Los desafíos de la gestión y la financiación universitarias

La última prórroga del plan de financiación universitaria valenciana 1999-2003 concluye, oficialmente, el 31 de julio. Con ese horizonte, y con el del próximo espacio europeo de educación superior -que debería estar en marcha en 2010- el sindicato CC OO organizó la semana pasada un debate de fondo. A un lado, José Antonio Pérez, gerente de la Universidad Politécnica de Valencia. Al otro, Enrique Villareal, decano saliente de la facultad de Economía de la Universitat de València.

Sus planteamientos dejaron ver alguna diferencia respecto a las necesidades del sistema, pero sobre todo muchas coincidencias. Una de ellas fue las tasas universitarias, que ambos opinan que deben aumentar.

Los dos representantes coincidieron en que habrá que aumentar lo que pagan los alumnos

Pérez abogó por doblar lo que pagan los alumnos y triplicar paralelamente las becas y los préstamos para estudiantes. Villareal, que es también responsable de Economía en el PSPV, aceptó que ese incremento es una "discusión dolorosa para la izquierda". Defendió, no obstante, que un modelo educativo más solvente, más competitivo y más experimental, en el que haya por ejemplo "menos aulas, pero más salas de informática y más laboratorios" exige mayores recursos. ¿De dónde van a salir?, preguntó. "No parece", señaló, que vaya a aportarlo el Gobierno, porque las competencias están transferidas. "¿De las comunidades autónomas?", "tampoco parece", se respondió, al menos en el caso de la valenciana, cuyas cuentas públicas "no son para tirar cohetes". "Sería deseable", coincidió con Pérez, una aportación mayor de la empresa privada, pero dejó claro que las tasas tendrán que aumentar; "la alternativa es aumentar la presión fiscal", una práctica que la última socialdemocracia ha descartado sobre el argumento de que de ese modo, supuestamente, es imposible ganar elecciones.

Ambos cargos discreparon en cambio en su análisis sobre el plan de financiación 1993-2003. El gerente de la Politécnica lo calificó de "notable" y de referente para el resto de España, a pesar de lo cual planteó cambios: En materia de pagos por objetivos y en incremento en el gasto por alumno, que consideró imprescindible para "adaptar las universidades a la sociedad, a la globalización" y a su competencia. Pérez, que puso a Irlanda como ejemplo de la relación entre estos conceptos, abogó también por un aumento del gasto en I+D+i, hoy "singularmente débil"; una mejora de la evaluación de la producción científica, especialmente del Personal Docente e Investigador, para el que propuso un aumento de los "incentivos retributivos".

Villareal, que colaboró en la gestación del plan de financiación de 1994, del que deriva el actual, opinó que el modelo "no ha ido mal" pero señaló varias deficiencias. El decano señaló que a partir de 1999 se estableció un sistema de objetivos que no ha cumplido con lo previsto, y criticó la "provisionalidad del modelo", sostenido en los últimos años a base de prórrogas.

Villareal aseguró igualmente que se necesita una población "más educada" para lograr mayor competitividad, lo que podría incluir que quienes trabajan volvieran "cíclicamente" a ella. Pidió más libertad para "contratar, y poder luchar por el mercado de los posgrados que será muy competitivo", pero también más exigencia a la hora de "medir cómo se han aprovechado los recursos".

José Antonio Pérez hizo finalmente una dura crítica al modelo de gestión universitaria, al que consideró "poco profesional"; "más interesada en satisfacer" a sus empleados que a los usuarios; "atrasada en los sistemas de dirección" para el tamaño que han alcanzado y con baja "cohesión institucional", lo que habría permitido la consolidación de "reinos de taifas".