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Columna
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Gracias, Lucentum

José Luis Ferris

El Etosa Alicante, es decir, el Lucentum, no sólo ha hecho historia en la ACB esta temporada sino que ha repartido ilusión a espuertas entre los alicantinos, ha sacado a la ciudad de la mediocridad deportiva a la que parecía condenada en los últimos lustros, ha llenado de contenido esos fines de semana que transcurrían sin pena ni gloria y nos ha ofrecido una extraordinaria lección de humildad y de sabiduría, de energía y de esfuerzo, de utopía y de imaginación. Porque nadie podía soñar al empezar la liga lo que el conjunto entrenado por Trifón Poch iba a regalar a los aficionados. Pocos podían decir que el Etosa, un equipo hecho con los recursos mínimos, alcanzaría esa gloria deportiva, mágica, reservada tradicionalmente a la elite. Sin embargo ha ocurrido y eso invita a realizar varias lecturas. La primera es que el equipo alicantino ha dado un paso de gigante en el baloncesto español y en la división de honor. Ningún rival que se le cruce podrá verlo ya con los ojos de antes. Su lugar exige un espacio en lo alto de la tabla y con eso van a contar los conjuntos que venían disfrutando de tal privilegio. El Lucentum, desde esta temporada, ha de asumir su perfil de grande, de entidad con suficiente luz propia como para eclipsar, en cualquier momento y en la cancha que sea, al equipo más respetado y respetable. También sabe el Etosa que la formula que ha aplicado a su juego (humildad + ambición) genera maravillosos resultados.

En síntesis, los alicantinos hemos disfrutado esta temporada de la épica del triunfo y de la lírica de esa magia tan cara de encontrar en el deporte. Que no se haya podido doblegar al bronco Unicaja en los play offs no ha de quitar a nadie un ápice de orgullo. El equipo (Quince, Larry, Nacho, Lucio, Iñaki, Oriol, Digben, Berni, Weigand, Héctor y, sobre todo, Trifón Poch y Luis Castillo) y cada uno de los aficionados podemos pronunciar el nombre del Etosa Alicante con la cabeza más alta que nunca. Jugar por encima de nuestras posibilidades es un hecho demostrado. Regalarnos el sueño de estar entre los elegidos es un logro que no vamos a olvidar, que nadie puede olvidar.

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