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Reportaje:

Cuestión de pantalanes

El proyecto de ampliación del puerto de Benalmádena se enfrenta a la oposición ecologista y de los municipios vecinos

En sus 23 años de vida, el puerto de Benalmádena se ha convertido en uno de los reclamos turísticos más importantes de la Costa del Sol por su oferta náutica (casi un millar de atraques en 106.175 metros cuadrados de agua abrigada), comercial y lúdica. Ahora, a poco de celebrar sus 25 años de vida, Puerto Marina está a punto de convertirse en uno de los mayores puertos deportivos del Mediterráneo. Sin embargo, el proyecto cuenta con la oposición de los municipios vecinos.

Tras pasar un periodo apartado de la alcaldía, Enrique Bolín ganó de nuevo las elecciones municipales en 1995 como cabeza del Grupo Independiente de Benalmádena (GIB). En su programa figuraba como proyecto estrella la ampliación del puerto deportivo. Tras nueve años de informes, tramitaciones y negociaciones con la Administración autonómica, la Empresa Pública de Puertos de Andalucía (EPPA) y el Ayuntamiento de Benalmádena llegaron hace dos semanas a un acuerdo que desbloqueaba el proyecto de ampliación del puerto deportivo, el único de este tipo que la EPPA ha aprobado en Andalucía.

El nuevo recinto contará con 2.000 atraques en 197.630 metros cuadrados

El Ayuntamiento ha hecho suyas todas las modificaciones que ha sufrido su proyecto inicial y, según explica el concejal responsable del Puerto, José Nieto, se espera que en breve pase por la comisión provincial de urbanismo. "Si todo va bien, la idea es adjudicar la primera fase de las obras a finales de este mismo año", explica Nieto.

Dentro de unos tres años y tras una inversión que Nieto estima en 60 millones de euros, el nuevo recinto portuario dispondrá de una superficie de agua abrigada de 197.630 metros cuadrados, lo que posibilitará llegar a disponer de 2.000 atraques. Esto permitirá satisfacer la demanda ya existente, que según el concejal se traduce ya en 300 solicitudes. Por otro lado, la superficie de tierra (más de 163.000 metros cuadrados) aumentará en unos 25.000 metros cuadrados que, dividios en dos parcelas, se destinarán a zona comercial, varaderos y servicios portuarios.

Uno de los puntos más problemáticos del proyecto, los aparcamientos y los accesos, también ha quedado subsanado. La EPPA ha reducido de 1.100 a 374 las plazas de aparcamiento en superficie, lo que motiva que no sean necesarios nuevos accesos al puerto, que hace poco remodeló los ya existentes para dar mayor fluidez al tráfico.

Pese a que la ampliación ha sido bien acogida por las distintas asociaciones de empresarios y constructores del Costa del Sol, quienes resaltan que servirá para crear empleo y generar riqueza gracias al turismo, existen varias voces contrarias a que esta ampliación se efectúe. Entre ellas destaca la del vecino Ayuntamiento de Torremolinos, cuyo alcalde, Pedro Fernández Montes (PP), se opone alegando que la ampliación puede tener efectos negativos sobre las playas de La Carihuela, zona de restauración y uno de los principales activos turísticos de Torremolinos. También la oposición municipal se muestra contraria. La portavoz del PSOE en Torremolinos, Montse Reyes, recuerda cómo la construcción del puerto afectó negativamente a las playas de La Carihuela "sólo levantando la mitad del espigón que ahora se pretende construir".

Reyes critica que Fernández Montes no haya presentado ni una sola alegación a este nuevo proyecto de ampliación e indica que requerirá que el Ayuntamiento de Torremolinos se persone en la próxima comisión provincial de urbanismo que abordará la ampliación. "No es sólo un proyecto de Benalmádena, es un proyecto intermunicipal porque varios municipios se ven afectados por el mismo", dice Reyes, que espera un informe definitivo de la Dirección General de Costas sobre el impacto natural que causará este proyecto.

Por su parte, Los Verdes de Málaga denuncian que la ampliación supondrá la destrucción de 416.000 metros cuadrados de dominio público marítimo-terrestre y que la interacción de los nuevos espigones con las playas limítrofes provocará la desaparición de gran parte de las mismas.

Un extremo que niega el concejal responsable del Puerto, que asegura que el Ayuntamiento de Benalmádena cuenta con varios informes sobre el impacto natural que avalan la viabilidad del proyecto. "No comprendemos la actitud del Ayuntamiento de Torremolinos ante un proyecto que beneficia a toda la Costa del Sol. Contamos con varios estudios que afirman que las playas no se verán afectadas, sino todo lo contrario", indica José Nieto.

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