Un poco de aliento
Desde pequeños nos enseñan que en la vida hay que mirar siempre el lado bueno y positivo de las cosas, aprender de los errores. Esta Unión Europea, inmersa en la primera crisis en la que se envuelven los 25 Estados miembros, no iba a ser diferente.
La dimensión comunitaria no es un ente que fluye y se desarrolla en otra realidad. Como estamos viendo estos días, es algo susceptible de dificultades y un reflejo de lo que ocurre en la Europa de los Estados.
Una crisis o un alto en el camino es fácil que se torne en desconfianza, acostumbrados a una realidad que camina imparable en el tiempo. Pero es a base de estos traspiés como se han logrado los mayores avances en el proceso integrador. Si hacemos un repaso fugaz en los puntos críticos más álgidos desde los comienzos de las primeras Comunidades Europeas, aspectos como la pacificación, el mercado interior, el salto a la moneda única, la apertura al espacio de justicia e interior, cada ampliación negociada hasta el límite político y económico o este primer tratado constitucional..., no supusieron ningún camino allanado. Todos estos avances en la integración han supuesto momentos de crisis y negociaciones llevadas hasta la extenuación.
Bien es cierto que es ahora cuando los ciudadanos más están tomando parte activa de las decisiones de sus Estados en la escena internacional, pues entonces, ha de ser ahora, mejor que mañana, cuando esta Unión Europea, tocada pero no hundida como la pintan algunos, se ha de medir por las necesidades de sus verdaderos actores, los ciudadanos.
Pero esto no es una crisis, se trata de una oportunidad que se presenta a tiempo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.