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ELECCIONES GALLEGAS | La batalla por el voto

Touriño promete que España será admirada por cómo "trata a sus hijos en todo el mundo"

Kirchner, que no recibió a Fraga, se entrevistó con el candidato socialista a la Xunta

Carlos E. Cué

El candidato socialista a la Xunta, Emilio Pérez Touriño, participó en la madrugada de ayer, hora española, en un mitin junto al ministro de Trabajo, Jesús Caldera, en Montevideo, en el que ambos prometieron que, si el PSOE llega a la Xunta, España y Galicia "serán admiradas en el mundo por cómo tratan a todos sus hijos, vivan donde vivan, por cómo garantizan los derechos de todos sus trabajadores". El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, que se negó a recibir a Manuel Fraga, se entrevistó anoche con Touriño.

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Antes de su entrevista con Kirchner en la Casa Rosada, Touriño se había reunido previamente con el presidente uruguayo, el izquierdista Tabaré Vázquez. Sin embargo, este recibimiento tiene, políticamente, menos valor, porque Vázquez, de origen gallego, también abrió las puertas a Manuel Fraga, y ayer mismo acogió incluso a Anxo Quintana, el líder del Bloque Nacionalista Galego. Kirchner, sin embargo, sólo recibió a Touriño, un gesto inequívoco de apoyo. Durante su encuentro, el presidente argentino bromeó incluso con la idea de que le había dado suerte a José Luis Rodríguez Zapatero cuando se reunió con él antes de las elecciones generales; y auguró que ahora pasaría lo mismo con Touriño, según fuentes socialistas.

En el mitin de Montevideo, ante un millar de personas, tanto Caldera como Touriño tuvieron palabras de cariño para la emigración. Recordaron la deuda que los españoles tienen con los pueblos, como el uruguayo, el argentino, el brasileño, el venezolano o el mexicano, que acogieron a los emigrantes en tiempos de dificultad económica y también después de la Guerra Civil. Touriño dijo que había llegado la hora de pagar esa deuda, con ayuda al desarrollo para esos países, y el trabajo "para un orden internacional más justo".

Pero además de las palabras, Caldera presentó hechos. Por ejemplo, la extensión del derecho a la nacionalidad. Además, el cambio de política de inmigración. Al proceso de regularización que acaba de concluir, por ejemplo, se han acogido 11.000 uruguayos. "El anterior Gobierno les obligaba a la ilegalidad y la explotación", reprochó. Además, el PSOE ha introducido un apartado en el Reglamento de la Ley de Extranjería que permite a los nietos de españoles pedir un visado para ir a España a buscar un empleo. Y si lo consiguen, en un año podrá tener la nacionalidad, explicó entre aplausos.

Si en España el comentario generalizado en los círculos políticos es que estas elecciones gallegas superan con creces la importancia habitual de unos comicios autonómicos, por las consecuencias que pueden tener en la política nacional, en el extranjero esto es aún más evidente. Caldera, por ejemplo, ha viajado ya tres veces en los últimos tres meses a estos países para firmar convenios que mejoran la situación de los emigrantes y, de paso, pedir apoyo para su candidato gallego. Antes de coincidir con él en Montevideo, el ministro había estado en Brasil, donde se reunió también con la comunidad española. Y la semana pasada acudió a Venezuela, donde son 60.000 los gallegos con derecho a voto.

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Caldera fue muy aplaudido el domingo en Montevideo, sobre todo cuando recordó que el Gobierno español comparte con Suecia la exclusividad de un Ejecutivo totalmente paritario. Touriño se ha comprometido a hacer lo mismo si gobierna en Galicia. Después del acto, en los corrillos que formaban los emigrantes, muy satisfechos, comentaban con orgullo esta decisión del presidente del Gobierno.

El entusiasmo con el que fueron acogidos Caldera y Touriño no deja de sorprenderles. El líder gallego ha acudido ya nueve veces a estas tierras, y conoce cómo son sus paisanos por aquí, pero el domingo confesaba en el aeropuerto, poco después del multitudinario acto de Buenos Aires: "La verdad es que esto sería imposible en Galicia. Me han abrazado, me han estrujado, no podía salir de allí".

Emilio Pérez Touriño (a la derecha), durante su entrevista con el presidente argentino, Néstor Kirchner.
Emilio Pérez Touriño (a la derecha), durante su entrevista con el presidente argentino, Néstor Kirchner.EFE

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