Ideas en pocos metros
La familia media española tiene cuatro miembros y convive en unos 85 m2. Un espacio que, repartido, no difiere demasiado del proyecto de viviendas de alquiler propuesto por el Gobierno. Éstos son cuatro minipisos que demuestran lo que se puede hacer con poco espacio y buena distribución.
Entre 75 y 90 metros cuadrados. Éstas son las dimensiones de casi la mitad de los tres millones de hogares que se engloban en la definición de "familia media española". Está formada por cuatro miembros y es el modelo de cohabitación más común en este país después del unipersonal, según los últimos censos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
A cada uno de sus integrantes le corresponde un espacio ligeramente inferior a los polémicos 30 metros cuadrados de las casas que el Ministerio de Vivienda está estudiando construir para jóvenes. En esta situación actualmente viven 31.000 personas solas y más de 4.000 al menos con otro inquilino. Aunque es cierto que compartir 90 metros cuadrados con otras tres personas no produce la misma sensación que ocupar sólo un tercio de esa superficie, el espacio es hoy un lujo: más de 700.000 familias medias residen en casas de menos de 75 metros cuadrados. La pregunta es: ¿puede decorarse una casa pequeña funcionalmente?, y el más difícil todavía": ¿es posible hacerlo con estilo? La respuesta de los expertos es unánime: sí.
Que las casas son cada vez más pequeñas lo prueban informes como el del Foro-Tecnigrama -entidad especializada en urbanismo que asegura que la superficie media de las viviendas construidas en el último año ha caído un 6%- y la experiencia diaria de las empresas de decoración. Incluso María Victoria Palomares, encargada de la sección de menaje de la tienda de La Oca en la Moraleja, barrio residencial de Madrid, ha presenciado esta reducción: "La gente nos pide cada vez cosas más pequeñas. Tenemos que traer muebles especiales de la fábrica porque les enseñamos una mesa de un metro de largo y nos dicen que no les cabe en casa". Los fabricantes y distribuidores de mobiliario han entendido cuáles son las necesidades de sus compradores y llenan sus catálogos de productos plegables, con varias funciones, ruedas y "soluciones de almacenamiento inteligente".
Los estudios de mercado que ha realizado Ikea en España demuestran, como explica su directora de marketing, Sofía Rodríguez-Sahagún, que "la gente dispone de menos espacio y que acumula muchas cosas independientemente de las dimensiones de su casa".
Un fenómeno que en La Oca tienen muy presente gracias a las listas de boda: "Las parejas ponen muebles muy pequeños porque sus casas también lo son. Pero aun así muchas de las cosas que les regalan acaban en cajas en el trastero a la espera de una vivienda más grande", cuenta Palomares.
Los informes de Ikea también reflejan la aparición de "nuevas tendencias sociales" que han obligado a los productores suecos a buscar soluciones a su medida. "Nos hemos dado cuenta de que ha crecido el número de familias mixtas y monoparentales. También, de que ha cambiado la forma en que se relacionan sus miembros: antes, el salón servía para recibir a las visitas y ahora es el lugar donde se reúnen. Asimismo, hemos comprobado que ha aumentado el número de personas que trabajan en casa", dice Rodríguez-Sahagún.
A las empresas sólo les queda adaptarse si quieren captar una parte de los 8.000 millones de euros que los españoles se gastaron el año pasado en decoración, según los datos del Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines (Aidima). El armario de madera de nogal, de suelo a techo, con vitrinas para lucir la vajilla buena es ya casi una pieza de museo. Lo que la gente quiere es, según Sergi Amat, de Vinçon, una buena relación calidad / precio, estética y, sobre todo, funcionalidad. Soledad Rodríguez, de La Continental, está de acuerdo: "Se lleva lo minimalista; lo clásico y recargado ha pasado de moda".
Quizá porque, como comenta Sofía Rodríguez-Sahagún, existe una sensibilidad creciente "hacia productos que aprovechen mejor el espacio". Desde La Oca perciben, efectivamente, que cada vez hay más ideas para espacios pequeños. "La mayoría de nuestros compradores viven en 80 o 90 metros cuadrados y es lo que demanda. Sucede lo mismo que con los muebles para pantallas de plasma: hace unos años casi no había, porque nadie tenía televisiones de ese tipo, y ahora disponemos de más variedad porque ya no son una cosa tan minoritaria", dice Olita Hurtado, encargada de mobiliario de la franquicia que esta marca tiene en la Moraleja.
