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El Síndic denuncia la falta de profesionalidad de los centros de atención a maltratadas

Del Rosal advierte de la "doble victimización" que sufren por no recibir asistencia adecuada

Falta de profesionales especializados, actitudes arcaicas basadas en la beneficencia, ausencia de atención para los hijos de las agredidas y de programas de recuperación psicológica. Éste es el escenario al que se enfrentan las mujeres que hartas de las palizas de sus compañeros se dirigen a la Administración valenciana para pedir ayuda, como ayer describió el Síndic de Greuges, Bernardo del Rosal, en la presentación de su informe especial sobre la respuesta institucional a la violencia de género. Del Rosal reclamó una atención "más eficaz, eficiente e inteligente" para evitar la "doble victimización" de las víctimas al recibir un tratamiento que les hace sentirse "culpables de su situación".

"En el mejor de los casos salen igual y en el peor, con la autoestima deshecha"
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La desesperación a la que llegan la mayoría de las víctimas de la violencia doméstica no se debe tanto de un problema social (marginación o exclusión) sino a la fase final de un proceso de destrucción psicológica, según las asociaciones que trabajan con estas mujeres. Y, sin embargo, el principal problema de los centros valencianos de atención a mujeres maltratadas es "la falta de especialización y de formación de los profesionales" para abordar esta circunstancia, como puso ayer de relieve el Síndic de Greuges en la presentación del informe La respuesta institucional a la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja en la Comunidad Valenciana. Del Rosal comentó que buena parte de culpa de la falta de estrategias adecuadas y de profesionales especializados obedece a los esquemas mentales "arcaicos" sobre la atención a estas personas que siguen vigentes en buena parte de los centros. "La vieja concepción de la asistenta social como asistencia benéfica", en palabras del Síndic, lleva a tratar a estas personas como "mujeres descarriadas que necesitan amparo en lugar de una persona psicológicamente destruida que necesita un programa de reconstrucción" que le devuelva la autoestima.

"La mujer necesita una recuperación antes de ponerse a coser o demás talleres de tareas domésticas", que son los únicos programas que se les ofrecen a las víctimas del maltrato en el mejor de los casos. Esta falta de capacitación y de respuestas adecuadas agrava la situación de estas personas, lo que genera un problema de "victimización secundaria" por el que se sienten "culpables de su situación". De ahí el elevado número de bajas voluntarias y de mujeres que vuelven con su agresor por preferir el "mal conocido" a los problemas de convivencia en unas instalaciones con personas que no saben tratarlas y que "no entiende por qué gente que está para atenderla y auxiliarla, lo que hace es tener problemas diarios con ellas". El resumen que hacen las asociaciones de mujeres consultadas en el informe es que las usuarias "salen de los centros en el mejor de los casos, en las mismas condiciones en las que entraron, sin que su situación haya mejorado nada y, en el peor, con su autoestima deshecha y con la impresión de haber perdido la última ocasión para poder vivir con cierta dignidad"

Del Rosal apeló a abandonar el viejo concepto benéfico asistencial por un enfoque "profesional" que impida que puedan ser tratadas por "cualquiera, que acaba quemándose y dejando esa profesión que les supera y les desborda" y reclamó la puesta en marcha de un centro específico de larga estancia destinado a atender de forma específica la asistencia psicológica a estas personas.

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En el informe se solicita también prestar atención adecuada a los hijos de las víctimas para que en lugar de que se les tome por simples acompañantes, se les considere usuarios de pleno derecho de los centros. La larga lista de peticiones incluye la de regular los centros Mujer 24 horas "estableciéndose sus condiciones de funcionamiento y los mínimos de calidad, y [que] se determine la adecuada coordinación con la red de asistencia a mujeres y menores". Además, reclama que se garantice a las mujeres que sean excluidas de los centros por cuadros psicóticos graves, alcoholismo o drogadicción, patologías asociadas en algunos casos al maltrato, "se garantice la existencia de recursos adecuados que impidan situaciones de desprotección".

La mayoría de las usuarias son extranjeras, de entre 18 a 40 años, algunas de las cuales se dedican a la prostitución. A algunas de ellas, según denuncias de asociaciones de mujeres, en alguno de los centros de atención "se ha tratado de evitar que denunciaran y se les ha aconsejado volver a casa".

El Síndic extiende la carencia de medios y personal especializado a policías locales y autonómicos, la policía nacional, la Guardia Civil y el personal especializado de asistencia psicológica de juzgados de familia.

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