"La suerte me ha arreglado la vida"
El Ayuntamiento de Rivas adjudica más de 700 viviendas en propiedad a vecinos de la localidad de 24 a 35 años
El tartán rojo de las pistas de velocidad del polideportivo Cerro del Telégrafo, de Rivas-Vaciamadrid, fue testigo ayer, durante cinco sofocantes horas, de alegrías, penas, lágrimas, gritos, saltos, descorche de botellas de cava, besos, abrazos y, sobre todo, de calor, de mucho calor.
Cerca de 4.000 personas, todas residentes en la localidad, esperaban, como maná caído del cielo, que saliera su número. Pero lo de ayer en Rivas fue distinto a los juegos de azar. La cuestión era conseguir una vivienda, que la Constitución española recoge como un derecho, pero que la actual comunión entre suelo, ladrillo y salario pone muy difícil que puedan permitirse todos los bolsillos.
En el sorteo de ayer, 3.862 personas de entre 24 y 35 años, empadronadas en Rivas, aspiraban a conseguir una de las 702 viviendas de promoción pública, en régimen de propiedad, que sorteaba el Ayuntamiento, gobernado por la coalición de IU y PSOE. Para acceder a las viviendas, sus ingresos no tenían que sobrepasar 5,5 puntos el salario mínimo interprofesional (513 euros mensuales) y no tener ninguna otra vivienda en propiedad en todo el territorio nacional.
Más de 700 almas pendientes de un número. Apiñadas todas ellas en una grada al cobijo de la calorina, bajo una visera protectora. Frente a ellos, en el otro extremo del terreno de juego, un bombo mágico con las 3.862 bolas de la suerte. Un sinfín de altavoces y una pantalla gigante proyectaban la extracción de cada número. Después, una voz lo cantaba y ponía nombre a la solicitud. En la grada, los gritos y el tumulto de alrededor identificaban al premiado. Entre lote y lote sorteado, la música de Chemical Brothers, Cold Play, Morcheeba o Bebe, daban ritmo al sorteo.
Erik Navas, de 24 años, con el número 1.566, fue uno de los elegidos. Era la segunda vez que se enfrentaba a las palpitaciones, a los nervios, a las ojeras por darle vueltas a la cabeza durante toda la noche. Su número salió en sexto lugar. En el sorteo anterior, celebrado en septiembre de 2004, no tuvo suerte. Ayer, arropado por sus amigos, recibió todo tipo de abrazos y felicitaciones, mientras con el móvil llamaba a su familia y a otros amigos para darles la noticia.
"No me lo creo. Es la segunda vez que lo intento y esto me ha arreglado la vida", dijo este socorrista que vive con su familia. "Estoy por llamar a mi jefe y pedirle que me dé el día libre". Dando saltos, con los brazos en alto, se marchó para ver cómo será el edificio que albergará su casa, allá por la primavera de 2007.
Las viviendas sorteadas corresponden al segundo Plan de Vivienda Joven de Rivas. La superficie de los pisos oscila entre 50 y 122 metros cuadrados para los más grandes, de cinco habitaciones. Su precio está entre los 102.000 y los 144.000 euros. Los bloques de pisos están situados en una parcela cerrada, con un gran parque ajardinado interior, una piscina en el centro y zona de juegos infantiles. Todas las viviendas tienen una plaza de garaje subterránea. En su memoria de calidades figura: tarima flotante, ventanas, radiadores y persianas de aluminio térmico, puerta principal blindada y, las interiores, chapadas en roble. La puerta de entrada al salón tendrá una vidriera.
Con el número 1.749, Juan Pino, de 24 años, fue otro de los agraciados. "Jamás olvidaré este año. He conseguido un buen trabajo, el viernes me dieron mi nuevo coche y hoy me dan un piso. ¿Qué más puedo pedirle al 2005?", planteaba.
A las doce del mediodía, con un sol de justicia y ninguna sombra para cobijarse, ya se habían entregado 300 viviendas. Y aún faltaban muchas emociones y otros 400 pisos por sortear.
Iván, de 24 años, iba acompañado de su novia. También su número, el 716, fue uno de los elegidos caprichosamente por el bombo. Era la segunda ocasión en la que se presentaba y confesó haberse acercado hasta el estadio con poca confianza en su suerte. "No me lo creo. He venido sin ilusión. El año pasado no me tocó y, bueno, estaba aquí albergando esa última esperanza. Al final ha habido suerte", dijo. Corriendo de la mano de su compañera, ebrio de alegría, fue a conocer su parcela y su nuevo piso, dibujado todavía en planos.
"Lo curioso de este sorteo es que casi todos los aspirantes se conocen", explicaba un portavoz municipal. "La mayoría han ido juntos a los colegios e institutos y los que están aquí llaman a los que no están y se lo cuentan. Aunque no es lo mismo, también se alegran de que haya salido elegido su amigo".
No todos podían tener suerte. José Luis López fue uno de ellos. Este voluntario de Protección Civil esperaba que su número, el 1.225, saliera elegido, pero no fue así. La mala suerte para él quiso que saliera el 1.226. "Solo por un número. Según iban cantando el número se me aceleraba el corazón y al final... mira". Con guasa y bastante buen humor culpaba a su madre, que fue quien presentó la solicitud. "Seguro que se coló un puesto en la fila", afirmó.
Otros no pudieron soportar el envite. Una mujer de 30 años tuvo que ser atendida por los sanitarios desplegados en el polideportivo. No había pegado ojo en toda la noche pensando en si iba a ser agraciada o no, y para poder frenar los nervios de la mañana se tomó varias pastillas de valeriana. Aun así, sufrió una crisis de ansiedad.
Carmen, de 24 años, llegó y besó el santo. Era la primera vez que asistía al sorteo y salió con los planos de un piso bajo el brazo. Casada y con dos hijos, vive de alquiler en La Poveda, un barrio de Arganda. El precio que paga por él sobrepasa los 600 euros mensuales. "Tenía que haber hecho caso a mi madre y presentar la solicitud antes", afirmó. "El trabajo ya sabemos cómo está y el alquiler me estaba comiendo".
Las viviendas ya están en construcción, en suelos que pertenecían a los herederos del duque de Rivas. Para hacer realidad el proyecto, el Ayuntamiento "ha utilizado el 10% de los aprovechamientos del terreno que, por ley, todos los promotores deben ceder a los municipios, cuando se proyectan las nuevas urbanizaciones", explicó el alcalde, José Masa Díaz, de IU.
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