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Karímov rechaza que la ONU investigue la masacre de Uzbekistán

EE UU, principal apoyo de la dictadura, reduce las operaciones de su base aérea

El presidente uzbeko, Islam Karímov, rechazó la petición del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, para que una delegación internacional investigue los sangrientos sucesos de hace una semana en la ciudad uzbeka de Andiyán. Mientras, EE UU, principal apoyo de Karímov, ha reducido las operaciones de su base aérea en ese país centroasiático.

Karímov considera que la excursión de dos horas que organizó esta semana para un grupo de diplomáticos y periodistas -en la que ni siquiera pudieron hablar con la población local- es suficiente para dar claridad a los hechos en los que según la oposición murieron más de 700 personas y, según el Gobierno, menos de 200.

En una conversación telefónica, Karímov dijo a Annan que controlaba la situación, que estaba tomando las medidas necesarias contra los responsables de los desórdenes y que no necesita de un equipo internacional para establecer lo que pasó en Andiyán. Según la información uzbeka oficial, Karímov y Annan ni siquiera llegaron a hablar de la posibilidad de una investigación independiente de los sangrientos sucesos.

"Durante las conversaciones entre el presidente Islam Karímov y el secretario general de la ONU, Kofi Annan, no se discutió ninguna propuesta para realizar una investigación internacional sobre los recientes sucesos en Andiyán", se dice en un comunicado de la oficina del dictador.

Los ministros de Exteriores de la Unión Europea tienen previsto reunirse el lunes y solicitar una investigación internacional urgente sobre la información de que tropas del Ejército dispararon a bocajarro contra la población civil, entre la que había mujeres y niños, que se habían congregado en la plaza de la ciudad de Andiyán, frente a la Administración.

A pesar de la negativa dada a Annan, el relator de las Naciones Unidas para ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias, Philip Alston, pidió ayer al Gobierno uzbeko que le deje entrar urgentemente al país para evaluar la situación.

Mientras tanto, en Karasu, ciudad limítrofe con Kirguizistán, las autoridades han detenido a entre 20 y 80 personas, según distintas fuentes. El jueves el Ejército uzbeko tomó el control de la ciudad por la que cientos de personas atemorizadas estaban huyendo, ya que es en el único lugar donde permanece abierto un puesto de cruce de frontera con Kirguizistán. Unas mil personas se manifestaron ayer en Karasu en protesta por las detenciones, según informa la página web Fergana.ru.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) pidió también ayer a las autoridades uzbekas acceso a los heridos y a los detenidos.

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