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Reportaje:

El problema, dentro de 15 días

Las consecuencias de la sequía en el campo y las poblaciones de Lleida, Tarragona y Girona son, de momento, asumibles

- En la provincia de Lleida, la sequía no ha obligado todavía a aplicar medidas excepcionales, aunque si no llueve en los próximos 15 días la situación será crítica en un centenar de municipios que en esta época suelen tener escasez de agua de boca. De momento, ninguna población importante padece restricciones, pero, la Diputación informa de que en 24 pequeños núcleos de población de 12 municipios tienen que recurrir desde hace días a los camiones cisterna para abastecerse de agua de boca.

La falta de agua es un problema habitual en las zonas secas, especialmente en las masías alejadas de los núcleos habitados de las comarcas de Les Garrigues, Segarra, Noguera y Pallars Jussà. Ese es el caso de la familia que vive en casa Ribera, en Comiols, un agregado a Artesa de Segre (Noguera). La única agua que conocen sus siete miembros es la que cae del cielo.

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Hasta ahora nunca habían tenido problemas porque han aprendido a aprovechar hasta la última gota. "Tengo 1.000 metros cuadrados de tejado y a poco que llueva puedo almacenar mucha agua en dos depósitos que tengo de 100.000 y 150.000 litros. Con 30 litros por metro cuadrado, recojo 30.000 litros. Si lloviera de vez en cuando, no tendría problemas", explica Emili Ribó, de 62 años.

Este agricultor señala que la situación que está viviendo es excepcional, ya que en los últimos 15 años no le había faltado nunca agua para el ganado. Tiene un rebaño de 700 ovejas y cabras que cada día consumen 4.000 litros de agua. Desde hace un mes los depósitos de casa Ribera están bajo mínimos, lo que ha obligado a Emili a ir a buscar el agua a Benavent de Tremp, a 10 kilómetros. "Ya me han traído 11 cubas de 10.000 litros cada una y eso, a precio de amigo, me costará 90 euros cada viaje. Me han dicho que ese dinero lo podré recuperar, pero no lo tengo claro", añade.

Si no llueve pronto, el problema se agravará porque los vecinos de Benavent de Tremp ya le han dicho a Emili que a partir de ahora no podrá llevarse más agua porque la necesitan para sus granjas y huertos. "Si me quedo sin agua, tendré que trasladar el rebaño a un lugar donde la haya, y eso sería para mí la ruina", se lamenta Emili, que debido a la sequía ha perdido casi toda la cosecha de cereales.

A Emili le gustaría que alguno de los dos nietos que viven con él siguiera sus pasos, pero reconoce que, tal como están las cosas, el de agricultor es un oficio que se extinguirá. Y encima no llueve. "¿Sabe por qué no llueve? Se lo diré claramente: la Administración es la principal culpable de que no llueva como lo hacía antes. Cada vez que los hombres del tiempo anuncian precipitaciones, pasan las avionetas que lanzan yoduro de plata para deshacer las tormentas. ¿Quién les paga? ¿Quién tiene interés en que no llueva?", dice con enfado Emili.

- Sin restricciones en Tarragona. Tanto el Camp de Tarragona como las comarcas del Ebro soportan la sequía de forma llevadera. Ningún agricultor sufre restricciones de agua de riego, ningún municipio tiene que recurrir a cubas y ninguna industria tiene limitaciones de agua, afirman fuentes de la Generalitat.

El Camp de Tarragona se abastece principalmente del minitrasvase del Ebro y del embalse de Siurana-Riudecanyes, que está por encima del 80% de su capacidad. Los regantes del pantano, además, usan menos cantidad de agua por hectárea de lo que recomienda el decreto por la sequía del Ejecutivo catalán, informa el sindicato agrario Unió de Pagesos. Tanto el minitrasvase como el pantano garantizan el normal abastecimiento de agua, y el Gobierno catalán únicamente aplicará restricciones en servicios no esenciales, tales como fuentes ornamentales.

En el Ebro, las últimas lluvias han sido más generosas que en el resto de Cataluña. Así lo explica el responsable de Medio Ambiente, Víctor Gimeno, quien asegura que la situación en su zona no hace caer, de momento, en el pesimismo.

- Humedad relativa en Girona. La buena salud de los pantanos y la relativa humedad de la tierra, aun con las altas temperaturas, hace de Girona la provincia catalana con menor riesgo de padecer los efectos de la sequía. Donde más se teme la falta de agua es en las comarcas más secas, como el Baix Empordà, especialmente en los municipios del interior. En concreto, Palafrugell y su área de influencia -Calella, Tamariu y Llafranc- están poblados de plantas, árboles y arbustos (como el alcornoque, fuente de uno de los principales activos de la industria local, el corcho) que se adaptan a los climas secos, lo que permite controlar el gasto de agua. El problema es otro: el riego de césped, los campos de golf que no son autosuficientes con este sistema y los particulares que se han acostumbrado a abusar de los aspersores. Esa es la opinión de Narcís Rosés, que lleva 22 años dedicándose a la construcción y el mantenimiento de jardines en Palafrugell.

Aunque, como gremio, los jardineros no han hablado todavía de actuaciones específicas, Rosés se teme lo peor. "La gente ve dos rayos de sol y deja el riego automático todo el día", afirma. El jardinero cree que se tiene que "mentalizar" a la ciudadanía para evitar estos abusos "porque el agua se necesita". Dice que la situación no es dramática, pero si no llueve "habrá que dejar de regar y morirán muchas plantas". A juicio de Rosés, otro problema es el desconocimiento de buena parte de la población sobre las formas de subsistencia que tiene la naturaleza. "Un árbol tiene sus recursos para alimentarse y es absurdo regar tres veces en un día cuando con una vez cada tres días habría suficiente", con el consiguiente ahorro de agua que supone.

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