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Un grupo de expertos debate sobre el deterioro que padece el templo de Debod por infiltración de agua

El Templo de Debod se deteriora. Más de tres décadas después de su traslado piedra a piedra desde Egipto y de su reinstalación, al aire libre, en una explanada en el parque del Oeste, sus paramentos, pilonos y sillares presentan signos externos de erosión. Unos consideran que se trata sólo del paso de los 24 siglos que el monumento ha cumplido; otros, sobre todo egiptólogos, observan tal proceso con temor.

El arquitecto y catedrático Javier G. Mosteiro, experto en conservación patrimonial, convocó el pasado lunes un debate público al que invitó a un panel de especialistas vinculados a la gestión y tratamiento de legados monumentales, en la Fundación del Colegio de Arquitectos.

Tras un encuadre inicial de Mosteiro, anfitrión y moderador, Juan José Echevarría, director general de Patrimonio de la Concejalía de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid, informó de que este templo tetrástilo fue el único de los monumentos donados por Egipto que, en su salida al extranjero, fue instalado en un ámbito abierto y público no museístico, como el parque del Oeste, con efectos sobre su conservación y mantenimiento. Su entidad inicial meramente monumental ha evolucionado, dijo, hasta convertirlo en referencia museística de primer orden para la Egiptología española.

Aunque el deterioro señalado, más que a la piedra egipcia original -que ocupa los espacios interiores del templo-, concierne a la caliza salmantina de Villamayor con la que aquélla fue recalzada en su instalación madrileña, Echevarría justificó la necesidad del debate por la responsabilidad en la previsión y protección que compete a las Administraciones local, regional y estatal.

Rubí Sanz Gamo, directora del Museo Arqueológico Nacional, resaltó que el templo cambió el significado simbólico del paraje madrileño "de triste recuerdo" donde fue reubicado -sobre el antiguo Cuartel de la Montaña- y dijo que hoy tiene una función urbana y cultural añadida a su carácter de documento histórico excepcional. Para preservarlo, admitiría su eventual traslado.

Según Álvaro Martínez Novillo, director del Instituto del Patrimonio Histórico Español, con el templo de Debod llegaron a Madrid elementos egiptológicos de gran valor que podrían contribuir a fortalecer su contextualización en el entorno del que ya forma parte integral.

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Antonio Almagro explicó su experiencia como partícipe en el traslado e instalación en Madrid del templo de Debod en 1972.

El químico y petrólogo José María Cabrera remarcó que los daños sufridos por construcciones como este templo suelen proceder de la acción del agua infiltrada; preconizó que los problemas constructivos tienen soluciones y se pronunció por fijar un punto cero que permita analizar Debod exhaustivamente para saber qué hacer a partir de ahora.

José Miguel Merino de Cáceres, experto en arquitecturas portables, rechazó cualquier solución que implique traslado o encapsulamiento del templo, cuya salud pétrea considera excelente.

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