"Quiero a la gente; otra cosa es al prójimo"
Pregunta. Tres reediciones suyas, entre ellas El repelente niño Vicente. ¿No hay novedades a su altura?
Respuesta. No. La razón es la generosidad de los amigos.
P. ¿Hay cine español sin usted?
R. Claro que sí. Pero cómo no. Estupendo.
P. El pisito, su primer guión, ¿se llamaría hoy La solución habitacional?
R. Ya me hubiera gustado,cuando llegué a Madrid, tener veinte metros para mí. Yo vivía realquilado en una habitación, en la que no cabía nada, más que rencor, amargura y mala sangre.
P. A la edad del niño Vicente estaba en las Escuelas Pías de Logroño. ¿Le cundieron?
R. No. Me obligaron a hacer penitencia por pecados que no sabía que había cometido, como no hacer la comunión o que mi padre fuera de izquierdas.
P. ¿Y de sexo?
R. Tocamientos. Así es como los llamaban ellos.
P. Confiese que imagina quién sería hoy su cursi niño.
R. Pues los que están muy bien peinados. Antes, ya no, Gallardón hablaba mucho como un posible niño Vicente. Y Zaplana, desde luego, que parece siempre recién salido de la tintorería.
P. ¿En la izquierda no hay repelentes?
R. Seguramente mi filiación me hace no verlos.
P. Cuenta que empezó a escribir por un amor mal curado.
R. Es que, si te hacen caso, no tienes tiempo de escribir. Lo pasas tan estupendamente bien... La literatura viene siempre de una carencia, de un sufrimiento.
P. Quiere decir que, si no le hubieran dado caña, hoy no tendríamos La escopeta nacional o La prima Angélica.
R. Pues es muy posible. La derrota, el fracaso, la frustración son una fuente mucho más rica de literatura que el éxito.
P. "No me gusta almacenar ni la nostalgia". ¿Qué hay en sus cajones?
R. Más que esperanza, alguna que otra utopía.
P. ¿La mayor?
R. Morir centenario, con muy buena salud, rodeado de amigos, como un patriarca, y, a ser posible, durmiendo.
P. "La autocensura castra y envilece". ¿Usted en qué se corta?
R. En la buena educación. Es lo único. No ser impertinente, agresivo, grosero.
P. "Yo no tengo amor propio". ¿Y ajeno?
R. Hombre, yo a la gente la quiero mucho. Otra cosa es al prójimo.
P. "No creo en las tragedias ni dramas a perpetuidad". ¿Otelo es reversible? ¿Calixto puede pelearse con Melibea, como Figo con Luxemburgo?
R. Todo se pasa. Y esos amores eternos que cita es necesario que se corten enseguida, porque si se prolongan acaban en el matrimonio.
P. ¿Usted y el vino son lo más excelso que ha dado La Rioja?
R. No. Hay gente estupenda.Sobre todo, Gonzalo de Berceo. Y como se pasa la vida bebiendo vino, según él...
P. Pues le metemos en la terna.
R. Sí. Muchísimas gracias.
P. Su padre era sastre. ¿Disfruta cortando trajes?
R. No, no. Una de las grandes alegrías cuando vine a Madrid es que aquí yo no oía hablar tan mal de la gente como en mi tierra.
P. ¿Y qué ha heredado de la sastrería?
R. Aquella sastrería es mi única patria. Allí estaban mis padres, y unas chicas que cantaban zarzuelas mientras trabajaban. Allí aprendí a hablar, a comer, a beber. Aprendí muchas cosas.
P. Ferreri, Berlanga. ¿A quién quiere más, a papá o a mamá?
R. Lo de Ferreri es como el primer amor, con el que me he sentido más cómodo.
P. Dice que ahora, con los tanatorios, el sexo rápido es más difícil. ¿En los velatorios de antes se ponían las botas?
R. En los velatorios se producía un clima, avanzaba la madrugada, las luces estaban apagadas... Y en la revuelta de un pasillo, o yendo a la cocina a por un vaso de agua...
P. ¿Los deudos se metían mano como posesos?
R. Tanto como los deudos, no. Pero es que allí había gente que los acompañaba. Y éstos, sí, hasta donde podían.
P. ¿Usted se inició en tal salsa?
R. Eso por descontado. Yo, cuando era un adolescente, miraba hasta a los curas, porque llevaban faldas. Era la edad.
PERFIL
Con 78 años, que sabe que no aparenta -"es que yo creo que tengo 39; 78 lo dice el Registro Civil"-, y dos hijos, este guionista, director y actor prolífico se dice amante de la música popular y del mestizaje, come "como una lima", odia el ruido y presume de honestidad en el trabajo. La muerte le parece "algo obsceno"
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