"Las irregularidades han sido norma en Marbella, nunca pensé que había tantas"
Hace un año Manuel González Fustegueras (48 años), recibió un complicado encargo: redactar el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Marbella, que debe devolver la normalidad jurídica y urbanística al municipio tras una década de constantes irregularidades como evidencian las más de 400 licencias de obras impugnadas en los tribunales por vulnerar el planeamiento vigente. El avance del nuevo documento constata que existen 30.000 viviendas ilegales en la ciudad, y establece mecanismos para legalizar entre el 80% y el 85% de las mismas.
Pregunta. ¿Su propuesta de normalización no es hacer borrón y cuenta nueva con las ilegalidades?
Respuesta. La normalización precisamente es para que no se produzca la amnistía. Normalizar no significa renunciar a la calidad de vida que los ciudadanos de Marbella necesitan. Hay aspectos que se pueden normalizar porque pueden contribuir a recuperar los espacios que se han perdido y otros que no. Normalizar no es ni mucho menos amnistiar, entre otras cosas porque el ordenamiento jurídico tampoco lo permite. Además, se normaliza si se acepta el modelo de excelencia que está planteado en el avance del plan.
"El territorio es frágil y no puede convertirse en una fábrica de hacer viviendas"
"La normalización busca precisamente que no se produzca una amnistía"
P. ¿Qué se puede normalizar?
R. Hay una tipología de casos muy variada. Pero en general, todo aquello que no suponga lo que podamos llamar un pecado mortal, como la construcción de usos lucrativos sobre dominio público. No se puede normalizar tampoco aquello que no esté acorde con el modelo urbanístico que se propone, en el que son fundamentales los sistemas de articulación del territorio: espacios libres, la movilidad y los transportes y los equipamientos generales. Lo que vaya en contra no se puede normalizar.
P. ¿Y para lo que queda fuera de ordenación, para los pecados mortales, es partidario de las demoliciones?
R. Soy partidario de reponer el orden urbanístico infringido en aquellos casos que podríamos llamar paradigmáticos de restitución del dominio público o aquellas piezas que se pueden considerar irrenunciables en el modelo territorial.
P. Los promotores consideran insuficiente la previsión de 50.000 viviendas del plan.
R. Nuestro diagnóstico es que mientras más crecen las residencias más bajan los rendimientos del turismo. Pero hay un dato demoledor: en el último censo oficial, de 2001, Marbella tiene 80.000 viviendas, de las cuales aproximadamente el 40% son de segunda residencia, y todo eso se ha construido a lo largo de la historia. Nosotros, para los próximos 10 o 12 años proponemos 50.000 viviendas, me parece que no tiene parangón, y en todo caso alguien podría plantear lo contrario, que es mucho. Con nuestra propuesta habría una media de 4.000 o 5.000 viviendas anuales, que ya es un ritmo elevado de crecimiento. Y siempre hay un límite, que es la fragilidad del territorio, esto no puede ser una máquina de hacer viviendas.
P. ¿Qué capacidad de influencia cree que pueden tener los promotores sobre el gobierno municipal para lograr modificar esa previsión?
R. En esta ciudad y en todas las ciudades tiene mucha influencia, es un sector económico importante que contribuye al desarrollo. Posiblemente en Marbella tenga más importancia porque los ritmos de construcción en proporción a la población son muy fuertes, y Marbella es un referente en eso. Entre los promotores hay gente muy sensata, diría que el grueso lo es.
P. ¿El urbanismo que se ha hecho estos años en Marbella ha respondido a un conglomerado de intereses particulares?
R. Eso es una realidad que se pone de manifiesto en el diagnóstico del documento, se dice de forma taxativa.
P. ¿Qué le ha sorprendido de forma especial de la situación de Marbella?
R. La cantidad de irregularidades. Me ha sorprendido, pensaba que las había, pero no que fuera tan normal. Pero también quiero romper una lanza por la ciudad de Marbella porque a pesar de todo tiene muchas posibilidades que no están agotadas, hay problemas, pero también muchas oportunidades. Es la ciudad donde menos desempleo hay, la que más contribuye a la economía regional, son elementos muy importantes.
P. ¿Desde que entregó el documento de avance se ha reunido con la alcaldesa?
R. No, pero sí lo he hecho con mi interlocución municipal que es la dirección técnica, concretamente el jueves tuvimos la última reunión.
P. ¿Ha tenido colaboración suficiente del Consistorio?
R. Posiblemente la falta de medios por la situación económica del Ayuntamiento también se ha notado en poder materializar algunos temas que afectan al plan, por ejemplo la cartografía tuvo retrasos, o la propia estructura municipal que hacía difícil conseguir determinadas informaciones. Pero no creo que haya sido por falta de voluntad, y tengo que decir que he encontrado muchos técnicos municipales que han colaborado bastante y podría afirmar que muchas propuestas que tiene el plan están consensuadas con ellos.
P. ¿Le sorprende que una alcaldesa no haga suyo el avance de un plan que ella encargó?
R. Desde el punto de vista procedimental es una situación peculiar. El grado de conocimiento que tenía la corporación, al menos los técnicos, era profundo, no ha sido ninguna sorpresa.
P. ¿Es partidario de un gran debate antes de la aprobación inicial del plan como propone la alcaldesa?
R. El proceso reglado de participación en un plan se produce después de la aprobación del avance. Me parece que lo razonable sería darle virtualidad, aprobarlo e iniciar después un proceso de participación. Estamos iniciando el plan, hay una primera propuesta que se puede corregir y matizar. Pero no es una decisión que me corresponda.
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