_
_
_
_
_

EE UU entrena en la lucha antiterrorista a ejércitos norteafricanos

Un ataque de Al Qaeda en Mauritania hace temer un auge de la violencia islamista

El ataque, hace 10 días, de un cuartel del Ejército mauritano por un grupo vinculado a Al Qaeda ha confirmado el temor de que los países del Sahel (Mauritania, Chad, Níger y Malí) son vulnerables al terrorismo islamista. Mucho antes de que se produjese el asalto, Estados Unidos puso ya en marcha un proyecto para ayudar a los ejércitos de estos cuatro Estados semidesérticos a hacer frente a la violencia de corte religioso.

"No vamos a poder erradicar cualquier tipo de terrorismo", dice un portavoz de EE UU

Unos 1.000 militares estadounidenses, en su mayoría de las fuerzas especiales, participan, desde el lunes pasado y hasta el 26 de junio, en unas maniobras llamadas Flintlock a las que, por ahora, están asociadas las Fuerzas Armadas de los países del Sahel y, por primera vez, de Argelia.

Dirigidas por el mando supremo de las Fuerzas de Estados Unidos en Europa (EUCOM) -su jefe, el general James L. Jones, se entrevistó antes en Argel con el presidente Abdelaziz Buteflika-, su objetivo consiste en enseñar a los ejércitos africanos a coordinarse, mejorar el control que ejercen de sus fronteras y su respuesta al terrorismo, y también a desarrollar labores de asistencia humanitaria.

En una segunda etapa, el próximo jueves acudirán a Dakar, donde está el Estado Mayor de Flintlock, militares de Marruecos, Túnez, Nigeria y Senegal a los que los instructores norteamericanos someterán a un problema de índole terrorista, localizado en algún lugar del desierto, que deberán resolver conjuntamente.

"No vamos a ser capaces de erradicar cualquier tipo de terrorismo", declaró la comandante Holly Silkman, portavoz de EUCOM, "pero lo que estamos intentando hacer es que esos países trabajen juntos en romper las líneas de comunicación, los santuarios, el abastecimiento en agua o alimentos". "Si a los terroristas, o a los que quieren ser terroristas, se les impide el acceso a esas cosas, el entorno será más seguro para los africanos", añadió.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Flintlock forma parte de la llamada Iniciativa Trans Sahariana Anti Terrorista (TSCTI, según sus iniciales inglesas), a la que el Pentágono tiene previsto dedicar unos 100 millones de dólares de aquí a 2009. Pese a que sus beneficiarios son países en buena medida francófonos, y en los que, a veces, París cuenta con contingentes militares, Washington ha actuado por su cuenta, sin coordinarse con Francia.

Cuarenta y ocho horas antes de que empezasen las maniobras, el único movimiento terrorista islamista que sigue activo en Argelia, el Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), atacó un cuartel mauritano situado en Lemghety, 400 kilómetros al este de Zouerate, muy cerca de las fronteras argelina y maliense. En la refriega murieron 15 soldados -otros dos están desaparecidos- y cinco guerrilleros.

Tres días después del asalto, el GSPC, que se ha declarado vasallo de Al Qaeda, publicó en Internet un comunicado en el que, por primera vez, reivindica una acción más allá de las fronteras de Argelia. "Es un mensaje claro que significa que nuestra actuación no se ceñirá a nuestro enemigo interior, sino que golpeará a los enemigos de nuestra fe allí donde estén", reza el texto.

De paso, el grupo terrorista manifestó su solidaridad con el medio centenar de islamistas encarcelados en Mauritania desde finales de abril, que se han apresurado a condenar el ataque. Entre 40.000 y 60.000 personas se echaron a la calle el miércoles en Nuakchot para expresar su rechazo al terrorismo en la que fue la mayor manifestación de la historia en la capital mauritana.

Aunque no lo ha reconocido públicamente, el GSPC actuó en Malí en el verano de 2003. Fue allí donde su lugarteniente, Amari Saifi, más conocido como El Paraca, trasladó al grueso de los 32 rehenes europeos que apresó en el sur de Argelia y por los que obtuvo un jugoso rescate. Saifi está ahora encarcelado en Argelia.

El Internacional Crisis Group (ICG), un instituto privado que en Bruselas estudia las zonas en crisis, estima, en un informe publicado hace dos meses, que "el Sahel no constituye, de forma nítida, un foco de actividad terrorista, pero, en un momento en el que los países débiles son blancos fáciles para los terroristas, la mera demostración de que existen lugares de implantación de algunos grupos merece atención".

"Si la cooperación militar fuese la única respuesta, su resultado podría ser contraproducente", advierte. "Un enfoque autoritario de EE UU para combatir el terrorismo en el Sahel corre el riesgo de alimentar lo que esos países intentan evitar: un auge de la militancia islamista". De aquí la necesidad de dedicar esfuerzos al desarrollo social y político de la zona.

Falta hace. "En 2004, la plaga de langosta y la carencia de lluvias han sumido en una crisis a la población nómada y a los agricultores del norte de Malí, Níger y Mauritania", reza un análisis de la organización humanitaria privada Oxfam difundido esta primavera.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_