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La industria ferroviaria catalana, un vector tecnológico de punta

El Gobierno catalán ha destacado en diversas ocasiones como una de sus prioridades políticas en el terreno industrial y tecnológico el desarrollo de la industria aeronáutica. Permítaseme, desde nuestra actitud de afecto político a este Gobierno, que apunte algunas reflexiones al respecto.

Con datos basados en fuentes del sector, Cataluña concentraba en 2003 una facturación del 3,3% y un empleo del 2,8% del global español. Por el contrario, Madrid, País Vasco y Andalucía concentran el 90% del empleo y de los ingresos. Al margen de las aportaciones tecnológicas que Cataluña pueda hacer a la industria aeronáutica española, el liderazgo de los grandes proyectos, como el A380 (el avión comercial más grande del mundo), el A400M (avión de transporte militar europeo) y el cazabombardero Eurofighter, se concentra fundamentalmente en Getafe (Madrid); Puerto Real (Cádiz) y San Pablo (Sevilla), en Andalucía.

Por el contrario, existe una industria ferroviaria, considerada el segundo vector tecnológico europeo, que tiene una gran importancia manufacturera, económica y tecnológica en Cataluña. La industria ferroviaria catalana concentra más del 40% de la producción y el empleo del global español y tiene además no sólo unas raíces centenarias, sino que goza de una importante capacidad tecnológica propia y proyección internacional.

El ferrocarril significa modernidad y liderazgo tecnológico para la industria europea, y es un claro referente del modelo de desarrollo europeo basado en la cohesión social, la calidad de vida de sus ciudadanos, la eficiencia energética, la defensa del medio ambiente, la seguridad vial y la sostenibilidad, entendida ésta como la inaceptabilidad del crecimiento a cualquier precio. Con la construcción de una red europea de transporte ferroviario estamos construyendo, en definitiva, más y mejor Europa.

Además, la tecnología ferroviaria ha potenciado el desarrollo de determinadas tecnologías clave. La tecnología de los materiales, los diseños avanzados en la arquitectura del vehículo (aerodinámica ferroviaria, la aplicación de criterios biomecánicos a la seguridad), la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), el desarrollo de sistemas de señalización y comunicación, como sería el European Rail Traffic Management System (ERTMS), y los sistemas embarcados de diagnóstico y control inteligente vía-tren (Center Traffic Control / CTC), el desarrollo de tecnologías avanzadas para la automatización y robotización en los procesos de fabricación, las nuevas tecnologías aplicadas a la mejora de la fiabilidad, disponibilidad y mantenimiento del material (reliability availability maintenance system), que permiten, a partir del retorno de la experiencia, activar procesos de reingeniería del vehículo.

Ciertamente, y ésta es la tesis central de mi exposición, la industria ferroviaria (vector tecnológico de primer nivel en la economía global) tuvo y tiene una importante presencia en Cataluña: la primera línea del ferrocarril peninsular: Barcelona-Mataró en 1848, la fundación de las centenarias compañías La Maquinista Terrestre y Marítima, SA, y Material y Construcciones, SA, creadas en 1855 y 1857 respectivamente, que tienen su continuidad en Alstom Transporte, SA, heredera de la tradición industrial y tecnológica de las anteriores. Desde las famosas locomotoras de vapor Santa Fe y Confederación, diseñadas, desarrolladas y fabricadas con tecnología propia durante el siglo pasado, hasta los actuales trenes de alta velocidad de la línea Madrid-Sevilla (de altas prestaciones tecnológicas), los trenes de cercanías Civia, los tranvías Citadis, los trenes lanzadera, los coches inteligentes totalmente automatizados de la línea 9 del metro de Barcelona, por citar los más significativos del mercado estatal, o los desarrollos para el metro de Washington, el Jubilee Line del metro de Londres, el Metrópolis para el metro de Shanghai..., son la prueba evidente de que Cataluña tiene una industria ferroviaria que se inscribe en eso que hemos llamado el segundo vector tecnológico europeo.

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Los datos mandan: tenemos grosso modo, casi la mitad de la industria ferroviaria española concentrada en Cataluña, y una relevante parte de su producción en alta tecnología, que abastece la red de alta velocidad española, que con sus 915 kilómetros representa casi el 30% de toda la red europea de alta velocidad.

Quedan claras a estas alturas de la reflexión, las ventajas de favorecer en Cataluña la reactivación de una política industrial y tecnológica en sectores industriales con fuerte implantación en el territorio, con potencial innovador y con capacidad de difusión en el tejido tecnológico del mismo, como sería la industria ferroviaria, antes que provocar prioridades en un sector como el aeronáutico, ya consolidado en otros lugares del país, sobre todo si partimos de unos estándares tan endebles.

José Luis López Bulla fue secretario general de CC OO de Cataluña desde 1976 hasta 1995.

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