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Condena de 40.000 euros a la Comunidad por acoso laboral

Los jueces ordenan al Gobierno que pida disculpas al operario

Un tribunal ha condenado a la Comunidad de Madrid a indemnizar con 40.000 euros a Luigi Tiralongo Garzón, vigilante de seguridad del Gobierno regional, por haber sido objeto de acoso en el trabajo. La sentencia, dictada por la Sección Segunda de la Sala de lo Social, obliga a la Comunidad a redactar una nota de disculpa hacia el demandante. Esta nota deberá ser distribuida entre todos los compañeros y miembros del servicio de seguridad en el que Tiralongo desarrollaba su labor.

El fallo señala que ha existido una "violación sistemática de los derechos del trabajador por parte de la Comunidad" que atentó contra "su dignidad e integridad física y psíquica". El tribunal "ordena" a la Comunidad que "reponga" al trabajador en un situación idéntica a la del resto de sus compañeros y respete "su dignidad y su integridad moral".

Tiralongo fue uno de los primeros vigilantes de seguridad contratado por la Comunidad cuando el entonces presidente Joaquín Leguina decidió crear un cuerpo de seguridad propio para vigilar las distintas sedes del Gobierno regional. Según la sentencia, Tiralongo trabajó inicialmente como interino y luego consiguió una plaza como fijo. Su comportamiento fue siempre "correcto", según la sentencia.

Sin embargo, en 1992 Tiralongo y dos de sus compañeros fueron despedidos. La Comunidad justificó el despido en que, tras lograr la plaza de fijo, "no había superado el periodo de prueba". Tiralongo denunció el despido y el juez lo consideró improcedente y condenó a la Comunidad a readmitirle. Además, era delegado de UGT.

Tras su readmisión fue destinado por su superior, Carlos Correcher, a un taller en el distrito de Villaverde, donde pasaban revisión los vehículos oficiales de la Comunidad. Durante 1994 y 1995 trabajó en la entonces Academia Regional de Estudios de Seguridad (ARES), situada en el kilómetro 13,500 de la carretera de Colmenar, en turno de tarde. Durante ese periodo "se le negó en varias ocasiones un cambio de turno para poder realizar estudios universitarios". El trabajador, siempre según el fallo judicial, estuvo destinado en muchos lugares y prácticamente nunca se accedió a dejarle en un lugar fijo, según el fallo judicial. En una ocasión, y con motivo de la celebración del Día de la Constitución, "su superior le indicó que se fuera a tomar un bocadillo de calamares, en lugar de asignarle un puesto retribuido". Además, este superior se "dirigió a él" en varias ocasiones "llamándole italianini, pinocho y gepeto, con intención de molestarle".

Tal era el acoso al que estaba siendo sometido que el 23 de noviembre de 2000, Tiralongo sufrió un accidente de tráfico mientras se dirigía a su puesto de trabajo en Las Rozas. Sufrió un esguince cervical y contractura lumbar, por lo que estuvo de baja. Los médicos vieron que, además, padecía una fuerte depresión. Durante este periodo fue investigado por sus superiores por no haber aportado los partes médicos. Se reincorporó más tarde y el acoso prosiguió sin tregua. En agosto de 2002 volvió a causar baja por un "trastorno adaptativo depresivo" y más tarde se reincorporó al trabajo, pero el 28 de enero de 2003 volvió a causar baja. Actualmente, según la sentencia, continúa en tratamiento psiquiátrico: "Padece crisis de ansiedad y conductas fóbicas", según los médicos.

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Un portavoz del Gobierno regional manifestó ayer que esta situación es antigua y que el actual Gobierno no tiene nada que ver con ella, aunque se acatará la sentencia. Este portavoz recordó que los hechos se iniciaron en época de Leguina y se mantuvieron durante la de Ruiz-Gallardón.

Accidente de tráfico

Un portavoz del sindicato UGT -del que era delegado sindical el vigilante de seguridad Luigi Tiralongo Garzón cuando fue despedido por la Comunidad de Madrid- advirtió ayer de que los supuestos acosadores siguen trabajando para el Gobierno regional en distintas sedes. El operario se halla aún en situación de baja por la situación vivida durante años. El sindicato confía en que la Comunidad tome nota de la sentencia y les llame seriamente la atención para que no vuelvan a reincidir en el acoso.

La sentencia destaca la investigación a la que fue sometido Tiralongo durante el grave accidente que sufrió cuando iba a su puesto de trabajo. Entonces, el operario padecía una situación de gran estrés que pudo haber influido en el siniestro.

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