Las reformas políticas centran las elecciones que hoy arrancan en Líbano
El país celebra sus primeros comicios sin presencia militar extranjera tras la retirada siria
Los libaneses comienzan a elegir hoy en Beirut, y continuarán votando los tres próximos domingos en el resto del país, el Parlamento de 128 escaños (64 musulmanes y 64 cristianos) que deberá abordar las ansiadas reformas constitucionales para poner fin a un sistema político en el que todo debe ajustarse a un frágil equilibrio entre las 18 confesiones religiosas que conviven en Líbano.
Son los primeros comicios que se celebran en este Estado sin presencia militar de potencia extranjera alguna después de la retirada, a finales de abril, de los militares sirios, y los primeros que cuentan con observadores internacionales.
En Beirut -con poco más de 400.000 electores y dividido en tres distritos-, el suní Saad Hariri, hijo del ex primer ministro asesinado el pasado 14 de febrero, va a acaparar la inmensa mayoría de los 19 escaños que están en juego. Muchos aseguran que todos.
Los votantes elegirán a seis diputados suníes, tres armenio-ortodoxos, dos chiíes, dos greco-ortodoxos, un druso, un cristiano maronita, un católico griego, un protestante, un armenio católico, y otro que se reparten las restantes minorías de Líbano. El hecho de que nueve de los escaños ya han sido adjudicados a la candidatura de Hariri, por ser la única que se postula para ocupar los asientos que corresponden a alguna de las confesiones, especialmente la suní, no alienta el fervor ante las urnas. No obstante, los libaneses son muy conscientes de que se avecinan tiempos decisivos.
Las expectativas de cambio que se desataron tras las masivas manifestaciones que siguieron al magnicidio de Hariri y después del repliegue de los 15.000 soldados sirios se han visto frustradas. Los libaneses han observado con desencanto cómo la oposición antisiria ha dejado atrás la unidad que mostraron para expulsar del país a los militares de Damasco.
El ex general maronita Michel Aoun, uno de los señores de la guerra civil (1975-1990) y protegido por Francia; el también ex guerrero druso Walid Yumblatt, y el propio Hariri han sido incapaces de alcanzar una alianza para todo el país. También lamenta gran parte del electorado los pasteleos políticos tradicionales en Líbano, que hacen posible que la hermana de Rafik Hariri, Bahia, figure en la lista de sus rivales prosirios de Hezbolá en el sur de Líbano, o que un dirigente de Hezbolá se presente en la lista de Saad Hariri en Beirut.
Asimismo, las organizaciones empresariales e industriales critican la ausencia de programas electorales y planes económicos en un país paralizado después de haber crecido casi un 5% en 2004.
Aunque se asegura que los políticos antisirios dominarán la próxima Cámara de 128 diputados -muchos de los dirigentes más afectos al régimen de Damasco no se presentan conscientes de sus casi nulas opciones de triunfo-, nadie ignora que las reformas políticas llevarán mucho tiempo.
Más de 200 observadores del Parlamento Europeo, del Congreso de los Diputados español y canadienses, principalmente, respaldan el proceso electoral en el que se han registrado para votar tres de los cuatro millones de libaneses, dos tercios de ellos musulmanes.
Después de la capital, el domingo 5 de junio se votará para elegir 23 diputados en el sur, de población mayoritariamente chií, donde se aguarda una incontestable victoria de Hezbolá. El 12 de junio acudirán a las urnas en Monte Líbano y la Bekaa, región en la que se espera una dura batalla entre Aoun y Yumblatt y en la que se elegirán 58 legisladores. Y el 19 de junio concluyen los comicios en el norte del país, cristiano y suní, con la elección de 28 diputados.
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