El juez acusado de encañonar a un camarero en Málaga alega en el juicio "no recordar nada"
El magistrado fue suspendido en diciembre por liberar a un presunto narcotraficante
El juez Antonio Vicente Fernández, que en febrero amenazó a un camarero con una pistola, alegó ayer durante el juicio que no recordaba nada del incidente. El juez, que está suspendido de sus funciones por el Consejo General del Poder Judicial al haber liberado a un presunto narcotraficante, encañonó a un camarero hasta que éste le arrebató el arma tras un forcejeo. El fiscal solicitó un año de cárcel para el juez por un delito de amenazas, mientras que su defensa pidió la absolución o una leve condena por faltas. El juicio quedó ayer visto para sentencia.
"Estaba sometido a una medicación muy fuerte y no recuerdo nada. Sólo lo que me contaron después mi mujer y amigos". El juez Antonio Vicente Fernández alegó una amnesia casi total acerca del incidente que le sentó ayer como acusado. Con gafas de sol de las que no se desprendió durante la hora y media de juicio, el acusado permaneció impertérrito ante las breves declaraciones que se sucedieron por parte de testigos y policías. El fiscal del caso relató que el pasado 17 de febrero el camarero del bar Ember en Málaga le sirvió un refresco al juez, quien sin mediar palabra alguna, se dirigió a él esgrimiendo una pistola de gas comprimido cargada con munición.
El camarero, Fernando Aguado, contó cómo el juez le amenazó y forcejeó con él hasta lograr que la pistola cayera al suelo. Aguado explicó que el incidente le ha supuesto un trauma, y que a raíz del incidente ha cerrado el bar "por miedo". "Me asusté bastante, y ya no sabía si al ser un vecino volvería otro día y entonces habría peor suerte", añadió. "Este hombre ni hablaba de lo nervioso que estaba", puntualizó uno de los policías que le atendió tras el incidente.
El juez explicó que se mantuvo "tranquilo" durante el lance, y cuando acudió la Policía, enseñó a los agentes una carpeta con sus documentos que aseguró le acreditaban como juez. El médico forense por su parte declaró que el juez no sufre ninguna enfermedad mental y que fue consciente de sus actos, y que su única patología es que sufre "una mala tolerancia a la frustración" por estar suspendido provisionalmente. "Su libre albedrío estaba intacto a pesar del malestar", declaró.
El fiscal solicitó una condena de un año de cárcel y señaló la gravedad de la actitud del magistrado, quien al exhibir el arma provocó el forcejeo con el camarero. "El informe del forense no encuentra indicios de enfermedad psíquica y ningún atenuante debe ser apreciado", concluyó. La defensa se basó para pedir su absolución en que no amenazó verbalmente al camarero y en que el arma nunca le hubiera causado la muerte, al ser ésta de gas comprimido.
El magistrado, anterior titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Málaga, fue suspendido el pasado diciembre tras haber puesto en libertad a un presunto narcotraficante durante una suplencia. Jiménez alegó en una declaración ante el TSJA que un alto cargo policial le había insinuado que su libertad beneficiaría unas investigaciones policiales. El testimonio del magistrado aludió en su día a "un asunto de espoletas de bombas a árabes".
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