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Reportaje:ELECCIONES GALLEGAS | Galicia de esquina a esquina

La provincia incendiada

Los fuegos forestales han devastado el 34,6% del suelo de Ourense en los últimos 16 años

Al final de la estrecha carretera de 17 kilómetros desde Maceda se cobija, al abrigo de la sierra de San Mamede, A Teixeira, no lejos del macizo de Manzaneda. Antes de girar la última curva hasta hacerse visible la aldea, el recorrido atraviesa decenas de hectáreas de monte devastado y erosionado por sucesivos incendios forestales. Los cuatro pinos supervivientes conservan aún el tronco negro, y los tojos, su esqueleto chamuscado. Una manada de vacas caldelas pasta junto a la carretera. Pertenecen a J. M., un gandeiro (ganadero) de la vecina aldea de Escuadro.

La Xunta de Galicia le ha advertido que le sancionará por pastar en zona prohibida, pero J. M. desafía a los agentes forestales que vigilan el cumplimiento de un reciente decreto de prevención de incendios forestales. De momento, no tiene de qué preocuparse. La Xunta ha trasladado a los agentes que no se apresuren a notificar las multas porque no se tramitará ninguna en periodo electoral.

"Los jurados no han declarado culpable a ningún pirómano, sólo a deficientes mentales"

El decreto de enero pasado prohíbe cualquier aprovechamiento de los suelos afectados por incendios forestales en tres años. No se puede pastar en ellos. No se puede edificar. No se puede urbanizar. No cazar ni arar. En las zonas de riesgo de incendios se prohíbe la quema de rastrojos o residuos forestales y se limita la práctica de algunos deportes bajo multas que pueden llegar al millón de euros.

Esta medida in extremis es el último intento de la Xunta para frenar el devastador récord de incendios forestales que padece Galicia. En los últimos 16 años, el fuego ha destruido el 34,6% (251.753 hectáreas) del suelo de la provincia orensana, una superficie muy superior a la de Vizcaya.

Este año se teme que no sea una excepción. La provincia, como toda Galicia, acumula cuatro años de sequía. En estos días, los termómetros compiten con los del valle del Guadalquivir por romper la barrera de los 30 grados. Fuentes próximas al Ejecutivo gallego señalan que la amenaza de un verano dominado por los incendios ha sido uno de los factores barajados para adelantar las elecciones.

El 30 de mayo, víspera de iniciarse la campaña, la Xunta anticipó el despliegue técnico y humano, destinado para combatir los incendios este verano, conocido como Infoga 2005. El plan es colosal. Afecta al 17% del territorio gallego, donde se concentra el 45% de los incendios. De las 579 parroquias identificadas como zonas de riesgo, 263 pertenecen a Ourense y sólo 42 a Lugo.

El 30% de las 6.072 personas movilizadas para combatir fuegos están desplazadas en Ourense, lo que supone, según los sindicatos, un capital de empleo proclive al clientelismo laboral. El dispositivo incluye, además, 17 helicópteros y 15 aviones entre aparatos propios y del Ministerio de Medio Ambiente, con lo que se aproxima a los 70 millones de euros la inversión anual destinada a apagar unos fuegos, en muchos casos enraizados en la cultura rural gallega.

"Si quieres construirte una casa en una parcela, lo más fácil es quemar la maleza. Resulta prohibitivo contratar una máquina para desbrozar la vegetación", dice un alto funcionario en Ourense. "Si quieres vengarte del vecino o descubrir la linde de tu finca, prendes fuego. Desde que el monte ha perdido su función de proveedor de leña, nadie lo quiere".

Para los agentes forestales no hay más que detenerse en las fechas donde se concentran los incendios para adivinar los motivos. "En los meses previos a las temporadas de lluvias se disparan. Otra fecha es el 6 de enero, cuando se inicia la veda. Los cazadores prenden fuego para que los terrenos estén listos la temporada siguiente", dice el agente R. C.

La quema de montes no está mal vista en Galicia. Según Álvaro García Ortiz, fiscal de Medio Ambiente de Galicia, y Carmen Eiro Bouzas, fiscal de incendios forestales de Ourense, ningún imputado por delito de incendio forestal ha sido condenado. "De los 10.000 procedimientos abiertos desde hace tres años, unos 500 han acabado en atestados y sólo 30 han resultado condenados".

"Está por ver que un jurado declare culpable a un incendiario", afirma Eiro Bouzas. "No nos han pasado ninguno, salvo a los deficientes mentales, con los que se llega a un acuerdo para internarlos en el psiquiátrico".

Incendio en el paraje de Montealegre, cerca de la ciudad de Ourense, en el verano de 2000.
Incendio en el paraje de Montealegre, cerca de la ciudad de Ourense, en el verano de 2000.ASOCIACIÓN PROFESIONAL DE AGENTES FORESTALES DE GALICIA

La mitad de la madera que se consume en España

Los incendios se ven de otra manera en A Teixeira. En esta aldea, donde el teléfono y la electricidad llegaron el año que murió Franco, sólo están habitadas dos de las siete casas. La de María del Carmen Vázquez (37 años), su marido y sus tres hijos, de 5, 6 y 7 años, se mantiene con dificultades desde que vino aquí hace nueve años. La brucelosis ha hecho estragos en una cabaña de unas 60 cabezas en régimen extensivo. Su marido no cuenta con suficientes pastos propios para alcanzar la cuota mínima que se exige para acogerse a las subvenciones agrarias. Tampoco pueden pastar en los montes de mano común. Los jubilados, que son mayoría en la parroquia, han decidido cobrar por los pastos comunales.

"Nos faltan hectáreas para la subvención, no nos dejan desbrozar el monte, las vacas no pueden pastar en terrenos quemados. Nosotros vivimos de los pastos, no de lo que se quema. ¿Por qué se gastan tanto dinero en apagar los fuegos y tan poco en prevenirlos?", se pregunta María del Carmen.

Desde Barco de Valdeorras, donde se produjo en agosto de 2000 el mayor incendio de Galicia de los últimos 12 años (2.850 hectáreas afectadas), su alcalde, Alfredo L. García Rodríguez, propone actuaciones "revolucionarias" para acabar con los incendios: "No tiene sentido que las Administraciones paguen la extinción de fuegos en montes privados (el 97%). Habría que facturar el coste o tomar medidas fiscales porque nadie paga nada. Antes eran los propios pueblos los que limpiaban el monte; ahora resulta inviable. La única solución pasa por ponerlo en valor como hacen en Soria o Cuenca, donde no hay incendios".

Valor tienen los montes gallegos. Según Tomás Fernández-Couto, director de Montes de la Xunta, Galicia produce la mitad de la madera que se consume en España y la que obtiene los mejores rendimientos.

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