La UE reclama una renovación completa del sistema electoral
La delegación del Parlamento Europeo y la misión de observadores de la UE se congratuló ayer por el pacífico transcurso de los comicios legislativos en Líbano y por el modo en que se comportó la Administración, siempre teniendo en cuenta la deficiente legislación electoral. Pero, al mismo tiempo, difundió un informe en el que señala la "imperiosa necesidad" de reformar la ley electoral que, fundamentada en el reparto confesional de los escaños, "no respeta el principio de la igualdad del voto".
El estudio preliminar destaca una serie de graves defectos -incluidos casos de "compras de votos", según el jefe del equipo de observadores, el español José Ignacio Salafranca, que compareció junto al también eurodiputado Carlos Carnero, jefe de la delegación de parlamentarios- que afectan sobremanera a la representatividad de los votantes y a la igualdad de los contendientes políticos.
La ausencia de límites a los gastos de campaña; la inexistencia de una regulación para acceder a los medios de comunicación; la delimitación arbitraria de los distritos electorales; la posibilidad de hacer campaña hasta el último segundo, incluso en el interior de los colegios electorales, y un largo etcétera, conforman el pliego de insuficiencias comprobadas por la misión de la UE.
En Líbano los votos pueden tener un valor muy diferente. Según el dibujo de las circunscripciones y la cantidad de escaños otorgado a cada una de ellas, será necesario que el candidato obtenga un número de votos más o menos elevado. Según el informe de la UE, en uno de los distritos se requerían sólo 12.000 papeletas para lograr el acta de diputado. En otro, eran imprescindibles hasta 47.000.
Quejas de los perdedores
Las quejas de los perdedores se dejaron escuchar ayer con nitidez. Suleiman Frangie, el dirigente prosirio cuya lista fue ampliamente derrotada el domingo, aseguraba el lunes ya de madrugada: "Los musulmanes han elegido a los parlamentarios cristianos". No le falta buena parte de razón.
En el caso de la región norte se elegían 15 cristianos y 13 musulmanes. Las listas de los partidos deben incluir forzosamente la misma división confesional. Y los electores pueden votar según esa partición. Los seguidores del islam en el norte (55% de los votantes) se decantaron rotundamente por los aspirantes presentados por Saad Hariri, aliado con las cristianas Fuerzas Libanesas, encabezadas por Strida Geagea, esposa de Samir Geagea, líder carismático de las FL encarcelado por su participación en un magnicidio y que goza de prestigio en la zona septentrional. El perjudicado, su rival cristiano Frangie, arremetía anteanoche contra una legislación que él impulsó en la anterior Cámara.
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