"Todos los días me enfrento a la impotencia"
El Gobierno de México publicó en febrero de 2004 un decreto presidencial que creó la Comisión para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, dependiente de la Secretaría (Ministerio) de Gobernación. La decisión gubernamental se producía una década después de que comenzaran a cuantificarse, en un goteo siniestro, los asesinatos de mujeres en la capital del Estado de Chihuahua, en la frontera con Estados Unidos.
María Guadalupe Morfín, que estuvo al frente de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Jalisco, es la primera comisionada para los crímenes de Ciudad Juárez. Morfín dice estar dispuesta a acabar con la impunidad de los homicidios de Ciudad Juárez, aunque la tarea parece una misión imposible entre la maraña de organismos e instituciones que dificultan una investigación eficaz, y a la luz de la persistencia de los crímenes. Antes de uno de sus viajes a la frontera norte, la comisionada recibió a EL PAÍS en su oficina en Ciudad de México.
"Hay un tema de derecho humanitario: la identificación de todos los restos. La fiscalía ha hablado de 70 cadáveres no identificados"
"Ciudad Juárez es la sede de uno de los carteles del narcotráfico más poderosos. En este reino del delito, la policía es protagonista destacada"
Pregunta. ¿Para qué sirve el cargo de comisionada?
Respuesta. Sirve para hacer visible lo evidente y, a través de esta visibilidad, proteger mejor. Los homicidios de mujeres en la frontera norte de México, específicamente en Ciudad Juárez, no empezaron en 1993. A partir de este año, la cuenta la comenzó a llevar la sociedad civil. Desde el inicio hubo una tendencia a restarle importancia al asunto. Se trata de aplicar una política de Estado que marque el nunca más.
P. ¿Cuáles son los ejes de la comisión que usted preside?
R. La verdad y la justicia. Hay dos vertientes muy importantes en el trabajo de la justicia. Implica intensificar lo más posible, siempre que las evidencias y los testimonios lo permitan, la sanción de los responsables. Pero también es muy importante investigar aquellos casos donde hay personas detenidas, cuyo expediente sólo registra como prueba una confesión obtenida bajo tortura.
P. ¿Qué refleja Ciudad Juárez?
R. Es una ciudad que produce mucha riqueza, con una buena oferta de mano de obra calificada, que encuentra fórmulas creativas para la supervivencia en medio del desierto y acoge un flujo de emigrantes muy numeroso. Entre 50.000 y 60.000 personas llegan y se quedan anualmente en Ciudad Juárez. Es también una ciudad que refleja la enorme desigualdad del país y de Centroamérica. Muchos llegan con el objetivo de cruzar la frontera. En este reflejo de desigualdades las mujeres son vulnerables. Sobretodo, las mujeres que trabajan en la industria maquiladora. El desarrollo urbano requiere enormes inversiones y esfuerzos para dar seguridad al tránsito de las mujeres, de sus hogares a su trabajo y a sus otras actividades. Ciudad Juárez es la segunda ciudad de México en consumo de drogas (la primera es Tijuana) y es la primera en consumo de heroína.
P. ¿Hay funcionarios implicados en los homicidios?
R. Hay complicidades. Hemos mejorado con respecto al año pasado. No se tenía el nombre ni las cifras de funcionarios o ex funcionarios implicados o negligentes. Ahora, gracias al trabajo de la fiscalía especial, se cuenta con una lista. En el primer informe, la fiscal hablaba de 81 servidores públicos, en el segundo habla de 100.
P. ¿Cuántos de estos funcionarios han sido procesados?
R. Sólo se ha librado orden de detención contra dos, una ex fiscal especial y un ex coordinador de agentes del ministerio público.
P. ¿Quién tiene que dictar las órdenes de detención?
R. El juez penal, bajo la denuncia que haga la Procuraduría. Hay además un tema importante de derecho humanitario: la identificación de todos los restos. La procuradora ha hablado de 70 cadáveres de mujeres no identificadas, entre los que se hallan en fosas comunes o en los servicios forenses.
P. Las familias de las víctimas acusan a los sectores más poderosos de la sociedad de Ciudad Juárez. ¿Habría que enfocar la investigación en esta dirección?
R. Ciudad Juárez nace como un lugar de paso, donde está permitido lo prohibido en Estados Unidos. Ciudad Juárez se convirtió en lugar de diversión, desenfreno, venta de licores en tiempos de la ley seca en Estados Unidos, con las características de una ciudad fronteriza. En los dos últimos decenios la situación se ha agravado, porque Ciudad Juárez es la sede de uno de los carteles de narcotráfico más poderosos, el cartel de Juárez. Junto al narcotráfico coexiste otros tipos de delincuencia organizada, como tráfico de armas, personas (migrantes), explotación sexual de menores, turismo sexual. En este reino del delito, la policía tiene un papel de protagonista destacado. Le cuento un ejemplo. En el curso de la investigación de un homicidio, la fiscalía local ordenó una redada de prostitutas en el centro de la ciudad. Antes de iniciar la operación, se ordenó la concentración de todos los policías judiciales y se les retiraron los teléfonos celulares, para que no avisaran a sus protegidas. Es un dato impresionante de lo que hay que cambiar en esta procuraduría. Fíjese en qué manos está la ciudadanía juarense.
P. No deja de ser paradójico que los crímenes de Ciudad Juárez se registren en la frontera con el país más controlado del mundo.
R. Y junto a la ciudad de El Paso, que está catalogada como la segunda ciudad más segura de Estados Unidos, después de San José (California).
P. ¿Echa de menos una mayor colaboración de parte de las autoridades estadounidenses?
R. Cuando hemos pedido ayuda hemos obtenido una respuesta muy satisfactoria por parte del consulado general estadounidense en El Paso, y por parte de otras autoridades también. Hemos firmado un acuerdo de colaboración con el FBI para el adiestramiento pericial en la Procuraduría de Justicia del Estado de Chihuahua.
P. ¿Es cierto que usted aceptó este cargo que había sido rechazado por otros candidatos?
R. Me parece que era la última de una lista de ocho candidatas.
P. ¿Tiene la sensación de que esto no avanza y le han dado ganas de tirar la toalla?
R. Sí. Todos los días me enfrento a la impotencia. Todos los días mi equipo y yo experimentamos las limitaciones de nuestro trabajo. Pero déjeme decirle también que todos los días hay un signo de aliento por pequeño que sea, hay una posibilidad de seguir abriendo un dique a la impunidad.
P. Los distintos organismos que trabajan en Ciudad Juárez no han conseguido el pleno respaldo de la sociedad civil y, sobre todo, de las familias de las víctimas. Hay desencanto y desconfianza.
R. Siguen teniendo toda la razón en quejarse y exigirnos mientras no haya, para ellas, el derecho de acceso a la justicia y a la verdad plenamente respetado. Tenemos que entender su duelo y en qué hemos fallado.
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