"Vine a Liverpool a abrir la mente"
Xabi Alonso explica cómo ha llegado a convertirse en el estandarte del club de Anfield
El silbatazo del árbitro había dado por terminada la temporada para el equipo de Anfield. La megafonía dejó oír el Nunca caminarás solo, interpretado por el viejo cuarteto local Jerry and the Peacemakers. El estadio lo acompañó con un coro de mas de 50.000 gargantas mientras los jugadores del Liverpool se relajaban. Cissé buscó un poco de bebida isotónica, pero alguien lo cogió por el brazo. Alguien le recordó que debería colocarse mejor para recuperar la pelota, que el Aston Villa, el equipo visitante, la tuvo demasiado tiempo, que eso no se puede permitir..., que espera el Milan y no perdona. Cissé levantó la vista: era el jefe. El que le da órdenes durante los partidos. El vicario del entrenador en el campo: Xabi Alonso.
"Pirlo es el ancla del Milan, pero si no le dejas tiempo para pensar sus compañeros sufren"
"Hay que ser serio: hacer esfuerzos por adaptarse es ser profesional"
Hace nueve días, Anfield era una fiesta. La afición se preparaba para trasladarse a Estambul, donde el Liverpool jugará mañana la final de la Liga de Campeones. El graderío blandía estandartes y gritaba a coro: "¡Continúa, continúa, continúa! ¡Nunca caminarás solo!". Pero Xabi Alonso no se puede permitir distracciones. Y hablaba con Cissè, con Benítez, con Núñez. Con todos.
El Albert Dock, muelle central de Liverpool, fue hasta hace unos años un lugar prácticamente abandonado. Hoy, la casa de Xabi Alonso está en un edificio de apartamentos con grandes ventanales que dan a los depósitos de descarga de algodón que desde hace tres siglos se elevan varios pisos por encima del río Mersey. El miércoles pasado, después del partido con el Aston Villa, corría un viento frío y paseaba por el muelle. Recordaba San Sebastián, los pinchos de San Telmo, las jornadas de pesca en la playa con sus amigos. "Ésta es la zona que más me atraía", decía, señalando el estuario marrón. Sonriente, como si la nostalgia fuera cosa indigna de un medio centro. O de un almirante.
"Vine a Liverpool con una predisposición absoluta", aseguraba. "Vine a abrir la mente, ver cómo funciona e intentar adaptarme bien. Hay que ser serio en lo que haces y el esfuerzo por la adaptación es parte del profesional".
El próximo miércoles, en el estadio Ataturk, será el conductor del equipo. Tiene 24 años y no hay muchos jugadores que sean capaces de hacerlo: extender su influencia no sólo a sus compañeros, sino también al rival. Para eso hace falta tener el balón. Y piensa que la única manera de quebrar al Milan es evitando que disponga de la pelota. "Si ellos no matan el partido, si no lo controlan", dice, "sufren. Yo los vi en directo en la eliminatoria de Old Trafford y pusieron un ritmo un poco lento, de tocar, de aguantar el partido, de madurarlo. Se juntaron en el centro, cuatro o cinco, y empezaron a jugar con pases cortos. Los jugadores del Manchester se volvieron locos. Y entonces metieron un gol. Pero, si no dejas que se encuentren a gusto y les juegas con más ritmo, descubren sus puntos flacos. El PSV lo demostró".
"Pirlo es el ancla", observa; "el que mantiene la posición. Y distribuye muy bien. Si él no juega cómodo, si no tiene tiempo para pensar, los de alrededor sufren más. Taparlo puede ser relativamente fácil, pero a la vez quitas a un jugador tuyo. Creo que hacer marcaje personal a Pirlo no resuelve tanto el problema porque Kaká es muy versátil".
Alonso sabe que la solución al dilema pasa por hacer las cosas a su manera. La presión al Milan sólo serviría si luego el Liverpool conservase la pelota. Antes, el encargado de la distribución era Gerrard. Pero Alonso lo ha desplazado hacia delante. "Gerrard", explica, "no es media punta, aunque a veces se mueva en esa zona. Es un medio centro clásico con muy buena llegada y mucha potencia. Atrás, defensivamente, el equipo se encuentra más sólido y Gerrard, unos metros por delante, puede sacar provecho de su golpeo".
Gerrard es la bandera del Liverpool. Es el capitán. Pero en la ciudad, en The Kop, en los escaparates de la tienda oficial, y en el Ayuntamiento no hay indicios de contrariedad respecto al lugar que ocupa el español a la hora de asumir un papel tan fundamental como poco común en el fútbol inglés. "Alonso es mi jugador favorito", dice sin vacilar Mike Storey, el alcalde de Liverpool. "Xabi es el que para el juego cuando hay que pararlo y el que acelera cando hay que acelerar", asegura Luis García; "es el que tiene la manija del equipo. El míster le ha dado esa responsabilidad porque Xabi es la referencia. Sabe colocarse y coloca como nadie a la gente que tiene por delante".
Alonso asume que el Liverpool "nunca ha jugado sobrado" esta temporada. Como centrocampista que entra mucho en contacto con la pelota, el vasco ha tenido que sufrir los rigores de una fricción desconocida en el continente. Se descubre la espinilla y muestra dos surcos rojos en la carne: un plantillazo en el partido contra el Villa que el árbitro no sancionó. "Las planchas en Inglaterra no son falta", se resigna; "luego, tuve otras tres ocasiones y el que metí la plancha fui yo. ¡Y no me pitaron! La gente tiene asumido que aquí, en el fifty-fifty, como llaman al balón dividido, si no vas a tope acabas mal. Lo he aprendido. Hay que reciclarse".
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