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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cuestión de sacas

Los comicios gallegos podrían resolverse en función de lo que depare la respuesta de los 300.000 emigrantes censados en Latinoamérica, principalmente en Argentina, y en el control de las sacas que contienen sus sufragios. Así lo cree el PP, que ha exigido la presencia de interventores las 24 horas del día en el aeropuerto de Barajas y en los servicios de Correos hasta la víspera de las elecciones del próximo día 19 para evitar "alteración, pérdida o sustracción" de las papeletas. Está en su derecho de solicitarlo, pero es paradójico que el partido de Fraga, que ha gobernado Galicia durante los últimos 15 años y que aspira a un quinto mandato, se convierta ahora en una especie de alguacil alguacilado y reclame este control adicional, al que no se oponen ni los socialistas ni los nacionalistas del BNG.

En el caso de los comicios gallegos, el voto por correo de los emigrantes ha suscitado en más de una ocasión no pocos recelos. No han faltado episodios de papeletas emitidas supuestamente por votantes ya fallecidos y, algo mucho más habitual, personas que entregan en los servicios postales argentinos o uruguayos un paquete de sufragios de varios electores para tramitar su envío a España sin apenas control. Parece claro que este tipo de voto resulta totalmente improcedente y que hay que exigir la máxima transparencia respecto a cómo se ejerce el derecho de sufragio en estos casos. Bueno sería que se hiciera alguna modificación respecto a la vigente ley sobre el voto por correo en el extranjero, de manera que se exigiera una acreditación personal. Debería ser competencia de los consulados españoles, que serían quienes canalizarían desde sus propias sedes el envío.

El voto del emigrante gallego nunca ha sido decisivo hasta ahora. Representa aproximadamente el 15% del censo total de Galicia, pero apenas un tercio de los inscritos suele ejercer su derecho. Fraga siempre ha acudido a Argentina o Uruguay. Lo ha hecho también ahora, cargado de promesas y regalos y despertando las críticas de sus rivales. El socialista Pérez Touriño y el nacionalista Quintana se han apresurado a seguir sus pasos. Los tres son conscientes, y más que ninguno el presidente de la Xunta, de que esta vez el destino de un solo voto puede ser decisivo. La última encuesta del CIS pronostica que el PP perderá la mayoría absoluta por dos escaños, bajando de 41 a 36 diputados, y que el PSdG y el BNG podrían arrebatarle, si se alían, el Gobierno autónomo, al lograr 23 y 16 parlamentarios respectivamente.

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