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Reportaje:ATLETISMO | El récord más espectacular

La carrera imperfecta

Manuel Pascua, entrenador de Obikwelu, cree que Powell corrió mejor la semifinal

Carlos Arribas

Asafa Powell batió a todos, batió el récord, pero no se batió a sí mismo. Pese a que el joven jamaicano se convirtiera de manera oficial en el hombre más rápido del mundo, los 9,77s con que batió ayer el récord del mundo en la rapidísima pista de Mondo de Atenas -13 milímetros de espesor de materia sintética- no son la mejor marca que él pueda conseguir. Así lo creen los expertos. Así lo dice Manuel Pascua, entrenador del velocista portugués Francis Obikwelu -medalla de plata en Atenas y cuarto ayer con 10,04s- quien analizó las dos pruebas de 100 metros que corrió ayer Powell en Atenas. "Y, curiosamente", afirma Pascua, "se puede decir que corrió mejor la semifinal que la final en la que batió el récord. No fue una carrera perfecta. Así que creo que Powell, si corre mejor, batirá aún su marca este año un par de veces y se acercará a 9,70s".

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La diferencia principal entre la semifinal, que Powell ganó en 9,97s dejándose ir al final, y la final del 9,77s estriba en el número de zancadas y en la fluidez del atleta. "En la eliminatoria que ganó sin despeinarse, Powell empleó 43,5 zancadas, un número muy acorde con su envergadura [mide 1,88 metros], pero en la final acortó el tranco y se fue hasta las 45,5 zancadas, pero a mucha mayor frecuencia. Corrió más agarrotado, a una frecuencia que ya es imposible superar. Así que para batir su marca tendrá que aumentar su amplitud de zancada". Entre correr a 43,5 zancadas y correr a 45,5 zancadas hay una diferencia de 10 centímetros por paso.

También hay un margen de mejora en las condiciones de carrera. Una ventaja sería correr en altura moderada, a 600 o 700 metros, y no al nivel de mar, como Atenas.

Terminada la carrera, Powell, un hombre tranquilo, estaba en una nube. "Ya sé lo que significa tener el récord", dijo. "Y si me preguntan si lo puedo batir responderé simplemente que esperen a que termine la temporada". Tan eufórico estaba Powell que llegó a declarar que él ya controlaba la velocidad, que podría bajar de 9,90s todas las carreras que quisiera, restando una décima a la célebre fanfarronada de Mo Greene, quien declaró en su momento que bajaría siempre que quisiera de los 10s redondos.

"De todas maneras, Powell es el mejor velocista que he visto nunca, tiene unas condiciones impresionantes", abundó Pascua. "Montgomery era mucho más limitado, no tenía esa fuerza, esa potencia, y Greene, con todo lo fuerte que es, no tiene la zancada, la agilidad de Powell. Para mí combina a la perfección la salida felina de Ben Johnson y la progresión en carrera inigualable de Carl Lewis, su zancada".

"Es difícil, casi imposible, salir mejor que Powell cuando el récord", añadió Pascua. "Su tiempo de reacción fue de 150 milésimas, pero lo mejor fue la velocidad con la que dio los primeros pasos. En ocho zancadas, a una frecuencia extraordinaria, ya estaba en los 10 metros. Y ya estaba el primero, una posición que no volvió a abandonar. Por eso sacó tanta ventaja a los demás. No es que no lo empujaran, es que cuando los rivales ven a un velocista tomar tanta ventaja tan pronto, empiezan a precipitarse, a correr mal".

Powell batió el récord a los 22 años y siete meses, una edad joven para lo que se estila en los últimos años, pero la habitual hasta la llegada del profesionalismo. Si Tim Montgomery lo batió a los 27 años, Greene a los 24, Bailey a los 28 y Lewis, en dos ocasiones, a los 27 y los 30, Calvin Smith tenía 22 años y sesi meses cuando lo batió en altura en 1983, Jim Hines 22 años y un mes en los Juegos de México 68 cuando su 9,93s y Bob Hayes, 21 años en Tokio 64.

La confirmación definitiva de Powell, la corona que acompañe su récord, debería llegar a mediados de agosto, en el Mundial de Helsinki. Pero en esta ocasión, los mismos expertos que consideraban impepinable que Powell batiera ayer el récord en Atenas, no tienen tan claro que sea el favorito para ganar el Mundial. La experiencia les dice que en las competiciones de varios días, Powell se apaga poco a poco y llega a la final, como le ocurrió en los Juegos de Atenas, en el mismo estadio en que ayer batió el récord, poco menos que pasado.

Asafa Powell, ante el marcador electrónico que señala su récord.
Asafa Powell, ante el marcador electrónico que señala su récord.EFE

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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