Bono comparecerá en el Congreso para pedir el envío de un batallón a los comicios afganos
El jefe de la cúpula militar se reúne con el director de la agencia de la OTAN que fletó el Yak
El ministro de Defensa, José Bono, tiene previsto pedir hoy mismo su comparecencia en el Congreso para consultarle sobre el envío de un batallón de unos 500 militares a Afganistán para dar protección a las elecciones legislativas afganas, previstas para el próximo 18 de septiembre. Por otra parte, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, general de Ejército Félix Sanz, recibirá el próximo miércoles en Madrid a Karl-Heinz Münzer, director de la agencia NAMSA de la OTAN, que gestionó el alquiler del Yak-42 sin controlar la cadena de subcontrataciones o la pérdida del seguro.
Bono ya ha despachado con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero la petición del secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, para que España refuerce con un batallón la seguridad de Afganistán durante las próximas legislativas.
Esta misión, según Bono, cumple las condiciones exigidas por el anteproyecto de ley Orgánica de Defensa Nacional: ha sido autorizada por la ONU, se desarrolla bajo el mando de la OTAN y responde a una petición del presidente afgano, Hamid Karzai.
El último requisito es la consulta previa al Parlamento, que Bono se propone llevar a cabo, aunque aún no se ha decidido si comparecerá ante la Comisión de Defensa del Congreso o en una sesión conjunta con Asuntos Exteriores y si se votará o no a su término.
El batallón estará en Afganistán un máximo de 90 días, igual que el que se envió en otoño pasado para las elecciones presidenciales. Lo más probable es que se instale en Herat, al oeste del país, donde España está desplegando un contingente permanente de hasta 540 efectivos para ayudar a la consolidación del débil Estado afgano. Por tanto, después del verano habrá en Afganistán más de un millar de soldados españoles.
Es probable también que el batallón pertenezca a la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat), con base en Figueirido (Pontevedra) y Siero (Asturias), que ayer desfiló en A Coruña. Este batallón está asignado a la Fuerza de Reacción de la OTAN (NFR), que España encabeza a partir de julio.
Por otra parte, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz, recibirá el 1 de junio en Madrid al director general de la NAMSA, la agencia de la OTAN que fletó el Yak-42 en el que murieron 62 militares españoles el 26 de mayo de 2003 en Trabzon. Sanz le pedirá explicaciones por la falta de control de la cadena de subcontrataciones, en la que seis intermediarios se repartieron más de 100.000 dólares, y por la desaparición del seguro de 75.000 dólares por pasajero que figuraba en el contrato.
Bono advirtió ayer de que, si el director de NAMSA no da una respuesta satisfactoria, llevará las quejas contra la agencia a la reunión de ministros de Defensa de la OTAN prevista el 7 y 8 de junio en Bruselas.
El ministro se mostró ayer dispuesto a investigar el pago de comisiones similares a las del Yak-42 en los más de 44 vuelos fletados a través de NAMSA en 2002 y 2003, si así se lo demanda el Congreso, como ha planteado Esquerra Republicana. El monto global destinado a pagar comisiones podría oscilar entre tres y cinco millones de dólares, según las estimaciones.
Una bandera de 25 metros para Riazor
La Coruña con ele, como la denominaron los oradores, se volcó ayer con las Fuerzas Armadas en su día grande. Unas 60.000 personas, según fuentes municipales, asistieron al desfile de más de mil militares por el Paseo Marítimo y el posterior simulacro de rescate en la playa del Orzán. Hasta 150.000, según el Ministerio de Defensa, visitaron los buques de la Armada atracados la semana pasada en el puerto coruñés.
Por su parte, varios centenares de antimilitaristas y nacionalistas se manifestaron en contra de la parada militar. Algunos llevaban huevos en una mochila, pero no pudieron acercarse a su presumible objetivo. La policía impuso estrictas medidas de seguridad en una ciudad donde hace 20 años, también en una conmemoración del Día de las Fuerzas Armadas, se descubrió un compló ultra para asesinar al Rey colocando una bomba bajo su tribuna.
Ayer, el único incidente reseñable fue el retraso de la familia real, que no pudo aterrizar en el aeropuerto coruñés debido a las malas condiciones meteorológicas y se desvió a Santiago, lo que retrasó media hora el comienzo del acto.
Pese a la espera, el calor popular compensó el tiempo desapacible y el cielo plomizo, que amenazó lluvia durante toda la mañana sin llegar a descargar.
El Rey llegó ataviado con el uniforme de almirante general, acorde con el sabor marino que tuvieron los actos. Doce portadores designados por la Cofradía de Pescadores, la Autoridad Portuaria y el Centro de Control de Tráfico, entre otros organismos ligados al mar, llevaron la bandera española de 25 metros cuadrados que se izó frente a la playa de Riazor y que el alcalde coruñés, Francisco Vázquez, ha prometido dejar allí como recuerdo.
Los Príncipes de Asturias, cuya presencia no se confirmó hasta el último momento, fueron el objetivo preferente de los curiosos. Especialmente doña Leticia, con un vestido azul pálido, del brazo de don Felipe, de comandante del Ejército de Tierra.
El mal tiempo obligó a recortar la exhibición aérea, que se redujo a una pasada de la Patrulla Águila, que llegó desde el horizonte atlántico para sobrevolar la ciudad dejando un rastro con los colores de la bandera española.
Tras el desfile, el alcalde ofreció una recepción en la Palacio Municipal María Pita, donde el Rey expresó su agradecimiento por las "muestras de afecto y cariño" recibidas por la familia real y las Fuerzas Armadas. Bono, de su lado, destacó que los ejércitos "son bien recibidos en toda España" y "no producen temor más que a quien se lo debe producir: los terroristas y los enemigos de la paz".
A la recepción acudieron la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, y el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, a quien el Ministerio de Defensa ofreció una cena de homenaje el sábado. Un acto similar, celebrado en 2004 en Almería en honor al presidente andaluz, Manuel Chaves, recibió acervas críticas del PP.
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