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Análisis:FÓRMULA 1 | Gran Premio de Europa
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Agresividad

Ramon Besa

Hay victorias, como la que ayer se encontró Fernando Alonso, que por más explicaciones técnicas que tengan son difíciles de contar sin recurrir a argumentos deportivos universales, muy manidos en situaciones emotivas, como ocurrió en Nürburgring. Por la misma razón que se supone que Kimi Raikkonen fue víctima de la fatalidad, la misma que por ejemplo le llevó a perder el campeonato del mundo de 2003 con Michael Schumacher por dos puntos, el asturiano se encontró ayer con la suerte de los campeones.

A una carrera estupenda por la montonera que organizó Ralf Schumacher, por las estrategias de los equipos, por la prohibición de cambiar los neumáticos y por los errores en las trazadas que se intercambiaron los dos pilotos que se disputaban la victoria, siguió una última vuelta espectacular, protagonizada por el estremecedor accidente de Raikkonen y el triunfo de Alonso. Aunque la diferencia se iba recortando, parecía que al español le faltaría un giro para poder alcanzar al finlandés, dispuesto a firmar su tercer triunfo consecutivo, hasta que se venció su McLaren.

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La desdicha de Raikkonen no le quita méritos a la fortuna de Alonso, porque la lectura que hizo de la carrera fue perfecta. El español exigió y mucho al finlandés, convencido de que podía quedar tirado por el esfuerzo que le pedía al coche. Alonso sabía, por lo demás, que Raikkonen es un piloto extremista -por mucho que le llamen iceman (hombre de hielo)-, como así refleja la clasificación (dos victorias y tres carreras sin puntuar), y su impaciencia de ayer, cuando quiso correr como Alonso.

Alonso, por contra, es muy fiable y ya suma cuatro victorias, un segundo puesto, un tercero y un cuarto en siete carreras. Ha pasado por la mayoría de visicitudes que puede afrontar un piloto y las ha resuelto: ha ganado cuando salía el primero, ha sabido remontar y atacar y también demostró en Mónaco que se defiende cuando no le queda más remedio.

Montecarlo y los entrenamientos de Nürburgring, sin embargo, habían levantado una cierta incertidumbre sobre Alonso, al que se había visto por una vez vulnerable. Ya batido Schumacher, el español se encontraba de pronto con la amenaza de Raikkonen. La carrera de ayer incidía en el asunto, y la situación invitaba a recogerse después de completar un recorrido magnífico. Tras partir sexto, le valía ser segundo (le sacaría 20 puntos a Raikkonen) y, sin embargo, Alonso perseveró por un éxito demoledor psicológicamente, pues corría en casa del rival, y que le sitúa con tres pruebas de ventaja (32 puntos) a falta de 12.

Alonso fue fiel a su carácter competitivo y ambicioso. Agresivo en la pista, nunca fue conservador en la sala de prensa, y de ahí la tirria que provoca su confianza entre los prudentes y escépticos. Aunque queda mucho Mundial, parece, si no inalcanzable, sí incontenible. Alonso ataca como ningún otro porque tiene la sangre tan caliente como fría es la de Raikkonen.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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