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Columna
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Antonio Pereira

Pasé el domingo de las elecciones gallegas a treinta kilómetros de Galicia, en una ciudad de cuento donde la política era un rumor que de cuando se cruzaba, como ráfaga de tedio, en la conversación que disfruté con Antonio Pereira, allá en los lindes de la realidad y la ficción. Palabras bajo un sol duro al mediodía, ya entre una tormenta verde y blanca a media tarde, y en la paz del aguardiente al oscurecer, cuando venían datos confusos por el aire, de que si Fraga ganaba, de que si no, y todo sin saberse, y ahora tampoco se sabe.

Días felices en Villafranca del Bierzo, cerca de donde nació uno, entre castaños y piedras plateadas, llenas de tiempo y de cenobios, de templos góticos y románicos, de la puerta del Perdón y del castillo donde mora Cristóbal Halffter. Ciudad de vinateros y de nobles atrabiliarios, de dos ríos transparentes, de tantas casas con escudo, de la plaza que cruzan los peregrinos a Compostela, y en medio de todo la fiesta de la poesía, donde me honraron de mantenedor. Y allí estuve, entre magnolios y rosas, y el recuerdo de Gil y Carrasco, hijo de la villa y autor de la más lograda novela romántica española. Pero la gran suerte fue Antonio Pereira. Días con Antonio en Villafranca, con el mejor cuentista de España, ya lo dicen todos, maestro supremo de la narración oral, rey de los Cunqueiros, con esa lentitud irónica, a la par antigua y modernísima, de quien construye prodigios verbales a cada instante; y todo el mundo feliz a su lado, en el encantamiento que sólo la literatura promueve. Cuando el mundo todo se nos abre. Y entonces lo que menos importa es si Fraga gana o pierde o empata, allá las ambiciones.

Días con Antonio Pereira: hondura y humor, levedad y sueño, recreación de un mundo universal que pasa por Villafranca del Bierzo y que allí se remansa un rato para brotar en los cuentos de Antonio, en su ritmo poético, en sus paradojas, en su erotismo suave que él, burlón, define como diocesano; en el amor a su ciudad memoriosa. Si no lo han leído, no saben lo que se pierden.

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