta otro reto, éste ante la comunidad internacional. "Líbano va a recibir presiones para desarmar a Hezbolá. Pero ahora no podemos resolver esta cuestión. Primero hay que solucionar ciertos problemas económicos y sociales, la retirada israelí de las granjas de Shebaa y lograr relaciones normales con Siria", concluye Jury.

Hariri, flanqueado por el retrato de su padre asesinado, responde a las preguntas de los periodistas tras su triunfo electoral.
Hariri, flanqueado por el retrato de su padre asesinado, responde a las preguntas de los periodistas tras su triunfo electoral.AP

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