Los datos sobre ventas que manejan estas empresas confirman que el diseño de productos especialmente pensados para ahorrar espacio es rentable. Uno de los best sellers de Habitat es una estantería de 20 centímetros de profundidad -"el hueco imprescindible y necesario para un libro"- que puede colocarse separando un ambiente, contra la pared o colgada de ella, según explica Miquel Santana, decorador nacional de la firma. El salón es la habitación por la que se suele empezar a montar la casa y en la que más dinero se invierte, después de la cocina. Según el informe de Aidima, el año pasado se gastaron casi 2.000 millones de euros en muebles para esta habitación. El mayor grupo de compradores, que realiza un 41% de las adquisiciones (más de 3.000 millones de euros), tiene un perfil muy semejante al de "la familia media": "Hogares con uno más hijos mayores de seis años y cuyo sustentador principal tiene entre 35 y 64 años".
Pero, como reconocen en La Continental, el número de clientes, especialmente hombres, que buscan objetos de decoración para una casa en la que viven solos ha aumentado en los últimos años. Casi un 30% de ellos viven en casas de 75 a 90 metros cuadrados, los mismos que "la familia media". Su compra estrella es el sofá-cama. La única pieza a la que la mayoría de los hombres presta atención, según Hurtado, de La Oca: "Llegan, se sientan y dan el visto bueno. Para el resto de la casa, un 'lo que tú quieras, cariño' es la respuesta. Aunque los más jóvenes ya se involucran casi al mismo nivel". Para Santana la diferencia está en que las mujeres se centran en el aspecto global y el hombre en la parte más tecnológica.
Tanto hombres como mujeres compran en Ikea organizadores, cajas y baldas para aprovechar hasta el último centímetro de sus armarios. Es uno de los grandes éxitos de la marca junto a las camas-nido (una cama que se guarda debajo de otra como un cajón) que ganan metros para las dormitorios, la tercera estancia de la casa donde más se invierte. Sus clientes les mandan señales a golpe de compra y ellos responden. "No se trata de llenar espacio, sino de crear espacio", dice Sofía Rodríguez Sahagún. Así que inventan camas que van creciendo al mismo ritmo que los niños y presentan en sus tiendas soluciones de vivienda a partir de 22 metros cuadrados. Diez metros menos que las casas de protección oficial más pequeñas aceptadas por una comunidad autónoma, en este caso Aragón y Asturias.
La búsqueda de optimización de espacio llega hasta la cocina. En La Oca, María Victoria Palomares vende menaje tan exótico como sartenes con el mango abatible "para que quepan en armarios rinconeros" y miniwoks para dos personas. Todo se pliega, se encaja, se mueve, está libre de detalles superfluos y tiene varias utilidades porque el consumidor necesita que sea así. Las casas grandes existen, pero las pequeñas también tienen derecho a la vida. A una vida que los expertos están convencidos de poder hacer digna de ilustrar especiales de decoración como éste.
La primera consigna para conseguir esa vivienda funcional, confortable y con estilo es empezar a pensar en tres dimensiones. En las paredes y techos pueden colgarse algo más que cuadros y lámparas. "Todo depende de las dimensiones de la casa, pero si es suficientemente alta puede colocarse la cama en un altillo. Si no, existe un tipo de litera bastante elevada que permite poner debajo un armario o un escritorio", enumera la directora de marketing de Ikea.
El segundo paso es buscar muebles multifuncionales, como recomienda Sergi Amat, de Vinçon. El más demandado es el sofá-cama. Adaptándose a las nuevas necesidades, en Habitat han desarrollado un modelo de una plaza y media que al abrirse se convierte en una cama de 90 centímetros de ancho. También las mesas de centro que se transforman en mesas de comedor son ya un clásico. Aunque ahora la demanda obliga a que haya versiones. "Vendemos mucho un tipo de mesa para el salón que tiene una altura de 1,50 metros, y por tanto permite comer desde el sofá, o un modelo en el que todas las sillas se guardan debajo y queda como un cubo", dice la encargada de mobiliario de La Oca en la Moraleja.
