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VISTO / OÍDO
Columna
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Inri

La foto de Carod Rovira, hecha por Maragall, luciendo a manera de halo una corona de espinas, es una más de las que se hacen los turistas, católicos o no, y no parece que suponga ninguna blasfemia. Pero se convierte en ella en cuanto protestan los obispos; y se acentúa la tontería cuando Maragall va a visitar a su obispo para darle explicaciones. Y cuando el PP y sus enanillos memos de blog -"trolls"- lo convierten en ataque al fundador del cristianismo; y, por lo tanto, de la España idiota que lucha contra el tripartito, que dicen ellos, y por lo tanto contra el Gobierno central. Carod es una de las víctimas propiciatorias del PP: que no acepta que un político sea lo que dice ser. Carod representa a un partido que se llama izquierda republicana nacionalista, y parece ser que es esas tres cosas tan verosímiles. La foto de la corona de espinas a mí me parece una estupidez por la trascendencia pública de los personajes que intervienen en ella, pero no va más allá: no hay que cogerse la espina con un papel de fumar y, sobre todo, no creo necesario, ni siquiera inteligente, cooperar con los hipertrofiados de la derecha en su demolición de personajes del Gobierno o los gobiernos que llaman de la izquierda, por no ser como ellos "de centro". Vaya con el centro, que siguen queriendo ocupar. Son extremistas, mantienen un discurso con vocabulario extremista, predicen un futuro -inmediato- en el que España se dispara en mil pedazos, y aún peor, desde su punto de vista, en manos del Enemigo.

Carente de toda premonición acerca de esos inverosímiles sucesos, tengo en cambio bastante inquietud ante el mal desarrollo del cerebro humano. Algo tan delicado, tan maravilloso en su funcionamiento, tan instantáneo en sus reacciones, produce estupideces incesantes, en la vida individual como en la colectiva. Hace muchos años tuve el complejo e inferioridad del español, que precisamente corresponde a los golpes que dieron a la vida general los reyes y los cortesanos, los papas y sus curas; y en todo ello, los agentes armados, las hogueras y las torturas. Cuando empecé a viajar comprendí que es algo mundial, y diría yo que universal: si hay vida parecida en algún planeta, será igualmente idiota. No parece que la ciencia esté consiguiendo grandes logros en el aspecto de agilizar la inteligencia; será que no ve con claridad este tema de la tontería general.

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