"La 'new age' estaba llena de música superficial"
Vendió millones de discos y con títulos como Behind the gardens-Behind the wall-Under the tree (1980), White winds (1984) o Down to the moon (1987) se convirtió a su pesar en un icono de la llamada new age. En Vox, su primera grabación en cinco años, el arpista suizo que ha colaborado con Pavarotti, Carly Simon o Bobby McFerrin canta por primera vez sus propias composiciones. Andreas Vollenweider, que vuelve a España tras ocho años de ausencia, ofrecerá el día 26 una única actuación en Las Palmas de Gran Canaria, en el Festival Arrecife de las Músicas, que se inaugura hoy.
Más de 10 millones de discos vendidos por este artesano suizo y su arpa electroacústica desde que Behind the gardens... sonaba como suave y bucólica música ambiental en una tienda de Nueva York. Aunque sus títulos igual se hallaban en las listas de jazz que de pop o de clásica, Vollenweider se convirtió en referente de la new age. "Creo que es algo completamente superado", dice por teléfono desde Suiza. "Nunca me sentí a gusto en esa categoría porque está llena de música superficial".
"Toqué piano, guitarra, flauta... antes de llegar a una pequeña arpa irlandesa"
"Hemos permitido que manejaran nuestras vidas sin decir nada. Ya es hora de decir algo"
Andreas Vollenweider (Zúrich, 1953) se hizo popular tocando un arpa electroacústica de su invención. "Buscaba un determinado sonido y siempre supe que había un instrumento esperándome", cuenta. "Toqué piano, guitarra, flauta... antes de llegar a una pequeña arpa irlandesa que luego fui desarrollando".
Cinco años ya desde su anterior disco en estudio, Cosmopoly, con invitados como el pianista surafricano Abdullah Ibrahim, el maestro armenio del duduk Djivan Gasparyan o el cantante norteamericano Bobby McFerrin. "La verdad es que he hecho todo lo posible para evitar las reglas de una industria que no siempre actúa en beneficio de la música". En 2003 vivió una experiencia inolvidable en África del Sur: "Nos contaron cómo la gente de los guetos, en los años ochenta, caminaba por la calle escuchando mi música. Parece que les provocaba una energía esperanzada. Lograr transmitir eso es maravilloso".
En su disco Vox se ha decidido a cantar. "Siempre había querido hacerlo, pero me ha tomado mucho tiempo tener el valor de intentarlo. La voz es algo muy personal. El instrumento más directo que tenemos", afirma. "El título se refiere al hecho de hacernos oír para no dejar que personas con un limitado sentido de la responsabilidad diseñen un mundo en el que no nos gustaría vivir y que no queremos para nuestros hijos", explica. "Hemos permitido que manejaran nuestras vidas sin decir nada. Protestando en nuestro interior. Ya es hora de decir algo".
El año pasado participó en el World Spirit Forum en Arosa, Suiza. "Pienso que puedo contribuir a dar una visión más amplia de la vida. No podemos reducir nuestra vida y nuestro mundo a los aspectos materiales. La parte más importante, fascinante y profunda de nosotros es nuestro espíritu. Y lo hemos descuidado siguiendo una victoria tras otra de la ciencia".
"Hay millones de personas luchando contra la tortura, a favor de los derechos humanos, el medio ambiente, la educación, la asistencia médica... Ése es el punto de vista que me gustaría promover y compartir", dice Vollenweider, que estará en Las Palmas de Gran Canaria, Auditorio Alfredo Kraus, en la tercera edición del festival Arrecife de las Músicas, que empieza hoy con la actuación de la cantante brasileña Rosa Passos y contará con la presencia de Palo Flamenco (día 23), la pianista azerbayana Aziza Mustafa Zadeh (día 24), Miguel Poveda (día 25) y Michel Camilo con la New York Big Band (día 27).
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.