Para Sofía Rodríguez-Sahagún otra de las claves es la utilización de elementos plegables "que se pueden guardar y dejan espacios libres": las camas- nido, sillas, mesas y un nuevo tipo de muebles que han nacido para satisfacer las necesidades surgidas a partir de esas "nuevas tendencias sociales" que su empresa detectó en España. Una de ellas es la del trabajo en casa. No todos los que tienen su centro laboral en su propia vivienda, o hacen horas extras en ella, pueden permitirse convertir una habitación en despacho. Casi todas las grandes empresas de decoración tienen una respuesta para este problema. La Oca vende una estantería con una balda desplegable que permite colocar una silla debajo a modo de escritorio. En Habitat, el despacho compact es uno de los best sellers. "Cuando está cerrado tiene el aspecto de una cajonera de 60 centímetros de ancho y 72 de alto. Al desplazar la tapa superior pasa a tener una superficie de 110 centímetros para trabajar y puede colocarse en forma de L, lo que resulta perfecto para las esquinas", argumenta el decorador nacional de la marca.
Aunque casi el 40% de las compras se realizan para el primer amueblamiento de la casa, adquirir módulos a medida es un gran error, según Miquel Santana, de Habitat. "Hoy en día la gente se cambia mucho de vivienda, y hacer muebles pegados a la pared y que encajen exactamente en las habitaciones limita mucho. Lo mejor es optar por muebles que no sean fijos y que además puedas trasladar. Llevártelos contigo a otra casa o incluso a otra habitación. Por ejemplo, un carro con ruedas para los libros que puedes tener en el salón y llevártelo a la habitación si quieres leer algo en la cama".
Precisamente libros, discos, ropa y trastos que no se sabe de dónde han salido es lo que debe llenar "las soluciones de almacenaje inteligente" que propone Sofía Rodríguez-Sahagún. Bajo este nombre se engloban cajas, organizadores de armarios y, uno de los inventos más útiles según la directora de marketing de Ikea: camas dotadas de pistones hidráulicos que permiten levantar el colchón y guardar "lo que se desee" en el espacio que hay debajo.
A veces los muebles y objetos de decoración no hacen milagros por sí solos y son necesarias pequeñas reformas. Sergi Amat lo tiene claro: "En los baños es donde creo que se puede ganar más espacio sin perder calidad de vida. Hoy en día hay ciertas costumbres que cambian los usos cotidianos: la ducha sustituye la bañera, y el bidet, un chisme extraño que casi todo el mundo tiene y nadie utiliza, es la pieza a omitir para ampliar las zonas de agua". Los colores también encogen o agrandan una habitación. "Para las paredes lo mejor son los tonos muy claros, y para los muebles, los beis y robles. También las superficies cromadas y de acero suelen dar una sensación de amplitud y contribuyen a crear un espacio diáfano", explica Soledad Rodríguez, de La Continental. Unos consejos que la decoradora se ahorra con la mayor parte de sus clientes ya convertidos en expertos. "La gente está muy preparada, sabe lo que quiere perfectamente y se informa a través de Internet de las últimas novedades", confirman en La Oca.
Salón y dormitorio, en uno
Por Subtle Image & Cristina Garreta.
Cuando la interiorista Malena Maldonado se propuso transformar un piso centenario del Ensanche barcelonés tuvo claro que quería que la luz natural llegara a todos los rincones de la casa para obtener un ambiente sosegado. Tiró los tabiques de la vivienda, que antes de la reforma estaba distribuida en cuatro habitaciones y una minicocina con aseo, y de esta manera consiguió iluminar todo el piso con dos grandes ventanales. Al ambiente contribuyó la decisión de mantener la altura original del espacio y pintar de blanco vigas, paredes y techos. La única salvedad es el color verde en la pared de la zona donde se ha situado la mesa plegable de comedor y algunos muebles oscuros. Esta distribución consigue que 32 metros cuadrados parezcan un espacio mayor, sensación a la que ayuda la continuidad de la tarima de madera de roble instalada en el suelo. Sólo quedaba un asunto por resolver: ¿dónde guardar en un espacio tan reducido los objetos de uso no cotidiano como maletas, libros o ropa de otras temporadas? Pues creando un falso techo en el triángulo que ocupa la cocina y el comedor. Por último, llama la atención la disposición particular del salón dormitorio. Una cama enfrentada a un sofá y el necesario espacio para la pequeña terraza, de seis metros cuadrados. Casi todos los muebles, menos alguno heredado, han sido ideados por la decoradora para adaptarse a la medida.
Un espacio, dos mundos
Por Carmen Baudín.
