Más peticiones en defensa de las bodas gays
Los obispados de Málaga y de Cádiz y Ceuta reconocen que el rechazo de la Conferencia Episcopal a los matrimonios entre homosexuales o al uso del preservativo han supuesto un aumento de las peticiones de apostasías.
En Málaga, el rechazo al matrimonio gay ha sido la causa directa de cuatro de las 45 apostasías tramitadas en el último año y medio. Aunque no concretan cifras, el Obispado de Málaga señala que la mayoría de las renuncias se basan en afilicaciones a sectas, así como en la pérdida de la fe. Son también muchos los que argumentan que creen en Jesucristo, pero no e la Iglesia.
El Obispado de Cádiz y Ceuta asume que ha tramitado favorablemente en 2005 ocho apostasías. "De manera genérica suelen manifestar que desean abandonar voluntariamente la fe porque no comparten las decisiones de la Iglesia, que no creen en la virginidad de María o en la infalibilidad del Papa, y que cuando fueron bautizados nadie les preguntó", explica un portavoz de la vicaría del Obispado.
El Obispado de la diócesis Asidonia-Jerez, presidida por monseñor Juan del Río Martín, tampoco concreta las renuncias que han tramitado recientemente, pero las cifran en "uno o dos" casos al año y aseguran que no han detectado una variación de la tendencia en los últimos meses. Sí reconocen que, pese a las pocas bajas que gestionan, son numerosas las personas que se interesan por la apostasía pero que no ejecutan su renuncia a la religión católica por las trabas burocráticas que supone. "Mucha gente da marcha atrás cuando les decimos, por ejemplo, que hacen falta dos testigos", señala un portavoz,
En Jaén, el Obispado ha recibido en el último año una treintena de solicitudes, aunque sólo se han resuelto dos. A juicio de Jesús Moreno Lorente, vicario general del Obispado de Jaén, la notable diferencia entre peticiones y resoluciones se debe a que "muchos de ellos desisten cuando se les informa de los pasos a seguir". El vicario asegura que la finalidad de la Iglesia "no es poner trabas, pero sí informarles bien de las consecuencias que tiene". Entre éstas destaca la retirada de todos los beneficios espirituales y sacramentales, lo que les impide, por ejemplo, formar parte de una cofradía o hermandad.
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