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Amnistía denuncia que EE UU está redefiniendo la tortura

La organización señala que los terroristas han alcanzado "niveles inauditos de crueldad"

Amnistía Internacional denuncia que la guerra contra el terrorismo liderada por EE UU se está llevando por delante 60 años de derecho internacional hasta el punto de que en 2004 dio pasos para "redefinir" la tortura para poder aplicarla. En su informe anual sobre el estado de los derechos humanos, la organización dibuja un panorama sombrío en el que los derechos básicos son laminados "en nombre de los derechos humanos". Y el mundo, sostiene, no es más seguro, sino todo lo contrario: los terroristas llegaron en 2004 a "niveles inauditos de crueldad", según Amnistía.

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El informe, que radiografía la situación en 149 países y que se presentó ayer en Madrid y en más de 50 ciudades de todo el mundo, advierte del "creciente desprecio por el derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos en la guerra contra el terrorismo". "Se está gestando una nueva y peligrosa agenda en la que los gobiernos usurpan el lenguaje de los derechos humanos para, en su nombre, redefinir incluso la tortura para hacerla admisible", sostiene la organización de defensa de derechos humanos.

Amnistía considera que las prácticas de tortura que en su opinión Estados Unidos ha aplicado a detenidos de la "guerra contra el terrorismo" -en las cárceles de Abu Ghraib (Irak), Bagram (Afganistán) y Guantánamo (Cuba)-, prohibidas por todas las convenciones internacionales, se practican bajo un nuevo "lenguaje administrativo", que aspira a hacerlas admisibles con expresiones como "manipulación sensorial", "posturas estresantes" o "manipulación medioambiental". En Londres, la secretaria general de la organización, Irene Khan, calificó incluso a Guantánamo de "el gulag de nuestro tiempo", informa Reuters.

Amnistía considera que, en 2004, se ha documentado por vez primera la "subcontratación de la tortura" por parte de EE UU hacia países cuyos estándares en la protección de derechos humanos son muy inferiores a los de las democracias occidentales. Con esta política, centenares de presos capturados por EE UU en Afganistán e Irak han sido supuestamente trasladados en cárceles de Marruecos, Egipto y otros países y en algunos casos se les ha perdido la pista, según la prestigiosa organización de derechos humanos.

Lo que hace en opinión de Amnistía especialmente grave esta política es que incentiva los abusos en todo el mundo: "El hecho de que un país tan poderoso cometiera estos graves abusos [en 2004] generó un clima peligroso; hay sólidos indicios de que la 'guerra contra el terror' dirigida por EE UU y la violación selectiva por parte de este país del derecho internacional fomentaron y exacerbaron abusos por parte de gobiernos y otros agentes en todas las regiones del mundo", se escribe en el informe, de 468 páginas.

El Gobierno de EE UU rechazó las críticas de Amnistía que el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, calificó de "ridículas e infundadas", informa la agencia France Presse. "Hacemos progresar la libertad y la democracia en el mundo", afirmó McClellan.

El resultado de la "guerra contra el terrorismo" desatada como respuesta al 11-S no sólo ha socavado derechos fundamentales sino que, según los analistas de Amnistía, el mundo es más inseguro que antes, lo que demostraría el fracaso de las medidas adoptadas. "Los grupos armados y terroristas en todo el mundo han llegado a niveles inauditos de crueldad", afirmó el director general de Amnistía en España, Esteban Beltrán, quien puso tres ejemplos: la decapitación televisada de rehenes en Irak, el secuestro de decenas de niños en Beslán y el 11-M en Madrid.

A la presentación del informe en Madrid acudieron también el periodista marroquí Ali Lmrabet, quien anunció su intención de volver a su país y poner en marcha otra revista pese a la inhabilitación judicial que pesa sobre él; y el opositor ecuatoguineano, Plácido Micó, quien advirtió de que su país vive en "estado de sitio de facto".

El informe considera el conflicto de Darfur (Sudán) un episodio emblemático de la falta de resolución de la comunidad internacional para abordar "tragedias humanas de proporciones gigantescas no provocadas por la naturaleza, sino por el hombre". La "brutalidad" de la represión de las milicias "pagadas y respaldadas por el Gobierno sudanés" ha constituido, sostiene Amnistía Internacional, "un triste y elocuente testimonio de la constante incapacidad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para impedir y castigar los crímenes de guerra". La organización atribuye este fracaso a "mezquinos intereses de Estados poderosos".

El conflicto de Chechenia, del que se denuncian los "abusos" de los grupos armados de oposición y, sobre todo, los de las fuerzas de seguridad, que "gozan de total impunidad", es otro de los conflictos destacados de un mundo en el que los atropellos a los derechos humanos, según la radiografía de Amnistía, son constantes. En Israel, AI calcula que el Ejército mató en 2004 a más de 700 palestinos, entre ellos 150 niños, "en la mayoría de casos de forma ilegítima", mientras que subraya que los grupos armados palestinos mataron a 109 israelíes, entre ellos ocho niños.

España, a otro nivel, tampoco escapa a las críticas. Amnistía deja constancia de "numerosas denuncias de tortura y malos tratos, muchos de ellos de índole racista" y pide más firmeza al Gobierno a la hora de investigarlas.

Las frías cifras del documento muestran un paisaje devastador. AI considera que en 79 países existen restricciones a la libertad de reunión, asociación, expresión o prensa, en 42 se encarceló a personas sin cargos ni juicio y en 28 hubo ataques indiscriminados contra civiles.

Una de las pocas notas positivas es el sostenido aumento de países que decretan el fin de la pena de muerte para todos los delitos. De los 27 países de 1981 se ha pasado a 84 en 2004, cinco más que el año anterior, a pesar de que la pena capital se ha reinstaurado en Irak y Sri Lanka. Según Amnistía, en 2004 fueron condenadas a muerte 7.395 personas en 64 países y se certificó la ejecución de 3.797. La inmensa mayoría de las ejecuciones se concentraron en China, que aplicó al menos 3.400. Le siguen, a gran distancia, Irán, con 159; Vietnam, con 64, y Estados Unidos, con 59.

La secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, muestra el informe durante su presentación en Londres.
La secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan, muestra el informe durante su presentación en Londres.AP

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