Los arquitectos Maroto & Ibáñez convirtieron una oficina en esta luminosa y cómoda vivienda. Contando con la escasa superficie y con que la habitaría una persona, se unificó un espacio que, según las necesidades, se compartimenta con puertas correderas, muebles o elementos móviles. Para obtener una mayor sensación de amplitud se colocó el paso (entre el dormitorio y el salón) junto a las ventanas, lo que permite la entrada de luz en las dos zonas. El mueble que separa las zonas no toca ni el suelo ni el techo, y así se da continuidad visual a ambos planos. Este mueble-estantería camufla además la puerta del baño y los armarios de la entrada, donde se han colocado el frigorífico, la lavadora y el escobero. En un espacio pequeño como éste, otra manera de lograr amplitud visual es elegir un único suelo (en este caso, una caliza gris cálido Bateig tratada con un impermeabilizante) para toda la vivienda, incluso el baño y la cocina, donde los muebles se han ajustado a medida. En el baño, por su parte, una franja de cristal traslúcido permite la entrada de luz natural que se refleja en el resto de las paredes a través de un espejo. La ducha es amplia, con la utilización de una mampara de cristal transparente; el inodoro se suspende; la cisterna está oculta en el tabique, y el lavabo está apoyado sobre una encimera más baja de lo convencional, para contribuir a bajar la escala del baño. Todo pensado al milímetro para lograr sacar el mayor partido a 30 metros cuadrados.
Luz para ganar metros
Por Ana León.
Estar cerca de sus hijos fue lo que movió a la propietaria a mudarse a esta vivienda en la zona costera almeriense de Aguadulce. Buscó entre los apartamentos turísticos de la zona y encontró éste, de 30 metros cuadrados escasos, pero con una amplia terraza que recorre toda la vivienda en su fachada exterior, lo que garantiza sol, y sobre todo mucha luz, durante todo el día.
La reforma, encargada a la interiorista Ana Mercader, fue integral. Antes de acometerla, la vivienda contaba con un pequeño dormitorio, baño, salón y terraza. Pronto quedó claro que, para obtener una mayor amplitud, el tabique divisorio del dormitorio debía desaparecer para dar paso a un nuevo espacio diáfano. Así, el comedor, la cocina y el dormitorio quedaron organizados en una única estancia que lo comprende todo, excepto el pequeño vestidor, la ducha y el inodoro, que quedan ocultos tras una puerta de cristal. El lavabo es el único elemento del baño que se ha dejado a la vista.
La terraza permite ampliar las aperturas al exterior para tener grandes ventanales de suelo a techo y de lado a lado y potenciar la amplitud visual. Las demás armas empleadas para subrayar esa sensación son el color blanco que protagoniza paredes y techos y permite la reverberación de la luz, el pavimento de porcelana imitación a la piedra caliza pulida y un mobiliario de aspecto muy ligero. Las mesas y sillas combinan acero, cristal y fibras naturales. Y en la minicocina, abierta al resto, no falta de nada y se combinan los mismos materiales, acero y cristal, con el color blanco dominante.
Juego de contrastes
Por Carmen Baudín.
Una joven economista se enfrentó a la idea de una nueva vida independiente y su búsqueda de casa fructificó en esta buhardilla en un edificio de más de cien años, situado en plena zona del Madrid de los Austrias. Un espacio único de 29 metros cuadrados orientado al noroeste y con una cubierta de teja a una sola agua. El interés primordial de la reforma, realizada por Antonio Urivelarrea, consistió en lograr un lugar para ser vivido sin agobios. Para ello se mantuvo el concepto de espacio único, dentro del cual existen zonas diferenciadas según su función. De ahí que la vivienda se contemple en su totalidad al entrar en el piso. Desde allí, la vista se organiza en dos planos. El primero es el correspondiente a las zonas de trabajo, cocina, baño y dormitorio. Y el segundo corresponde al salón.
Uno de los aspectos más originales del conjunto lo brinda el contenedor cúbico para el cuarto de baño, que no llega al techo y tiene la apariencia de un mueble de gran impacto visual que a su vez articula el espacio. A su lado se ubica, en una parte abierta, la cocina, separada del resto por un mostrador que cumple la doble función de soporte y de almacenaje. La cocina se completa con un mueble compacto de Ikea, que incluye placa de vitrocerámica, fregadero y nevera, y, sobre él, dos muebles de madera y un extractor de humos. Otro de los aciertos de la cocina está en su proximidad con el baño, lo que simplifica la instalación de fontanería. Sobre el cubo se sitúa el dormitorio, al que se accede por una escalera metálica.
La iluminación natural que baña toda la estancia, cuyo pavimento es de tarima flotante de madera de acacia, se resuelve mediante ventanas Velux en la cubierta y embocaduras de madera de pino. La climatización, tanto el calor como el frío, se resuelve con un sistema de aire acondicionado con bomba de calor.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.