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Reportaje:

Abre la 'Capilla Sixtina' madrileña

Finaliza la restauración de los frescos de Goya en la ermita de San Antonio de la Florida, que ha durado 16 años

Soledad Alcaide

Cuando el próximo lunes las modistillas de Madrid se acerquen a la entrada de la ermita de San Antonio de la Florida para cumplir la tradición de arrojar alfileres a la pila bautismal, que les garantice al menos un novio para ese año, se encontrarán con una novedad. Desde ayer, y después de 16 años, es posible contemplar los frescos que el pintor Francisco de Goya y Lucientes dejó plasmados en el techo de la ermita original (hoy Museo Panteón de Goya) en 1798, que recuerdan el milagro de San Antonio y que han sido restauradas en un largo proceso.

Además, con motivo de las fiestas de San Antonio de la Florida, que se celebran este fin de semana, el museo, que alberga los restos del pintor zaragozano desde 1919, ampliará su horario de apertura, que será ininterrumpido hasta las diez de la noche, pero sólo hasta el lunes, la fecha de celebración del santo.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, presentó ayer el resultado de los trabajos en la que se conoce como la Capilla Sixtina de Madrid -que han supuesto una inversión de 1,4 millones de euros- junto al director de Patrimonio Nacional, Yago Pico de Coaña; el de Patrimonio Histórico Español, Álvaro Martínez Novillo, y el de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Ramón González de Amezúa.

"Esta restauración rescata la imagen olvidada de una ciudad que hace dos siglos era ya una auténtica abanderada de la modernidad, por su carácter abierto y cosmopolita", aseguró el alcalde, que no se resistió a dejar de mencionar que en la época de Goya los madrileños disfrutaban de sus fiestas en las márgenes del río Manzanares. Y aseguró que, cuando finalicen las obras para soterrar la M-30 a su paso por el río, la capital podrá imitar a los contemporáneos del pintor.

Tras mostrar las pinturas murales, dos músicos interpretaron una sonata para violonchelo y bajo, atribuida al músico Boccherini, acompañados del baile de una maja goyesca. Fue el punto final de la inauguración, tras la cual quedaron abiertas las puertas a los visitantes de esta ermita, que cuenta desde 1926 con una réplica destinada al culto junto a ella, en el mismo paseo de San Antonio de la Florida.

Los trabajos de restauración, dirigidos por Juan Ruiz, se han llevado a cabo en tres fases. Primero fue reparado el edificio y comenzó el tratado de las pinturas de las bóvedas bajas y tres de las pechinas, que finalizó en 1993. Tras siete años de receso, en 2001 los restauradores se aplicaron en la cúpula, donde está la famosa imagen del santo con un dedo acusador levantado, rodeado de personajes goyescos. Para trabajar en la pintura fue utilizada una plataforma que se bajaba cada fin de semana, por lo que fue posible seguir el curso de los trabajos.

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El pasado 15 de abril finalizó la última parte de la restauración, en la que se ha intervenido sobre el arco del altar, el ábside, la cuarta pechina y un grupo escultórico. Como en esta zona de la ermita está situada la tumba de Goya, no pudo utilizarse la misma plataforma de trabajo, por lo que el museo ha estado cerrado todo este tiempo.

Gallardón destacó que con sus pinturas murales Goya consiguió situar en Madrid a san Antonio de Padua, que en realidad obró el milagro en Lisboa. La tradición religiosa asegura que el santo salvó de la muerte a un padre acusado de haber matado a su hijo. Para ello, se presentó en el juicio, hizo resucitar al asesinado y éste exculpó a su propio padre antes de volver a morir.

Los tres personajes -padre, hijo y santo- aparecen en las pinturas de Goya como figuras centrales, situadas en la cúpula mayor. Son las únicas referencias al milagro, pues el resto de figuras que aparecen son, como subrayó el alcalde, los madrileños contemporáneos del pintor. "Es un relato costumbrista", agregó.

De hecho, una de las anécdotas de los trabajos de restauración que destacaron sus responsables fue el descubrimiento de multitud de personajes secundarios, que rodean al santo, en una pintura que simula la existencia de un piso superior con balcón en la cúpula mayor de la ermita.

El director de la restauración explicó que los problemas más graves a los que se ha enfrentado su equipo fueron de conservación del material y, sobre todo, la responsabilidad "de la obra plural".

La firma de Goya

Otra anécdota de estos trabajos ha sido el hallazgo de la firma del pintor en la bóveda de la entrada, en la parte frontal, nada más atravesar la puerta. "Limpiando la zona y de manera singular, la encontré", aseguró ayer Ruiz, que precisó que la firma estaba grabada de forma "incisa" y que el descubrimiento le produjo una gran satisfacción personal: "Significó aportar al arte la firma de apoyo de las pinturas murales".

Ruiz precisó que la restauración ha supuesto recuperar un porcentaje muy elevado de la pintura original, aunque recalcó que es imposible devolverla a su estado original. "Igual que no puede hacerse más joven un hombre de 80 años", agregó. "Cuando los pintó Goya, el edificio no tenía grietas, no había desgaste por limpiezas anteriores... y la pintura estaba intacta". A partir de ahora, "los frescos estarán sujetos a los mismos deterioros que pueda sufrir la estructura del edificio", aseguró el restaurador. Mientras, san Antonio de la Florida puede añadir otra razón a sus fiestas. Ha vuelto Francisco de Goya.

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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