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Blair defiende lo que para los demás es anacrónico

Carlos Yárnoz

El llamado cheque británico existe desde 1984, cuando la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, dijo a los demás socios: "I want my money back" ("Quiero que me devuelvan mi dinero"). La dama de hierro intentaba, y lo logró, que Londres fuera compensada porque apenas se llevaba dinero de la Política Agrícola Común (PAC) y de los fondos de cohesión. Hoy, Bruselas devuelve al Reino Unido unos 5.000 millones de sus aportaciones anuales a las arcas comunitarias, pero los otros 24 consideran que se trata de una prebenda anacrónica.

Además de la PAC y de los fondos de cohesión, Thatcher esgrimía que el Reino Unido tenía una renta por habitante inferior a la media comunitaria y que, por tanto, no debía aportar un dinero que en buena parte iba entonces para Francia e Italia. Hoy, el Reino Unido es el sexto país más rico del club (por detrás de Luxemburgo, Irlanda, Dinamarca, Austria y Holanda) y su renta per capita equivale al 119% de la media comunitaria.

Es ésa una de las razones que esgrimen todos los socios, empezando por la presidencia de la UE, para congelar y rebajar después el cheque. Además, argumentan que la PAC no representará en las próximas perspectivas financieras un porcentaje tan elevado (el 60% en 1984 y poco más del 40% entre 2007 y 2013) y que los fondos de cohesión seguirán siendo una parte importante del presupuesto (más del 30%), porque han entrado en el club los países del Este, que se llevarán buena parte de ese pastel.

"Creo que el Gobierno británico comprende, o debiera comprender, que las condiciones han cambiado. Ahora somos más de los que éramos hace 20 años", declaró ayer a la BBC el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso. "El Reino Unido es más rico y hay países nuevos más pobres a los que no sería justo cargar con pagos a Londres".

Al margen de estos argumentos, también pesa el coste que para cada país representa su propia aportación al cheque, que depende de lo que se benefician de la PAC y de los fondos de cohesión. En 2003, Francia contribuyó con 1.642 millones; Italia, con 1.300, y España, con 787. Si no se modifica, la prebenda británica ascenderá en los próximos años a 7.000 millones y España tendrá que poner cerca de 1.000. Son estos factores los que han llevado a Francia o a España a decir que no habrá acuerdo final si no se modifica el cheque.

La presidencia de la UE ha propuesto que el cheque quede congelado en unos 4.700 millones en 2007 y que, a partir de ese año, se reduzca paulatinamente hasta su desaparición en 2013. Londres lo rechaza rotundamente.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.
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