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Goran Bregovic lleva sus ritmos balcánicos al teatro y la ópera

El compositor firma la música de la obra 'Infierno', de Tomaz Pandur

Sus bandas sonoras para Emir Kusturica o Patrice Chéreau han dejado paso a un creciente interés por el teatro. Goran Bregovic firma la música de Infierno, la versión que hace Tomaz Pandur de La Divina Comedia de Dante, que acaba de estrenarse en el María Guerrero de Madrid. Además, el líder de una orquesta para bodas y funerales presentará su ópera Karmen, con final feliz el 13 de agosto en Peralada (Girona) y el 15 en Santander.

"El ambiente del teatro es menos histérico que el del cine", asegura Goran Bregovic. "En el cine la presión para el éxito es demasiado fuerte. Así que nadie corre riesgos. En el teatro todo es más humano. Incluso el fracaso. Puedes experimentar cosas, sentir placer, divertirte con lo que haces", cuenta. Infierno es la versión que el dramaturgo esloveno Tomaz Pandur hace de La Divina Comedia de Dante y se representa en el María Guerrero hasta el 10 de julio. Primera parte de una trilogía que incluirá Purgatorio y Paraíso. "Ya había colaborado antes en obras de teatro y con Pandur, que es mi preferido". Se conocieron hace años. Pandur le llamó para trabajar con él en una obra llamada Babylon. Y en 1997 presentaron en Salónica El silencio de los Balcanes.

"Ya no trabajo más en películas. Tenía la impresión de estar perdiendo el tiempo porque las posibilidades de que te llamen para una buena película son realmente pequeñas", asegura Bregovic, que compuso la música de títulos de Kusturica como Underground. "Ya tengo 50 años y no dispongo de tiempo para desperdiciar. Con mi edad no, sabes que si tienes suerte podrás explorar una".

Música agresiva

"No me considero bueno para la industria cinematográfica", afirma. "Oliver Stone vino a verme a Londres y después del concierto me habló de escribir la banda sonora de Alejandro. Me gusta como persona porque tiene una medalla de la guerra de Vietnam obtenida en el campo de batalla y le mandé mis maquetas, algo que no hago con nadie. Y él me envió una carta muy amable diciendo que era una música bellísima, inusual, pero que era exactamente lo opuesto de lo que necesitaba. Y eso es lo que yo pienso. Mi música es un poco agresiva y poco melódica".

Goran Bregovic, que nació en Sarajevo de madre serbia y padre croata, ha creado una ópera cíngara: Karmen, con final feliz. "Los gitanos no tienen una tradición escrita. Se me ocurrió la idea de qué pensaría un gitano si acudiera a ver la Carmen de Bizet. Igual diría: 'Ya que sólo tenemos una ópera por lo menos podría tener un final feliz'. La obra se divide en dos partes. La primera es una historia sobre la difícil vida de los gitanos. Y en la segunda elijo cómo van a ser los destinos de las personas y, por supuesto, elijo un final feliz. O sea, con una boda, que es cómo los gitanos imaginan un final feliz".

La guerra de los Balcanes trastocó la vida de Bregovic, que ahora vive en París y trabaja en Belgrado. "Me convirtió en un emigrante. Gran parte de la historia del arte la han escrito los emigrantes", cuenta. "Desde el punto de vista personal puede ser una situación complicada, pero artísticamente es muy buena porque empiezas a tomar distancia. Y a ser honrado con tus raíces. El sentimiento de estar empezando todo el tiempo es algo que te empuja. Me gusta ser un principiante en el exilio".

Goran Bregovic.
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