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Análisis:ANÁLISIS | NACIONAL
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Desempate sin penaltis

EL PARLAMENTO DE VITORIA deshizo el pasado lunes el reñido empate a treinta y tres escaños para la elección de su presidente mantenido durante nueve votaciones; no fueron los penaltis del Liverpool-Milán sino las negociaciones entre los partidos la forma de lograrlo. PNV, Eusko Alkartasuna (EA), Ezker Batua (EB) y Aralar apoyaron sin éxito durante una semana la candidatura de Juan María Atxuta. PSOE y PP apostaron por el socialista Miguel Buén. Y el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV-EHAK), que hubiese podido desequilibrar la balanza, optó por abstenerse aunque dejando constancia de su disposición a votar por el PNV si cambiaba de caballo. Para los socialistas, el sectarismo y la incompetencia de Atutxa como presidente de la Cámara durante la anterior legislatura hacían desaconsejable su re-elección; para EHAK era su ejecutoria como antiguo consejero de Interior del Gobierno vasco el motivo del rechazo.

El empate a 33 escaños que impidió la elección de Atutxa como presidente de la Cámara -sustituido para esa candidatura por Izaskun Bilbao- anuncia la difícil gobernabilidad de esta legislatura

Dado que el Reglamento del Parlamento vasco no prevé la forma de resolver ese empate (otras asambleas proclamarían ganadora a la lista más votada), su indefinido congelamiento hubiese forzado la convocatoria de nuevas elecciones. Tras una semana de inútiles votaciones, los tres partidos que habían acompañado resignadamente al PNV en su respaldo a Atutxa buscaron una salida a ese absurdo empecinamiento. EA y EB plantearon a su antiguo socio en el Gobierno tripartito de la pasada legislatura vasca la necesidad de proponer otro candidato; Aralar amagó incluso con la posibilidad de votar al socialista Miguel Buén.

Pese a su inicial resistencia a dar el brazo a torcer, era evidente que el PNV debería sacar antes o después las debidas consecuencias de su debilidad parlamentaria tras las recientes elecciones autonómicas. En la anterior legislatura la lista PNV/EA disponía de una raspada mayoría relativa de 33 escaños frente a los 32 de PP y PSOE. En el Parlamento nacido el 17-A la coalición nacionalista, sin embargo, queda a cuatro escaños de la potencial alianza PSOE/PP de 33 parlamentarios. De añadidura, el eventual refuerzo de EB (3) y Aralar (1) solo le permitiría a la PNV/EA aspirar al empate. A fin de conseguir -primero- la investidura y de aprobar -después- las leyes y los presupuestos, Ibarrtexe necesitaría el respaldo del EHAK (9), si aspirase a lograr la mayoría absoluta, o la abstención del PSOE (18), si se conformara con una mayoría relativa: aunque esas dos salidas le dejan al lehendakari un cierto margen de maniobra, el carácter excluyente de los programas de ambos partidos haría imposible la tarea de hacerlos compatibles de forma paralela o sucesiva.

Una vez designada la presidenta del Parlamento, la formación de la Mesa (dos vicepresidencias y dos secretarías) ha sido el ensayo general con todo de la tragicomedia de enredos que le aguarda al futuro Gobierno en esta legislatura, sea cual sea su mayoría de apoyo. De tomar únicamente en consideración los resultados de las urnas y los diputados de cada partido (abstracción hecha de las coaliciones en cuyas listas fueron elegidos), EHAK (con 9 escaños) sería el cuarto grupo de la Cámara, por detrás de PNV (22), PSOE (18) y PP (15) pero por delante de EA (7), EB (3) y Aralar (1). Sin embargo, la laxa permisividad del reglamento, los apaños tramposos entre los partidos y los préstamos abusivos de diputados permiten engrosar el tamaño de los grupos parlamentarios y alterar su clasificación ordinal. Si el criterio aplicado para distribuir los puestos de la Mesa fuese el número de diputados elegidos en las urnas por cada partido, EHAK (9) habría precedido a EA (7), que sin embargo salta incluso sobre el PP (15) -relegado a la secretaría primera- para ocupar la vicepresidencia segunda. Todavía más significativo resulta que el PNV votase a favor de EB (3 escaños) para la secretaría segunda de la Mesa, mientras que EA y Aralar apoyaran, en cambio, la candidatura de EHAK. Esa discrepancia parece indicar que la mayoría absoluta de 42 escaños (PNV, EHAK, EA, EB y Aralar) que eligió a la presidenta de la Cámara tiene serias contradicciones internas y débiles cimientos.

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