Petróleo para todos
Si hay un par de temas que han ocupado buena parte del análisis económico internacional durante el último año y medio, éstos son, sin duda, el espectacular crecimiento de la economía china y la escalada de los precios del petróleo. El incremento a dos dígitos de la demanda de crudo china ha puesto de manifiesto las dimensiones colosales que pueden adquirir las necesidades de abastecimiento del país, generando el temor a que su desarrollo amenace el equilibrio entre la oferta y la demanda mundiales de petróleo.
Aunque se espera una disminución importante del consumo energético chino conforme la economía alcance mayores niveles de eficiencia y desarrollo, el reto es importante, ya que su ratio de intensidad energética (energía total consumida por unidad de PIB) es muy superior a la media de la OCDE. En contra de lo que podría parecer, el mayor potencial de eficiencia en China no se encuentra tanto en el uso eficiente del petróleo como del carbón, cuya utilización representa el 70% del total de la energía primaria consumida en el país. Consciente de ello, el Ejecutivo ha planteado una reconversión basada en un mayor peso del gas natural y las energías renovables (también del petróleo, aunque en menor medida). Por todo ello, parece razonable esperar que la demanda de petróleo china crezca en los próximos años por encima del 5%. Ante esto cabe preguntarse si la oferta estará a la altura. Existen reservas probadas para abastecer la demanda esperada para los próximos 35 años. Si bien es cierto que el coste de producción aumentará conforme se agoten las reservas mejor situadas, con perspectivas a largo plazo de precios elevados (30-40 dólares) pasaría a ser rentable explotar las grandes reservas de petróleo no convencionales situadas en Canadá y Venezuela, así como en Siberia. Con estas nuevas aportaciones, habría petróleo adicional para 35 años más.
En conclusión, las necesidades de crudo seguirán aumentando, principalmente por parte de China y otros países emergentes, pero las posibilidades del planeta son amplias. Bajo supuestos razonables de estabilidad geopolítica y niveles de precios elevados, la oferta cubrirá los aumentos de demanda previstos para las próximas décadas siempre que se siga trabajando en reducir la intensidad energética de las economías y los agentes involucrados en el negocio petrolero inviertan en consecuencia.
Tatiana Alonso es economista del Servicio de Estudios del BBVA.
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