En recuerdo de Farinelli
El Festival de Música Antigua de Aranjuez insiste en la fecha de 1720 para su política de conmemoraciones. De entonces es Las amazonas de España, el redescubrimiento de la edición anterior, y también de ese año es Orlando ou le dèlire o Angelica, del napolitano Nicola Porpora, presentada este fin de semana último en la Capilla de Palacio, en una coproducción con el prestigioso Le Couvent-Festival de Sarrebourg de Francia. El espectáculo supone además un homenaje al castrado Farinelli, del que en 2005 se cumplen 300 años de su nacimiento, recordando la ópera con la que debutó teatralmente.
Dos detalles llaman poderosamente la atención. El primero de ellos es que en la formación orquestal seleccionada para la ocasión se encuentran un puñado de músicos habituales en grupos barrocos tan conocidos como Les Arts Florissants de William Christie, y algún instrumentista habitual de, por ejemplo, René Jacobs, desde el concertino Hiro Kurosaki hasta la tiorbista Shizuko Noiri, pasando por los violinistas Ilia Koro, Beatriz Hüselmann o Mihoko Kimura, o las oboístas Barbara Ferrara y Kathryn Elkin. Obvio es, pues, decir que la orquesta sonó de fábula, y de ello se benefició más que nadie su director, Juan Bautista Otero. De ello y de sus propios méritos, pues orden y control no le faltaron al maestro barcelonés. Para bien o para mal -más bien para lo primero- se está haciendo bastante común la práctica de la intercambiabilidad de los instrumentistas en los conjuntos de música antigua. Se agradece ver caras familiares, si son buenos intérpretes, en agrupaciones dispares. Emulando a los científicos, la energía "ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma". Pues eso.
Orlando
De Nicola Porpora sobre libreto de Metastasio. Real Compañía Ópera de Cámara. Con Robert Expert, Olga Pitarch y Betsabée Haas. Director musical: Juan Bautista Otero. Puesta en escena: J. B. Otero e Isidro Olmos. Capilla de Palacio, Aranjuez, 22 de mayo.
La segunda sorpresa fue la realización escénica, con un montaje sencillo y efectivo -un árbol, un río, vestuario de época- que puntualizaba la acción. El público estaba alrededor del improvisado escenario debajo de la cúpula de la capilla, tocando casi a los cantantes y músicos. Un lujo. Los tres cantantes bordaron sus cometidos, desde el impetuoso y brillante contratenor Robert Expert hasta las sensibles y melódicas sopranos Olga Pitarch y Betsabée Haas. Además, estuvieron colosales como actores. La última intervención de cada uno fue antológica.
Las fuentes fundamentales de esta obra proceden de Ariosto y Boiardo, el del Orlando furioso y el del enamorado. La grabación de la ópera contribuirá a su difusión. El público disfrutó de la velada y aplaudió largamente a los intérpretes tanto vocales como instrumentales. El barroco continúa en alza.
Babelia
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